Transfuguismo se institucionaliza en el Parlamento

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo.

Periodista: Reg.-N°.-4654- 

Como mencionaba en mi artículo anterior, cómo se extraña a Parlamentarios doctos en política en todas las bancadas, como: La Izquierda; Breña Pantoja, centro izquierda (Apra) Luis Alberto Sánchez; y de derecha, Mario Polar Ugarteche (PPC), Luis Pércovich Roca (A.P); solo por nombrar algunos de ellos y que los actuales congresistas no se han dado la molestia de estudiar y al menos pretender aprender de esos eximios fiscalizadores y legisladores. A pesar de ello, durante dos décadas venimos respaldando con convicción y pasión al Congreso de la República como ícono de ser el primer poder del Estado y símbolo de nuestra democracia. Asimismo, garantía del Estado de Derecho.   

Cabe resaltar, que en el parlamento hemos tenido brillantes legisladores, y es triste, que este congreso desacreditado, deshonrado e indigno en calidad no tenga una pizca de razonamiento y que es incapaz de discernir y actuar con coherencia. Han perdido la capacidad de al menos cumplir sus funciones con eficiencia, se adiciona el deslucido intelectual y cognitivo sumándose a un descomunal de palurdos ordinarios, patrón propio de sus principios.

Estos comportamientos ahora se multiplica con la  mala praxis del transfuguismo, y shushupes que desencadena en efectos proteolíticos, hemorrágicos, capitalizados por la extrema izquierda que la utiliza como coacción para adquirir prebendas pirueteando cual langosta saltamontes de una a otra bancada intrascendente, de acuerdo al panorama político para aprobar o desaprobar leyes o amnistiar groseramente a congresistas con un curricular  de abarrotados delitos y con la total frialdad  de delinquir sinvergüenzamente mochando sueldos a su personal que son contratados por el Congreso de la República.

 Lamentablemente, ahora, el Parlamento se ha convertido en un mercado persa agraviando a la investidura del Congreso de la República, donde reina el desorden y la falta de organización. Actualmente es una trivial mesa de negociaciones, donde las bandas, perdón las bancadas definen su voto sobre temas que van todo el abecedario, es decir de la:  A a la Z, sin siquiera saber, y menos dominar los temas como; los proyectos de ley o los acuerdos puestos en debate por alguna comisión, por iniciativas parlamentarias y/o por la Mesa Directiva, si es que existe.

El Pleno del Congreso peruano opera como un vulgar centro de regateos, donde los congresistas –y/o alguna de las variadas bancadas “Trabajan” para beneficio propio aislándose de sus funciones de fiscalizador y olvidándose de la sociedad. Cuando se tata de gastos de representación, e inicio de legislatura lo que equivale a dinero a los inquilinos de la Plaza Bolívar se congregan para blindarse retrotrayéndose al inicio como narradores de cuentos sufriendo un adrede síntoma amnésico para blindar graves imputaciones como la agresión sexual.

Homicidio por lucrar; por el que más de un congresista en la historia solo fue investigado, pero jamás imputado. O en otros casos, cuando el padre de la patria de otra bancada le pida al colega apoyo para iniciativa ajena, el amigo canjeará su favor por cualquier futura propuesta que requiriese su apoyo. Inclusive hasta para salvarlo de ser condenado, tal como dispone el Reglamento del Congreso, evidencia de ello, lo que ahora viene ocurriendo con los “los niños”.

Enfatizo lo que escribí en un reciente artículo. El germen de semejante inmoralidad se gravita en la institucionalización de esa corruptela conocida como el -transfuguismo- actualmente vicio corriente en el poder Legislativo peruano, que es aberrante para la ciudadanía, que se siente impotente por ofrendar sus votos en las urnas de las elecciones del 2021 y que fueron estafados vilmente por estos asalariados congresistas, dizque padres de la patria.