“En memoria de todas las víctimas del Holocausto”

Por María Zajárova

Portavoz del Ministerio de Exteriores de la Federación de Rusia

La persistente renuencia a ver la naturaleza nazi del régimen kievita tiene unas raíces profundas que se nutren por el nacionalismo prosperando en Occidente y basado en las ideas de supremacía y exclusividad.

Voy a aducir un ejemplo concreto.

En 2021, al pasar muchas décadas después de una de las mayores tragedias de la II Guerra Mundial, el sitio de Leningrado, Alemania se decidió a pagarles una indemnización a los habitantes de la ciudad.

¿Cuánto cuestan casi 900 días y noches que se cobraron millones de vidas de los militares y civiles, mientras que la mayoría aplastante de los ciudadanos murió de hambre? ¿Cómo evaluaron la hazaña de toda una ciudad como la hazaña del pueblo entero? ¿Cuál es el precio del crimen de guerra más horripilante en la historia de no solo la Gran Guerra Patria, sino de toda la humanidad?

Se podría suponer que todas estas preguntas palidezcan ante la determinación de Berlín de arrepentirse.

Pero no es así.

Según los alemanes, no todos merecen la compensación, sino aquellos que pueden confirmar su procedencia judía. Es una división por motivos de la nacionalidad abominable e inexplicable. Aquí está la segregación, alimento para el neonazismo.

Rusia ha planteado esta cuestión muchas veces ante Alemania. Ya ha pasado casi dos años, pero esta regla “por la sangre” todavía está en vigor a pesar de que critiquemos tal acto de discriminación racial.

En aquellos años horribles, los pobladores de Leningrado no miraron entre sí los pasaportes y la forma de los ojos. Trabajaron juntos, se defendieron juntos, compartieron el pan y sobrevivieron juntos. Morían juntos también.

Pero casi 80 años después, la Berlín oficial decidió que unos de los pocos veteranos sobrevivientes, testigos de aquellos terribles eventos, eran más merecedores que otros, porque la sangre que fluye por sus venas tiene otras características genéticas. ¿No les parece familiar? Este es el terreno fértil para que se reencarnen el nazismo y el fascismo.

Segregando a los supervivientes del sitio por su origen étnico, Alemania paga al mismo tiempo a los veteranos de Wehrmacht y, en algunos casos, incluso a los que sirvieron en las unidades punitivas de las SS. Por ejemplo, se conoce el caso del ex oficial nazi de las SS, Heinz Barth, de 80 años, que cumple la cadena perpetua en una cárcel alemana por participar en la masacre de cientos de civiles en junio de 1944 en la ciudad francesa de Oradour. Lo condeno un tribunal de la RDA, pero después de la reunificación de Alemania en 1990, obtuvo el derecho a un pago mensual por importe de 450 dólares porque perdió una pierna durante la guerra. Las pensiones de los veteranos que lucharon en la Segunda Guerra Mundial, se expresan en cientos y miles de euros, dependiendo del rango y los méritos. Recientemente, se descubrió que Berlín también paga oficialmente a los veteranos colaboracionistas, es decir, a los que cooperaron voluntariamente con el Tercer Reich y con las autoridades ocupantes. Según los datos, recibidos por la AFP, en Europa reciben tales pensiones 1532 personas, de las cuales 573 en Polonia, 184 en Eslovenia, 101 en Austria, 94 en la República Checa, 71 en Croacia, 54 en Francia, 48 en Hungría, 34 en el Reino Unido, el mismo número en los Países Bajos y 18 en Bélgica.

Una vez más: en el siglo XXI, paga Alemania a colaboracionistas que entregaban judíos y guerrilleros a los policías, pero no quiere pagar a los residentes de Leningrado que sobrevivieron el sitio.

Resulta más aterrador leer una nueva entrevista del Embajador de Israel en Ucrania que ya conocemos, Mijaíl Brodski, en la que vuelve a justificar el régimen neonazi de Kiev.

¿Saben qué da más miedo? El que no solo un judío, sino también un residente de Leningrado, pronuncia palabras sobre «los héroes Bandera y Shujévich».

Sí, Mijaíl Brodski nació y creció en Leningrado.

Es lo que dice: «Nadie tiene derecho a enseñarme a mí o a otros representantes de Israel cómo preservar la memoria sobre el Holocausto correctamente y cómo tratar las cuestiones de la memoria histórica. En el 90% de los casos votamos a favor de Ucrania en la ONU y otras organizaciones internacionales. Estamos considerando la adhesión a la Plataforma de Crimea. No descarto que en algún momento Israel decida unirse a la Plataforma de Crimea. Israel se dedica ahora activamente a entregar a Ucrania un sistema de alerta temprana, que, como espero, empiece a operar en un futuro próximo. Al menos parte de este sistema tiene que empezar a funcionar en septiembre».

