El liderazgo asumido por el presidente Biden para abordar la crisis climática en Estados Unidos y en el ámbito internacional genera un impulso sin precedentes al inicio de la Conferencia Climática de la ONU (COP27)

En menos de dos años desde que asumió su mandato, el liderazgo demostrado por el presidente Biden frente a la crisis climática se ha traducido en una mejora notable en la fabricación e implementación, en Estados Unidos, de tecnologías de energía no contaminante que reducen costos, ha colocado al país en una senda sostenible para limitar el calentamiento a 1,5 °C y ha impulsado la acción global por parte de socios y del sector privado, lo cual generó un impulso sin precedentes en lo que respecta a lograr metas climáticas claves y fortalecer la resiliencia global. Mientras más de cien países se reúnen para la 27.a Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en Sharm al Shaij, Egipto, Estados Unidos trabajará con sus socios para avanzar respecto de la ambición global de acelerar el crecimiento de la economía de la energía limpia, evitar los impactos más catastróficos del cambio climático y ayudar a los países de ingresos más bajos y medios a generar resiliencia ante los efectos del clima. De hecho, el Presidente se ha comprometido a trabajar con el Congreso para aumentar el financiamiento climático internacional de EE. UU. a más de USD 11.000 millones por año, lo cual convertiría a Estados Unidos en el actor individual que más contribuiría al financiamiento en materia climática. Estas medidas son fundamentales para mejorar la seguridad global —lo que incluye seguridad energética, hídrica, alimentaria y sanitaria—, que se ha convertido en una cuestión incluso más urgente a partir de la guerra de Rusia contra Ucrania, la cual ha alterado los mercados energéticos, ha llevado a las economías al límite con el aumento de los precios y ha amenazado a los países vulnerables con grave escasez de alimentos.

En la COP27 y de cara al futuro, Estados Unidos alentará a los países —particularmente a las principales economías— y al sector privado a que no solamente implementen los compromisos y las metas que existen en la actualidad, sino a que también mejoren los compromisos y las metas para contribuir a reducir la brecha entre los compromisos actuales y lo que los últimos adelantos científicos nos indican que se necesita con urgencia.  Estados Unidos también alentará a la comunidad internacional a acelerar la capacidad de los países vulnerables para implementar esfuerzos de adaptación. A través del Plan de Emergencia del Presidente para la Adaptación y Resiliencia (PREPARE), Estados Unidos está aumentando rápidamente su apoyo a programas de adaptación y resiliencia con el propósito de ayudar a más de mil millones de personas de países en desarrollo a adaptarse y gestionar los impactos del cambio climático.

El 11 de noviembre, el presidente Biden se hará presente en la COP27 para continuar ampliando los esfuerzos de Estados Unidos por acelerar el crecimiento de una economía de energía limpia equitativa que reduzca los costos de energía para los consumidores, disminuya las emisiones globales de gases de efecto invernadero, impulse la lucha climática global y ayude a las poblaciones más vulnerables a generar resiliencia a los impactos del clima. Estados Unidos ha adoptado una posición de liderazgo mediante el ejemplo, tanto a nivel del país como en el ámbito internacional:

