Investigaciones recientes revelan que los humanos se mezclaron con el homínido de Denísova

Foto: El Comercio

El hombre de Denísova fue descubierto en 2008, cuando se encontró un diente y huesos del dedo de una niña en las cuevas de Denísova. Estos restos poseen por lo menos 40 000 años de antigüedad y según las pruebas de ADN se supo que existen vínculos con los neandertales pero no pertenecen a la misma especie.

Tras encontrar numerosas diferencias entre estos y los neandertales, se lo calificó como una nueva especie llamada “Denísova”, lugar donde hallaron los restos estudiados.

Se sabe que los denisovanos al igual que los neandertales y los hombres modernos migraron de África, entre los 300 000 y 400 000 años. Este cambio y distanciamiento no impidió que hubiera apareamiento entre estas especies.

Un estudio que se publicó esta semana en la revista Cell informó que los humanos modernos se cruzaron con la especie de los Denísova en dos oportunidades. Se encontraron rastros de ADN de estos en personas que residen en Asia y Oceanía, pero los genes eran totalmente diferentes en ambos sitios.

“Me sorprendió que hubiera dos grupos muy diferentes de denisovanos que aportaran ADN a los humanos modernos, no era algo que esperaba ver”, explicó Sharon Browing, genetista de la Universidad de Washington al Live Science.

Gracias a este descubrimiento se abre un nuevo estudio sobre la relación que hubo entre nuestros antepasados con esta especie. “Este hallazgo nos ofrece una comprensión más matizada de la mezcla de humanos modernos y poblaciones antiguas que ocurrió cuando los humanos migraron de África”, declaró Browing en un comunicado de la Universidad de Washington.

La confirmación de este apareamiento se debe al ADN denisovano encontrado en pobladores de Papúa Guinea (5 %). Otro caso parecido sucedió en el este asiático, donde la presencia de este gen se presentó en etnias de los chinos Han y Dai.

“Para mí esto sugiere que los humanos modernos no eran tan diferentes de los neandertales y los denisovanos”, comentó la genetista Browing al Live Science.

 

C.V.M