¿Pero por qué nadie se atreve a enseñar cómo se debe preservar la memoria sobre el Holocausto? El Holocausto es la persecución y el exterminio masivo por los nazis de los que representaban diversos grupos étnicos y sociales.

Es lo que estipulan los documentos internacionales más importantes.

La resolución de la Asamblea General de la ONU A/RES/60/7: «el Holocausto, que tuvo como resultado que un tercio del pueblo judío e innumerables miembros de otras minorías murieran asesinados, será siempre una advertencia para todo el mundo de los peligros del odio, el fanatismo, el racismo y los prejuicios».

La resolución de la Unesco 34С/61: «La Conferencia General recuerda que el Holocausto, que tuvo como resultado que un tercio del pueblo judío e innumerables miembros de otras minorías murieran asesinados, será siempre una advertencia todo el mundo de los peligros del odio, el fanatismo, el racismo y los prejuicios».

La Declaración de Berlín de la OSCE: «Los Estados participantes se comprometen a promover el recuerdo y, si es del caso, la educación acerca de la tragedia del Holocausto, así como la importancia de que se respete a todos los grupos étnicos y religiosos».

Desde luego, hay no pocas resoluciones de la AG de la ONU que no son aceptadas por algunos países. Estos documentos no tienen carácter vinculante, de modo que los disconformes no están obligados a cumplirlas. Pero en este caso entre los principales promotores de la resolución figuraban Israel y Rusia. Entre los coautores había más de 100 Estados. Más aun, la resolución fue aprobada por consenso, es decir, por por todos los países, sin votación. Respectivamente, la definición del Holocausto que aparece en el texto, no suscita ningunas preguntas.

Así que nos guiamos por estas normas universales y aprobadas unánimemente en relación con las evidentes manifestaciones de odio por motivos étnicos, segregación y xenofobia en Ucrania con el apoyo de Occidente.

Otra cosa es que en nuestro país no diferenciamos por origen étnico ni la Victoria sobre el nazismo ni la tragedia de exterminio de personas por los nazis. Para nosotros, tanto la Victoria es una para todos, como en el Día del Dolor y la Memoria rendimos homenaje a cada víctima de los nazis, indistintamente de su origen étnico, religión u otros factores. De igual modo, los monumentos a los libertadores de Europa del nazismo erigidos en las tumbas de los soldados del Ejército Rojo en países de la UE, los cuidan solo Rusia y algunos activistas de otros países, sin diferenciar la memoria de ellos por razones de origen étnico, geográfico o religión.

Por cierto, el término «Holocausto» tiene un significado bien establecido en la historiografía mundial y su contenido semántico no se reduce en ninguna parte a caracterizar las atrocidades nazis exclusivamente contra la población judía.

Tomemos, por ejemplo, la definición en Britannica:

Holocaust, Hebrew Shoʾah (“Catastrophe”), Yiddish and Hebrew Ḥurban (“Destruction”), the systematic state-sponsored killing of six million Jewish men, women, and children and millions of others by Nazi Germany and its collaborators during World War II.

Es decir, es el asesinato sistemático patrocinado por el Estado de seis millones de hombres, mujeres y niños judíos y de millones de personas más por la Alemania nazi y sus colaboracionistas durante la Segunda Guerra Mundial.

O la definición en el Diccionario de Cambridge:

The Holocaust was the systematic murder of many people, esp. Jews, by the Nazis during World War II.

Es decir, el Holocausto es el asesinato sistemático de un gran número de personas por parte de los nazis, especialmente (pero no exclusivamente) judíos, durante la Segunda Guerra Mundial.

He aquí la definición en el Diccionario Webster:

usually the Holocaust : the mass slaughter of European civilians and especially Jews by the Nazis during World War II

el Holocausto es el asesinato masivo por los nazis de civiles en Europa, sobre todo los judíos, durante la Segunda Guerra Mundial.

Ahora veamos quiénes eran estos “innumerables miembros de otras minorías”. No hay necesidad de inventar nada o teorizar. Todo está reflejado en los documentos del Tribunal de Núremberg. Analicemos tan solo un grupo, los eslavos.