  • Liderazgo en el país adoptando las medidas climáticas más ambiciosas de la historia de Estados Unidos. El presidente está cumpliendo con el compromiso asumido el primer día de su mandato posicionando a Estados Unidos para que logre nuestras metas ambiciosas de reducir para 2030 las emisiones entre un 50 % y un 52% por debajo de los niveles de 2005 y a cero emisiones para el año 2050, a través de una serie de medidas climáticas sin precedentes. Estas medidas no solamente reducirán las emisiones, sino que también aumentarán la seguridad energética, ayudarán a las familias a ahorrar dinero en sus facturas de energía, generarán empleos bien remunerados para los trabajadores y estimularán una nueva era de fabricación estadounidense no contaminante, impulsarán la justicia ambiental y favorecerán que las comunidades cuenten con aire más saludable y agua más limpia. Algunas medidas clave incluyen aprobar la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act) y la Ley Bipartidista sobre Infraestructura (Bipartisan Infrastructure Law, BIL), ratificar la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, abordar la cuestión de los supercontaminantes como el metano, potenciar el poder de compra del gobierno federal, impulsar la descarbonización en todos los sectores, asegurar que la transición hacia la energía limpia beneficie a las comunidades desfavorecidas y propiciar la innovación y brindar apoyo a una nueva era de fabricación limpia en Estados Unidos.
  • Apoyo a los países vulnerables para generar resiliencia a los impactos climáticos actuales y futuros implementando el Plan de Emergencia para la Adaptación y Resiliencia (PREPARE). PREPARE se propone acelerar la capacidad de los países en desarrollo de adaptarse a los impactos del cambio climático y gestionarlos preparando conocimiento, planes, programas, financiamiento y capitales privados para los esfuerzos de adaptación y resiliencia. Diecinueve departamentos y organismos federales de Estados Unidos han asumido el compromiso de trabajar con países socios para ayudarles a generar resiliencia frente a los impactos climáticos sobre los sistemas de alimentos, agua, infraestructura, salud y economía.
  • Liderazgo en los esfuerzos globales para que siga siendo posible la meta de 1,5 °C. Estamos implementando las principales iniciativas y prioridades del Presidente con el objeto de acelerar la acción climática global. Esto incluye el Plan para conservar los bosques globales, movilizar el financiamiento climático a través de la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global (Partnership for Global Infrastructure and Investment, PGII), impulsar la implementación del Compromiso Mundial sobre el Metano (Global Methane Pledge, GMP), descarbonizar el transporte (p. ej., vehículos, transporte y aviación sin emisiones), acelerar la innovación y la implementación de las tecnología de energía no contaminante y mejorar la seguridad alimentaria.

LIDERAZGO EN EL PAÍS A TRAVÉS DE LAS MEDIDAS CLIMÁTICAS MÁS AMBICIOSAS DE LA HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS.

