Polarización política y rechazo de la ciencia determinan fracaso EE. UU. en contención pandemia

La polarización política y el rechazo a la ciencia han obstaculizado la capacidad de Estados Unidos para controlar la pandemia de COVID-19, que ha causado en el país cerca de 400.000 fallecidos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no ha trabajado con otros líderes para diseñar una respuesta en conjunto, y no hizo caso al asesoramiento científico de sus propios médicos expertos.

“Eso ha sido más claro y más dañino a nivel federal, donde Trump afirmó que el virus ‘desaparecería’, se enfrentó a sus principales científicos y, en un fracaso esencial, renunció a la responsabilidad de una pandemia cuya derrota requería el esfuerzo nacional”, aseguró la pieza, titulada “Un año, 400.000 muertes por coronavirus: cómo Estados Unidos garantizó su propio fracaso”.

La situación es terrible justo en un momento en que la Administración Trump, en sus últimos días, comienza a ver los frutos del que quizás es su mayor éxito en lo que respecta al coronavirus, el programa de vacunación Operación Warp Speed (“máxima velocidad”, en inglés).

El secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, ha decidido llamar a la epidemia como el “virus de Wuhan”, lo que denigra al país donde se originó y complica los esfuerzos para coordinar una respuesta global. El mismo desprecio por la ciencia y el impulso de bloquear extranjeros ha caracterizado a líderes desde China a Irán, así como a populistas de derecha en Europa, lo cual ha generado cinismo y ha provocado que la gente no sepa a quién creerle.

En Estados Unidos, la demora en desarrollar los paquetes de pruebas de diagnóstico y la escasez de pruebas del coronavirus le ha imposibilitado a los funcionarios, incluso semanas después de que los primeros casos aparecieran en el país, tener una verdadera perspectiva de la magnitud de la epidemia.

A.M.G.A