¿La inteligencia artificial puede ayudar a mejorar la salud mental?

La idea de crear una “máquina” que dialogue y contenga como lo haría un terapeuta surgió hace muchas décadas, pues los trastornos metales son enfermedades de escala global.

Close-up Of A Robot's Hand Holding Red Heart

La idea de crear una “máquina” que dialogue y contenga como lo haría un terapeuta surgió hace muchas décadas, pues los trastornos metales son enfermedades de escala global. Por ello, en el transcurso de los años, se han desarrollado sistemas de inteligencia artificial (IA) que puedan responder a las demandas de esos pacientes.

Los datos registrados en Estados Unidos sirven de ejemplo para evidenciar la gravedad que representa para la salud pública la salud mental. Por ejemplo, alrededor de 1 de cada 5 adultos en ese país padece un cuadro que requiere atención psicológica y 1 de cada 20 tiene una afección psiquiátrica grave, es decir, depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, etc.

Las opiniones con respecto a los resultados que se puedan obtener del uso de IA para problemas de salud mental son dispares. Por un lado, están quienes advierten que un software no tiene una comprensión interna de los seres humanos y quienes señalan, sobre la base de algunos resultados prometedores, que podría ayudar a identificar problemas psiquiátricos reales.

En primer lugar, uno de los más lejanos antecedentes de estos intentos de crear máquinas que asistan emocionalmente a las personas se llevó a cabo en los años ‘60, cuando Joseph Weizenbaum, científico informático del MIT, creó un programa informático llamado Eliza, diseñado para simular la terapia Rogeriana, la cual promueve el desarrollo personal del paciente para que más adelante pueda comprender y resolver sus problemas por sí mismo. En Eliza, el paciente dirigía la conversación y el terapeuta le repetía su lenguaje.

Weizenbaum dudaba de que las computadoras pudieran simular una interacción humana significativa y había hecho casi una parodia con Eliza. Por ello, se alarmó cuando muchas personas que probaron el programa lo encontraron útil y cautivador. Su propia secretaria le pidió que saliera de la habitación para poder pasar tiempo a solas con Eliza. Incluso, los médicos lo vieron como una herramienta potencialmente transformadora.

En forma contemporánea, en 1966, escribieron tres psiquiatras en The Journal of Nervous and Mental Disease: “Varios cientos de pacientes por hora podrían ser manejados por un sistema informático diseñado para este propósito. El terapeuta humano, involucrado en el diseño y operación de este sistema, no sería reemplazado, sino que se convertiría en un hombre mucho más eficiente ya que sus esfuerzos ya no estarían limitados a la relación uno a uno paciente-terapeuta como existe ahora”.

Más adelante, fueron diseñados los programas llamados Jabberwacky, Dr. Sbaitso y Alice (la Entidad Informática Lingüística Artificial de Internet). Si bien los resultados fueron en algunos casos cómicos y en otros sin sentido, deja de manifiesto que muchos expertos consideran que las máquinas pueden mover los límites de las terapias ante la cantidad de trabajo que tienen los profesionales de esa área de la salud.

En el siglo XXI, ya en 2017, la psicóloga de investigación clínica de la Universidad de Stanford Alison Darcy creó Woebot, una empresa que brinda apoyo automatizado para la salud mental a través de una aplicación para teléfonos inteligentes. La aplicación utiliza una forma de inteligencia artificial llamada procesamiento de lenguaje natural para interpretar lo que dicen los usuarios, guiándolos a través de secuencias de respuestas escritas previamente que los estimulan a considerar cómo sus mentes podrían funcionar de manera diferente.

Por otro lado, existen otros programas para teléfonos como Happify y Replika que se presentan como “amigo”, “mentor” y hasta una “pareja romántica”. De esta forma, los mundos de la psiquiatría, la terapia, la informática y la tecnología de consumo están convergiendo. De hecho, los programadores, psiquiatras y fundadores de empresas emergentes diseñan sistemas de IA que analizan registros médicos y sesiones de terapia con la esperanza de diagnosticar, tratar e incluso predecir enfermedades mentales.