Gobierno chino arresta a un obispo, 7 sacerdotes y 10 seminaristas

A propósito: El cardenal Barreto y los arzobispos Castillo y Cabrejos, entre otros, deben entender que es incompatible el comunismo cristiano y que un “aggiornamiento” solo aprieta la soga que los va a ahorcar.

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El gobierno chino arrestó a Mons. Joseph Zhang Weizhu, Obispo de Xianxian (China), así como a siete sacerdotes y 10 seminaristas entre el 20 y el 21 de mayo.

De acuerdo a la agencia Asia News, el 20 de mayo un centenar de policías de la provincia de Hebei ingresaron a una fábrica usada como seminario de la Diócesis de Xianxian, donde arrestaron a los siete sacerdotes y a los 10 seminaristas.

Como el gobierno chino no ha reconocido oficialmente la Diócesis de Xinxiang, las actividades pastorales en la localidad son consideradas criminales.

Los policías además incautaron los bienes personales de los sacerdotes y seminaristas.

Al día siguiente, el 21 de mayo, arrestaron al Obispo de Xianxian, de 63 años.

Asia News advierte que “dado el enorme despliegue de fuerzas policiales, se cree que la redada estaba planeada desde hace tiempo”.

“Las autoridades civiles creen que hay más seminaristas que consiguieron escapar y los están buscando en la zona”, añade.

Las autoridades estarían en busca de más seminaristas y de objetos personales que revelen a su fe católica, como cruces, imágenes sagradas e imágenes del Papa, para destruirlos y multar a sus dueños.

Según recoge Asia News, hay quienes consideran que “desde que se firmó el acuerdo provisional entre China y la Santa Sede ha aumentado la persecución contra los católicos, sobre todo los no oficiales”.

“Muchos fieles consideran que ‘el Acuerdo ha sido traicionado’”, señala.

La Santa Sede y la República Popular China firmaron en septiembre de 2018 un “acuerdo provisional”, que fue renovado en 2020.

Aunque se desconoce el texto completo del acuerdo, se sabe que implica la readmisión a la plena comunión con Roma de los obispos ‘oficiales’ chinos ordenados sin el mandato pontificio.

Un artículo publicado el 22 de septiembre de 2020 en L’Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano, señaló que “el objetivo principal del Acuerdo Provisional sobre el nombramiento de Obispos en China es sostener y promover el anuncio del Evangelio en aquellas tierras, reconociendo la plena y visible unidad de la Iglesia”.

“Las motivaciones principales que han guiado a la Santa Sede en este proceso, en diálogo con las autoridades del país, son fundamentalmente de naturaleza eclesiológica y pastoral”, indicó el periódico.

El acuerdo seguirá vigente hasta el 22 de octubre de 2022.

Experto pide al Vaticano alzar su voz sobre China

Un académico sueco que realiza estudios sobre China pidió al Vaticano que se pronuncie acerca de los abusos a los derechos humanos que comete el gobierno chino, y señaló que “el diálogo en términos de igualdad no es lo que está sucediendo”.

“China debería ser tratada como cualquier otro país y seguir las mismas reglas que los demás”, escribió el profesor asociado de sinología en la Universidad de Gotemburgo, Fredrik Fällman, en una columna del 19 de marzo en el East Asia Forum.

Fällman señaló que la Iglesia “suele pronunciarse sobre la situación de otros países. Sin embargo, sobre China, el Vaticano guarda silencio frente a muchos acontecimientos preocupantes”, como “la persecución religiosa estructural, los derechos laborales y los abusos a los derechos humanos de los uigures”.

“Parece que los funcionarios del Vaticano están dando a China un estándar diferente en comparación con otros países”, lamentó.

En 2018, el Vaticano llegó a un acuerdo con el gobierno chino sobre el nombramiento de los obispos en el país. Los términos del acuerdo, que se renovó en octubre de 2020 por dos años más, no han sido revelados.

El acuerdo se hizo para ayudar a unir la Iglesia oficial y la Iglesia clandestina. Se estima que seis millones de católicos están registrados en el Partido Comunista de China, mientras que varios millones pertenecen a comunidades católicas no registradas que han permanecido leales a la Santa Sede.

De acuerdo al Obispo Emérito de Hong Kong, Cardenal Joseph Zen, los cristianos en China siguen siendo perseguidos y acosados ​​por las autoridades, “a pesar del acuerdo”.

La política de “sinización”, anunciada por el presidente chino Xi Jinping en 2015, tiene como objetivo reforzar la identidad china y comunista en todas las prácticas religiosas del país, como instruir a las iglesias para que eliminen imágenes de los Diez Mandamientos y las reemplacen con dichos de Mao Zedong y Xi.

Fällman señaló que incluso en Hong Kong, donde las personas con creencias religiosas disfrutan de más libertad que en el continente, Beijing ha estado reforzando su control sobre la religión en los últimos años, como es el caso de la nueva ley de “seguridad nacional” que entró en vigor el verano pasado.

Bajo la nueva ley, varios católicos en Hong Kong han sido arrestados y acusados ​​de terrorismo, sedición y colusión extranjera.

Además, los candidatos seleccionados por el Vaticano y aprobados por el Papa Francisco para tomar la dirección de la Diócesis de Hong Kong han tenido que ser retirados por preocupaciones políticas.

“La elección inminente de un nuevo [obispo de Hong Kong] indudablemente creará más tensiones, ya que será examinado para saber dónde radica su lealtad. La elección de un obispo ‘pro-Beijing’ no será bien recibida por muchos hongkoneses, mientras que la elección de un obispo más independiente y crítico puede presionar a los católicos de Hong Kong”, señaló Fällman.

El académico añadió que “si el Vaticano quiere restaurar el orden de los nombramientos episcopales y acabar con las prácticas clandestinas, entonces debe entablar un diálogo con cualquier contraparte necesaria”, sea pro-Beijing o no.

De acuerdo con las nuevas reglas que entrarán en vigencia el 1 de mayo de 2021, la Asociación Patriótica Católica China dirigida por el Estado será responsable de seleccionar a los candidatos episcopales. Luego, los candidatos serán “aprobados y consagrados por la Conferencia de Obispos Católicos de China”.

Según los informes, las reglas no mencionan ningún papel del Vaticano en la aprobación de los obispos, a pesar de que el acuerdo entre la Santa Sede y China en 2018 involucró a las autoridades chinas y a la Santa Sede en el proceso de nombramiento de los obispos.

Fällman resaltó la necesidad de generar “una coalición internacional entre cristianos, y quizás otros grupos religiosos, para presionar a China”.

“Aquí el Vaticano podría jugar un papel central con su fuerza y ​​experiencia, lo que también beneficiaría el logro de los aspectos ‘pastorales’ buscados con el actual acuerdo sino-vaticano. El verdadero diálogo incluye críticas francas y es la clave para dar pasos reales en las relaciones con China”, concluyó.

El Cardenal Zen señaló el año pasado a CNA – agencia en inglés del grupo ACI – que el silencio de la Iglesia sobre la detención masiva y los abusos de los uigures en Xinjiang, supuestamente como resultado de las negociaciones para renovar el acuerdo de 2018, “dañará el trabajo de evangelización” en la zona en el futuro.

“Mañana, cuando la gente se reúna para planificar la nueva China, es posible que la Iglesia católica no sea bienvenida”, lamentó el Purpurado.

Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA. (Agencia Católica de Informaciones)