Probabilidad del déficit fiscal generado por la crisis política  

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo

Periodista: Reg. N°.-4654-

Una de las vitalidades macroeconómicas del Perú es su manejo responsable de las finanzas públicas, lo que llevó a que el déficit fiscal en el 2022 solo sea de 1.6% del PBI, debido al crecimiento de los ingresos del gobierno general en 12.7%, gracias a la recuperación económica y los mayores precios de los metales.


El año, 2023, se prevé que no supere el 2.4% del PBI; sin embargo, los problemas en la expansión del PBI, en particular, la convulsión social del primer mes del año podría reducir la captación tributaria y poner en riesgo la meta de déficit fiscal prevista.

Un aspecto positivo en la recaudación viene por el contexto internacional favorable, donde el precio del cobre, superior a US$ 4.2 /lb, se ubica por encima de lo estimado en el Marco Macroeconómico Multianual, y la entrada a producción de Quellaveco sería un impulso adicional a la recaudación.

Si prosigue el conflicto social, aumentaría el riesgo de la estabilidad de las finanzas públicas, si se considera que cada punto de menor crecimiento del PBI resta 0.2% del total de la recaudación. El MEF ha señalado que el impacto de la crisis social provocará que el PBI en el primer trimestre de 2023 sólo crezca 2% y no el 3% previsto.

Además, las pérdidas por las protestas se calculan en 2,150 millones de soles y presionarán la inflación de enero hacia un alza de 8.9%. Por otro lado, en enero el sol se ha depreciado alrededor de 0.8% frente al dólar, debido principalmente a la incertidumbre local por las protestas, lo que generó mayor aversión al riesgo.

Independientemente del cierre de carreteras, las protestas en diciembre y enero han generado pérdidas cercanas al 1% del PBI. Y la tendencia del PBI mensual ha sido decreciente desde agosto del año pasado. Por lo que se tendrá que revisar la proyección oficial en vista de que el impacto de la protesta no estaba previsto, pero que, felizmente, tiende a terminar.

Hay dos peligros para la economía peruana: primero la incertidumbre, que genera menos inversión, lo que termina incrementando el déficit fiscal, por lo que es altamente probable que se deba superar las metas presupuestales para cubrir las necesidades de la demanda social.

Considerando que hasta ahora persiste la alerta de pandemia, que aún no llega acá, y que ya existen efectos económicos y sociales de la convulsión social, es probable que el Estado destine mayor gasto en protección social: bonos, subsidios y asistencia de salud, lo que generará un crecimiento promedio menor del planteado por el gobierno (2.6%) y el Banco Mundial (1.6%).

El segundo trance, o riesgo es que nuestra situación de inflación, a pesar de que enero va a ser un pico pequeño, probablemente será alto el resto del año, por lo que seguiría aumentándose la tasa de interés desde el BCRP; algo que se verá en el programa monetario de febrero, lo que genera riesgo de recesión, a pesar de que las causas de la inflación continuarán siendo mayoritariamente externas.

El dilema es que la demanda mundial no se está reactivando uniformemente, aunque se están resolviendo algunos problemas desde las cadenas de suministros. El problema para Perú es que la demanda China, a pesar de que crece, será menor que en años anteriores, lo que necesariamente impactará sobre la demanda y la recaudación de tributos del país.

Con Relación al crecimiento mundial, el FMI ha hecho su primera revisión de enero, y sus proyecciones bajan de 3.4% en el 2022 a 2.9% en el 2023. Las economías avanzadas pasan de 2.7% a 2.2%, EE.UU. pasa de 2.0% a 1.4% y la Zona euro de 3.5% a 0.7%; y las economías emergentes de 3.9% a 4.0%, estas incluyen a China, que pasa de 3.0% a 2.2%, e India, que pasa de 6.8% a 6.1%.

Asimismo, EE.UU. está iniciando el año con una inflación cercana al 9% y con una devaluación cercana al 1% en enero. Han logrado bajar un poco la inflación, pero parece que van a seguir incrementando la tasa de interés, básicamente porque ha habido un pico de inflación.

La singularidad que resalta en la revisión del FMI de las últimas tendencias es que la inflación en el mundo bajará un poco, y que los bancos centrales seguirán subiendo las tasas de interés, con menos frecuencia que el 2022, pero igual persistiendo al acrecimiento.