En una entrevista con el diario EXPRESO, Manuel Merino de Lama, expresidente interino de Perú, ha reafirmado su decisión de mantener su resguardo policial, un beneficio otorgado a los ex jefes de Estado. Merino argumenta que la ley no especifica una duración específica para este beneficio, ya sea para un mandato de un día o varios años. Su principal preocupación radica en evitar convertirse en una víctima, temiendo que, si renunciara a esta protección, sus detractores puedan aprovechar la oportunidad para lamentar su asesinato.
Merino enfatiza que ha sido objeto de amenazas en el pasado y continúa siéndolo en la actualidad. Argumenta que su resguardo policial es una cuestión de seguridad que le corresponde y busca evitar que aquellos involucrados en actos de corrupción lo utilicen como un chivo expiatorio. Además, menciona que el enfoque en su cantidad actual de efectivos, que es de 10 en un momento de estado de emergencia, es una cortina de humo, especialmente cuando la corrupción sigue sin ser procesada en casos como Odebrecht.
El expresidente aclara que solo cuenta con cinco efectivos de resguardo las 24 horas del día, y cuando viaja a provincias, se le asigna un resguardo adicional. Merino atribuye el interés en su resguardo a un complot que involucra a personas cercanas a Martín Vizcarra, así como a otros actores, incluidos los llamados “caviares,” miembros de Sagasti, el Grupo El Comercio y el Club de la Construcción, todos relacionados con casos de corrupción vinculados a Odebrecht.
Merino subraya que su enfrentamiento previo con la corrupción y sus esfuerzos por destapar casos de alto nivel son la verdadera razón detrás de estos ataques. Además, señala la presencia de Martín Vizcarra, quien se encuentra sin restricciones, a pesar de tener investigaciones pendientes relacionadas con corrupción, lo que subraya la necesidad de recuperar fondos ilícitos. También menciona a Dina Boluarte, afirmando que tiene conexiones con personas vinculadas a la corrupción de Vizcarra que ocupan cargos en el Estado.
