Por qué la fructosa de los alimentos procesados está en la mira de la ciencia como un enemigo para la salud

La fructosa es un hidrato de carbono simple que se agrega normalmente en forma de jarabes de maíz ricos en productos como gaseosas, golosinas, jugos procesados, entre otros

Los investigadores tuvieron en cuenta que durante las últimas décadas se registró un aumento en el consumo de los jarabes de maíz ricos en fructosa. (Foto: Getty)

Un equipo de investigadores del Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (CENEXA), de la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet, está enfocando una investigación para conocer con detalles cuáles son los efectos de la fructosa en la salud. Los científicos detallaron los procesos biológicos que se alteran cuando la fructosa se ingiere en gaseosas o golosinas.

Para ello, los investigadores tuvieron en cuenta que durante las últimas décadas se registró un aumento en el consumo de los jarabes de maíz ricos en fructosa. El incremento de ese insumo dentro de diferentes productos podría estar asociado al aumento de obesidad y diabetes registrado a nivel mundial.

La Fundación Española del Corazón desalienta el consumo de productos con fructosa agregada. “Consumida de forma natural, por ejemplo, en frutas y miel, la fructosa no resulta dañina. Pero atención, cuando la ingerimos en altas cantidades a través de productos elaborados industrialmente se convierte en un problema para la salud”, advirtió la entidad española.

El doctor Flavio Francini, director de CENEXA, explicó de qué se trata los estudios que están llevando a cabo: “Nuestra investigación consiste en analizar el efecto de la administración de dieta enriquecida en fructosa sobre diferentes órganos ligados de algún modo al desarrollo de obesidad y diabetes”, dijo. Cabe señalar que realizan pruebas en animales en el laboratorio.

El equipo busca conocer la secuencia cronológica de eventos disparados por esa dieta con fructosa sobre ratas normales. Hasta el momento, los resultados obtenidos han demostrado que la administración de fructosa induce “la aparición asincrónica de alteraciones siendo la dislipemia (hipertrigliceridemia) y el depósito hepático de lípidos los primeros cambios registrados a una semana de tratamiento”.

Los resultados demostraron que el consumo de dietas enriquecidas en fructosa aumenta los niveles de triglicéridos de los animales, así como el depósito de grasa en el hígado. Además, verificaron un aumento del estrés oxidativo, e inflamación hepática e insular. Las alteraciones producen una disfunción de células pancreáticas productoras de insulina, e insulinorresistencia a partir de la tercera semana de dieta no saludable en los animales, aclaró Francini.