Siempre que México sufre un atentado de esta índole, provocado por grupos de delincuentes y crimen organizado, en algunos sectores de los Estados Unidos, crece la percepción de que el país vecino está perdiendo el norte. Sin embargo, el Gobierno de López Obrador considera y etiqueta estos incidentes como hechos aislados y actos de propaganda.
López Obrador se rehúsa a calificar a estos grupo como terroristas y narcoterroristas, ya que, el nombramiento de estas no traería consecuencias menores. Es decir, el aceptar definir de esta manera a los grupos que cometen atentados, sería abrirle las puertas a una intervención extranjera.
Entonces el Gobierno mexicano ha demostrado ser incapaz de controlar la situación y no poder hacerle frente a estos grupos delincuenciales. Por ejemplo, hace tan solo unos días, Greg Abbott, gobernador de Texas, envió una carta al Presidente Joe Biden con copia a la vicepresidenta Kamala Harris, en la que solicita que los carteles mexicanos de Jalisco y Sinaloa sean calificados como “terroristas federales”.
Desde el atentado contra las torres gemelas, en 2001, EE.UU empezó la, denominada, guerra contra el terrorismo a nivel mundial. Entonces, clasificar estos grupos como “terroristas” podría ocasionar una intervención estadounidense en territorio mexicano, lo que afectaría las relaciones entre México y Washington.