Los científicos advierten de que este virus permaneció congelado en el permafrost del Ártico durante miles de años, los cuales, producto de la actividad minera y petrolera, podríanser liberados a consecuencia del calentamiento global, provocando distintas enfermedades.
“El punto crucial del permafrost es que es frío, oscuro y carece de oxígeno, lo cual es perfecto para preservar material biológico”, señala Jean Michel Claverie, científico de la Universidad de Aix-Marsella, en Francia. Para demostrar las características del suelo ártico, en donde coloca el siguiente ejemplo: “Podrías meter un yogur en el permafrost y posiblemente aún sería comestible 50.000 años después”.
Sin embargo, científicos mencionan que futuras operaciones previstas en el área del Ártico, incluidas la extracción de petróleo y minerales, podrían exponer a los trabajadores a inhalar cantidades de patógenos que aún prosperan allí. “Los mineros entrarán y respirarán los virus“.
“El permafrost podría contener enfermedades que padecieron nuestros ancestros o virus tan antiguos, conocidos como virus zombie, que nunca han impactado a nuestra especie. “Tenemos que asumir que algo así podría suceder”, declara la viróloga del Centro Médico Erasmus de Rotterdam, Marion Koopmans.
No obstante, Claverie agregó que no se ha prestado la atención debida a un posible brote que podría surgir en el extremo norte de la Tierra, el cual podría avanzar hacia el sur por un descuido. “Hay virus ahí arriba que tienen el potencial de infectar a los humanos y provocar un nuevo brote de enfermedad. Por ende, ahora nos enfrentamos a una amenaza tangible y debemos estar preparados para afrontarla. Es tan simple como eso”, expone Claverie.