  • La Ley de Reducción de la Inflación es, sin lugar a dudas, la norma sobre clima y energía limpia más ambiciosa de la historia de Estados Unidos, al disponer USD 370.000 millones para generar una economía basada en la energía limpia, reducir los costos de la energía para los consumidores, combatir la crisis climática, impulsar la justicia ambiental y aumentar la resiliencia climática. Se espera que la Ley de Reducción de la Inflación incremente en más del doble la producción de energía limpia en Estados Unidos ( ej., solar, eólica, almacenamiento de baterías y otras), permita a las familias ahorrar cientos de dólares por año en costos energéticos y genere millones de empleos bien remunerados y que, al mismo tiempo, se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero en aproximadamente 1 gigatonelada en 2030; lo cual representa un impacto climático 10 veces mayor que el de cualquier otra norma legislativa que Estados Unidos haya promulgado anteriormente. Esta ley también apunta a asegurar que las comunidades están preparadas para los impactos climáticos que ya se han manifestado, aportando financiamiento para la resiliencia costera, las sequías y las herramientas para ayudar a las comunidades a tomar decisiones respaldadas por conceptos científicos.
  • La Ley Bipartidista sobre Infraestructura (Bipartisan Infrastructure Law, BIL) brinda un nivel de apoyo récord para mejorar la red eléctrica a fin de transmitir más energía limpia y resistir las condiciones meteorológicas extremas, construir una red nacional de cargadores de vehículos eléctricos, ampliar la red de transporte público y los servicios ferroviarios para pasajeros, invertir en infraestructura de preparación para sequías e incendios forestales y eliminar la contaminación heredada.
  • Ratificación bipartidaria del Senado a la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal y ayuda para reducir la producción y el consumo globales de hidrofluorocarburos (HFC), sustancias químicas supercontaminantes que son cientos a miles de veces más potentes que el dióxido de carbono y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento en los empleos de fabricación nacionales que ofrezcan alternativas a los HFC, terreno en el cual las empresas estadounidenses ya están asumiendo una posición de liderazgo. A medida que más países se sumen a Estados Unidos en la ratificación de esta enmienda, podremos prevenir hasta medio grado Celsius de calentamiento en este siglo.
  • Acciones contra los supercontaminantes como el metano a través de la implementación de un Plan de Acción para Reducir las Emisiones de Metano de EE. UU, de carácter integral, y otras medidas en la Ley de Reducción de la Inflación y BIL, que abarcan el sector del petróleo y el gas, la agricultura, las construcciones, las minas abandonadas, y los pozos de petróleo y gas abandonados, que representan una fuente de contaminación tóxica y emisiones de metano.
  • Dar el ejemplo mediante el Plan de Sostenibilidad Federal para reducir emisiones en 300.000 edificios, 600.000 vehículos y USD 650.000 millones en el poder adquisitivo anual, y poner en marcha nuevas iniciativas, como la Iniciativa Federal de Consumo Limpio para incentivar el compromiso del sector privado de disminuir las emisiones industriales, y el Compromiso Climático del Sector de Atención de la Salud del Departamento de Salud y Servicios Humanos (Department of Health and Human Services, HHS) y la Casa Blanca, que ha conseguido que más de 100 sistemas de salud y organizaciones de la industria formulen compromisos alineados con la resiliencia y la descarbonización.
  • Respuesta al riesgo financiero relacionado con el clima al que están expuestos el gobierno federal, la economía real y el sistema financiero perfeccionando los abordajes y herramientas utilizados para evaluar el riesgo fiscal en el presupuesto del Presidente, realizando análisis de sensibilidad de los programas federales, y llevando adelante análisis de riesgo macroeconómico, además del liderazgo de las entidades reguladoras independientes de EE. UU., mejorando su comprensión y gestión de estos riesgos, por ejemplo, a través de la norma de divulgación climática propuesta por la Comisión de Bolsa y Valores, y de los principios propuestos por la Corporación de Compensación de Opciones (Options Clearing Corporation, OCC) y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (Federal Deposit Insurance Corporation, FDIC) sobre gestión de riesgos financieros relacionados con el clima para grandes bancos.
  • Medidas decisivas para descarbonizar todos los sectores clave, como el de la energía, el transporte, la construcción, la industria, y el suelo y el agua:
    • Instrumentación del sector energético: se consiguieron inversiones históricas en energías limpias, que permitirán aumentar a más del doble el uso de almacenamiento eólico, solar y en baterías; se impulsó la industria eólica offshore estadounidense; se prestó apoyo a la infraestructura para el hidrógeno; se aceleró el proceso para autorizar y poner en marcha proyectos de energía y transporte limpios.
    • Investigaciones sobre energía limpia: mediante la iniciativa Net Zero Gamechangers, que se puso en marcha recientemente, se llevan adelante investigaciones que impulsan los importantes adelantos en innovaciones que sabemos que el mundo necesita para resolver la crisis climática abordando los desafíos tecnológicos y los obstáculos económicos persistentes más difíciles en sectores clave, y promoviendo con rapidez soluciones que nos ayuden a alcanzar nuestras metas de competitividad climática y económica. Hasta la fecha, se han comprometido miles de millones de dólares para coordinar la investigación en seis áreas clave: hidrógeno, almacenamiento de energía de larga duración, tecnologías de eliminación de dióxido de carbono, obtención de energía eólica offshore sobre estructuras flotantes; energía geotérmica avanzada, e instalaciones industriales de producción de calor.
    • Transporte: se han conseguido las mayores inversiones de la historia en transporte público, transporte ferroviario de pasajeros, una red de carga de vehículos eléctricos, infraestructura para hidrógeno y cadenas de suministro de baterías; se ha aglutinado a fabricantes de automóviles y trabajadores de ese sector en torno a un futuro de transporte eléctrico, estableciendo un objetivo nacional de un 50% de ventas de autos eléctricos en 2030, se ha estimulado una inversión de más de USD 85.000 millones en la fabricación en EE. UU. de vehículos eléctricos, baterías y cargadores, y se ha lanzado la Iniciativa de Materiales Estadounidenses para Baterías; se terminaron de definir los estándares para vehículos de pasajeros más sólidos en la historia de EE. UU. para aumentar el promedio de la economía de los combustibles a 49 millas por galón, reduciendo las emisiones y el costo del combustible para los conductores; promoviendo un tránsito, un transporte marítimo y una aviación más limpios; se puso en marcha el gran desafío de Combustible Sostenible para la Aviación (Sustainable Aviation Fuel, SAF) para alcanzar una reducción de, al menos, el 50% en las emisiones de gases de efecto invernadero en el ciclo de vida, en comparación con el combustible convencional y para proporcionar el SAF suficiente para satisfacer el 100% de la demanda de combustible de la aviación para el año 2050.
    • Edificios: realización de inversiones históricas en hogares que sean eficientes desde el punto de vista energético y en la descarbonización, con más de USD 1.000 millones para ampliar la climatización e incentivar el uso de electrodomésticos y las mejoras de eficiencia a fin de reducir las facturas y consumos de energía eléctrica; estándares actualizados sobre aparatos y equipos que ahorran energía, que permitan a los hogares ahorrar un promedio de $100 por año; acelerar las tecnologías de construcción limpia de la próxima generación.
    • Industrial: se puso en marcha “Buy Clean” (Consumo Limpio), una iniciativa novedosa que se basa en los estándares federales establecidos y la contratación pública y se consiguieron inversiones históricas para reducir emisiones industriales, incluido apoyo para el hidrógeno limpio, captura de carbono y establecimientos industriales más limpios para acero, hierro, cemento y otros materiales con gran consumo de energía; y se mejoraron procesos de fabricación.
    • Suelo y aguas: se consiguieron inversiones históricas para incorporar soluciones basadas en la naturaleza en la lucha contra el cambio climático; la Ley de Reducción de la Inflación destinó más de USD 20.000 millones para ayudar a agricultores, ganaderos y silvicultores inteligentes con respecto al clima, y la BIL dispuso asistencia para la resiliencia climática y la recuperación de ecosistemas; se pusieron en marcha nuevas iniciativas para apoyar la conservación y la retención de carbono, incluida la iniciativa America the Beautiful, con el objetivo de proteger el 30% de los suelos y aguas estadounidenses para 2030; asimismo, se dictó un Decreto Ejecutivo sobre el fortalecimiento de los bosques estadounidenses.
    • Asegurar que la transición hacia una energía limpia beneficie a comunidades desfavorecidas poniendo en marcha la iniciativa Justice40 en virtud de la cual se proporciona el 40% de todos los beneficios de las inversiones federales en clima y energía limpia a las comunidades desfavorecidas que están marginadas, relegadas y afrontan las peores consecuencias de la contaminación.
    • Inversión en la revitalización económica de comunidades del carbón mediante la creación del Grupo de Trabajo Interinstitucional sobre Comunidades del Carbón y de Centrales Eléctricas y Revitalización Económica, presidido por la Casa Blanca con la participación de once organismos federales, y dedicado a aumentar las inversiones federales en remediación y recuperación, diversificación económica y estrategias de capacitación de la fuerza laboral para trabajadores del sector de la energía fósil desplazados en varias comunidades en todo Estados Unidos; también canalizando una cantidad significativa de nuevos recursos a comunidades que usan energías fósiles a través de la BIL y de la Ley de Reducción de la Inflación.
    • Impulso de la innovación y apoyo a una nueva era de fabricación limpia en EE. UU. sancionando la Ley sobre Ciencia y Creación de Incentivos Útiles para Producir Semiconductores (CHIPS), utilizando políticas comerciales y medidas en el marco de la iniciativa Buy Clean para incentivar la producción baja en carbono de materiales clave como el acero, e invocando la Ley de Producción para Defensa en cinco tecnologías de energía limpia fundamentales.

