Polémica: Los riesgos que poseen la inteligencia artificial

Reconocen que el uso de inteligencia artificial en beneficio del medio ambiente presenta desafíos.

La utilización de sistemas informáticos altamente avanzados resulta crucial para la investigación climática. Un ejemplo de ello es el Centro de Simulaciones Climáticas de la NASA (NCCS), cuyo funcionamiento depende de su supercomputadora Discover. En la imagen se muestra la parte central de esta supercomputadora (Foto: NASA / Pat Izzo)

En marzo pasado, destacados expertos en inteligencia artificial y líderes a nivel mundial lanzaron una fuerte petición para detener el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial a gran escala. 

Figuras destacadas como Stuart Russell, Steve Wozniak, Max Tegmark y Elon Musk, entre otros, escribieron una carta abierta en la que solicitaron una pausa de al menos seis meses en este avance, advirtiendo que dichos sistemas podrían representar un riesgo para la sociedad y la humanidad si no se toman las precauciones adecuadas. 

Sin embargo, un equipo conformado por Francesca Larosa, Alberto Conejero, Sergio Hoyas y Javier García de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en España, el Real Instituto de Tecnología (KTH) en Suecia y la Universidad de Alicante (UA) en España, han publicado un documento en la revista académica Nature Climate Change en el que defienden que el desarrollo de la inteligencia artificial debe continuar en beneficio del medio ambiente y el futuro de la humanidad. 

La investigadora del Centro de Acción Climática del KTH y autora principal del documento, Francesca Larosa declara que “Los grandes modelos lingüísticos fomentan la investigación sobre el clima y la sostenibilidad. Creemos, sin ninguna duda, que trabajar en la regulación y validación de los modelos de Inteligencia Artificial aportaría muchos más beneficios a la sociedad que detener su desarrollo”

Los investigadores de la UPV, el KTH y la UA reconocen que el uso de inteligencia artificial en beneficio del medio ambiente presenta desafíos. El entrenamiento de grandes modelos lingüísticos como GPT-3 y GPT-4 tiene costos medioambientales y económicos.

Si bien estimar el impacto de la inteligencia artificial en las emisiones de gases de efecto invernadero es controvertido, estudios recientes citados en el documento muestran que la inteligencia artificial tiene tanto beneficios como perjuicios para el medio ambiente. 

Por ejemplo, el entrenamiento de GPT-3, con 175 mil millones de parámetros, produce emisiones equivalentes a 188 veces las de un vuelo de Nueva York a San Francisco. Sin embargo, los modelos de inteligencia artificial también ayudan a optimizar el consumo de energía y aumentar la eficiencia en sectores de altas emisiones.

El investigador del Instituto Universitario de Matemática Pura y Aplicada (IUMPA) de la Universidad Politécnica de Valencia y coautor del documento, Alberto Conejero, concluye que “En cualquier caso, en una balanza entre beneficios y perjuicios derivados de la inteligencia artificial, creemos que el impacto de no aprovechar técnicas como las de procesamiento del lenguaje natural sería muy negativo . . . El Instituto Future of Life parece que obvia el problema del cambio climático. Detener la inteligencia artificial no ayuda lo más mínimo a la lucha contra esta crisis climática”.

Finalmente, el artículo titulado “Halting generative AI advancements may slow down progress in climate research”, publicado en la revista académica Nature Climate, sostiene que detener el avance de la inteligencia artificial generativa podría obstaculizar el progreso en la investigación del clima.