Fiesta de la Cruz de Motupe cumple 154 años de historia

En esta festividad religiosa de más arraigo en el norte del Perú, se rinde homenaje a la Cruz de Motupe, cuya aparición se remonta al año 1868.

La Fiesta de la Santísima Cruz de Motupe, en la región de Lambayeque, es un evento de alto fervor religioso y que tendrá su celebración central este viernes 5 de agosto. Se realiza en la montaña Chalpón, que se encuentra a unos 10 kilómetros de Motupe, un poblado cercano a la costa norte del Perú.

Fue en el siglo XVII cuando un sacerdote ermitaño, que era ebanista, hizo tres cruces. Una de estas es la actual Santísima Cruz de Motupe, la cual colocó en la cima del cerro que le da el nombre.

La historia refiere que, al fallecer, el religioso pidió que buscaran esa en particular y que la veneraran. Y es que, tras sus súplicas, había protegido a Motupe de una gran inundación. Mucho tiempo pasó hasta que José Mercedes Anteparra Peralta, en 1868 y luego de cuatro días de caminatas por lo escarpado del cerro, la encontró.

El hombre regresó al Motupe por ayuda. Todo el pueblo se dirigió a la cima de la montaña para poder contemplar la Santísima Cruz de Motupe. Esa fue la primera vez que el pueblo de Motupe fue en procesión detrás del sagrado madero. Por eso el 2 de agosto, día del hallazgo, es una fecha inolvidable para ellos.

Lo cierto es que la Santísima Cruz de Motupe se ubica en la gruta de una zona de difícil acceso del Chalpón. La celebración inicia el primer día de agosto. Se baja la cruz hasta el poblado de Zapote, en la base del cerro. Al día siguiente la procesión sigue y llega a Motupe.

Mientras la Santísima Cruz de Motupe hace su recorrido, los fieles rinden homenajes. Por ejemplo, el visitante puede disfrutar la presencia de bandas de música, fuegos artificiales y misas en su honor.

Ya en Motupe, las campanas de la iglesia repican incansablemente y el sonido de los fuegos artificiales se mezcla con los aplausos de los feligreses que la reciben.

El ambiente de fiesta se da en toda la ciudad, con miles de peregrinos y turistas. Todos disfrutan de las ceremonias religiosas, las ferias gastronómicas, las artesanales y los recitales con prestigiosos artistas. Una devoción solo comparable con la del Señor de los Milagros.