El concepto del Plan General del Este, de 1942, preveía «reubicar» a más de 30 millones de eslavos y «germanizar» el Este europeo hasta los Urales. Este plan se combinaba con «la solución final de la cuestión judía»: en la conferencia de Wannsee del 20 de enero de 1942, se trató del exterminio de 11 millones de judíos europeos.

He aquí el contenido de uno de los documentos clave de Núremberg, una nota de un funcionario del Ministerio de Territorios del Este fechado el 19 de agosto de 1942, que contiene instrucciones de Martin Bormann (Documento de Núremberg R-36, US-699): «Los eslavos tienen que trabajar para nosotros, si ya no los necesitamos, que mueran. Por lo tanto, las vacunas y la atención médica alemana son innecesarias. La fertilidad eslava es indeseable, que usen preservativos o aborten, cuanto más mejor. La educación es peligrosa. Basta con que sepan contar hasta cien. Lo más permisible es una educación que nos proporcione mercenarios útiles».

Es sintomático asimismo lo que sobre los eslavos decía el alemán Heinrich Himmler, por cuyas palabras y actos la Alemania moderna, por lo visto, no quiere asumir la responsabilidad: “Es sabido qué son los eslavos. Un eslavo es incapaz de diseñar algo. Los eslavos son un pueblo mixto a base de una raza inferior con gotas de nuestra sangre, incapaz de mantener el orden y practicar el autogobierno. Este material humano de baja calidad hoy tampoco es capaz de mantener el orden como lo era hace 700 o 800 años, cuando esta gente invitaba a los varegos, cuando invitaba a los Rurikovich. Vamos a tratar decentemente a estos animales humanos. Pero sería un crimen en relación con nuestra propia sangre preocuparnos por ellos e inculcarles cualesquiera ideales, dificultando de este modo a nuestros hijos y nietos el trato con ellos” (Este discurso pronunciado por Himmler en Poznan también fue incluido en el cuerpo de documentos de Núremberg).

Quiero evocar las palabras del insigne escritor soviético, el leningradense Daniil Granin, pronunciadas, por cierto, desde la tribuna del Bundestag alemán: “En los muros del Reichstag había inscripciones de nuestros soldados, una de ellas, bastante significativa, se grabó en mi memoria: ‘Alemania, hemos acudido a tí para que no invadas nuestras tierras’”. El odio es una sensación atollada, no tiene futuro. Debemos saber perdonar, pero también recordar. Es duro recordar los años de la guerra, cualquier guerra significa sangre e inmundicia. Pero la memoria de millones de perecidos, de decenas de millones de nuestros soldados es imprescindible. Durante la guerra perecieron casi todos mis compañeros de armas y amigos, morían sin saber si lograríamos defender el país, si lograría resistir Leningrado. Muchos morían con la sensación de derrota. Diríase que quería expresarle que no murieron en vano. Al fin y al cabo, siempre triunfan la justicia y la verdad, no la fuerza”.

Tanto a Mijaíl Brodski como a los alemanes que decidieron diferenciar a las personas por su origen étnico, si no los contemporáneos, los descendientes les preguntarán: ¿Cómo pudieron traicionar la memoria del pasado?

¿Ustedes entienden, por qué hemos de recordar el Holocausto? Lo hemos de recordar no porque en aquella ocasión los nazis asesinaban a un grupo étnico concreto, sino porque en principio no se puede discriminar a la gente por su origen étnico, trátese de la violencia psicológica con respecto a una persona o del asesinato masivo de millones de personas.

Por cierto, ello también está refrendado en la resolución A/RES/60/7 AG de la ONU: «El Holocausto siempre será una advertencia sobre los peligros que entrañan el odio, el fanatismo, el racismo y los prejuicios”. Por lo tanto, allí donde glorifican a los nazis, asesinan a la gente por su origen étnico, prohíben la identidad nacional, es menester recordar el Holocausto. Hay que recordarlo, pues para ello le dieron la definición en el Derecho Internacional… Pero con mayor frecuencia no lo recuerdan. El Holocausto no es una fecha del año. Es nuestro código cultural común llamado a recordar sobre el peligro de deshumanización.

Lamentablemente, ningún genocidio no le ha enseñado nada a la Humanidad. Pero lo más horrible es que hoy los descendientes de las víctimas pasen a ser abogados de los verdugos de sus antepasados. Solo falta un paso hasta el advenimiento del Apocalipsis.

Volviendo al impago de compensaciones a los los supervivientes del sitio de origen no judío, quisiera recalcar: al humillar con la segregación a las víctimas del Holocausto, Berlín se sumerge vertiginosamente en una nueva vorágine del infierno nacionalista.

Del diario Rossíiskaya Gazeta