Explosiones solares: una posible clave del origen de la vida en la Tierra

Estudio sugiere que las erupciones solares pueden dar origen a los aminoácidos.

Ilustración de una explosión solar (Foto: Diario digital “Hoy”)

A Través de la NASA, han demostrado que los componentes básicos de la vida en la Tierra se formaron gracias a erupciones solares, según una investigación reciente titulada “Formación de aminoácidos y ácidos carboxílicos en atmósferas planetarias débilmente reductoras por partículas energéticas solares del sol joven”. 

La teoría de que la vida se originó en pequeños estanques de agua rica en sustancias químicas, conocida como “sopa primordial”, ha sido objeto de debate durante décadas. La energía de las erupciones solares pudo haber iniciado los procesos químicos que llevaron a la formación de moléculas orgánicas, como los aminoácidos, que dieron lugar a la vida en la Tierra durante el eón Hádico hace 4.000 a 4.550 millones de años.

En la década de 1950, el profesor Stanley Miller realizó el experimento llamado Miller-Urey para recrear las condiciones primordiales de la Tierra y descubrir cómo se formaron los aminoácidos, bloques de construcción de las proteínas. Recientes investigaciones sugieren que la cantidad de amoníaco y metano disponible en la atmósfera primitiva era mucho menor que la propuesta original de Miller, y que la presencia de dióxido de carbono y nitrógeno molecular podría haber sido mayor, lo que requiere más energía para producir aminoácidos.

A base de este estudio, comprobaron la hipótesis de que la fuente de energía que dio origen a los compuestos orgánicos en la Tierra primitiva provenía de las partículas solares. Para ello, realizó el experimento de Miller-Urey en dos ocasiones: la primera utilizando descargas eléctricas como en el experimento original, y la segunda utilizando protones como fuentes de energía, para simular las partículas solares. Descubrieron que con concentraciones bajas de metano (0,5 %) la mezcla energizada con protones producía cantidades detectables de aminoácidos y ácidos carboxílicos, mientras que en la mezcla energizada con descargas eléctricas se requería una concentración del 15 % de metano antes de que se formara algún aminoácido.

El coautor de la investigación Vladimir Airapetian, explica que “las partículas solares parecen ser una fuente de energía más eficaz que los rayos, ya que en la Tierra primitiva, debido a las condiciones ambientales, no hubieran tenido la potencia necesaria para desencadenar las reacciones químicas para generar aminoácidos”. Además “Estos experimentos sugieren que nuestro joven y activo Sol podría haber catalizado los precursores de la vida más fácilmente, y quizá antes de lo que se suponía”, concluyó el investigador.

Este artículo titulado “Formation of Amino Acids and Carboxylic Acids in Weakly Reducing Planetary Atmospheres by Solar Energetic Particles from the Young Sun” se encuentra publicado en la revista Life.