LIDERAZGO EN LOS ESFUERZOS GLOBALES POR AYUDAR A PAÍSES VULNERABLES A DESARROLLAR SU RESILIENCIA FRENTE A IMPACTOS CLIMÁTICOS ACTUALES Y FUTUROS

  • Aumento del financiamiento público de EE. UU. para la adaptación y la resiliencia al cambio climático poniendo en marcha el compromiso del presidente Biden de trabajar con el Congreso para incrementar el financiamiento de EE. UU. para la adaptación climática a USD 3.000 millones por año para 2024, valor que sextuplica el nivel máximo financiado históricamente.
  • Ayuda a más de 500 millones de personas en los países en desarrollo a adaptarse y gestionar los impactos del cambio climático mediante esfuerzos ambiciosos descritos en el Plan de Acción PREPARE, con participación de todas las áreas del gobierno:
  • o respondiendo al reclamo del Secretario General de la ONU de garantizar la “Alerta Temprana para Todos” para el año 2027 y aumentando la coproducción y el uso de información climática;
  • o proporcionando a quienes deban tomar decisiones hoy y en el futuro las habilidades, los conocimientos, las redes y las perspectivas necesarios para adaptarse a los impactos del clima;
  • o mejorando la capacidad para incorporar la adaptación a las políticas, los programas y los presupuestos y para favorecer las medidas de adaptación impulsadas a nivel local;
  • o mejorando la capacidad de gobiernos socios de evaluar, planificar e implementar programas que aumenten la resiliencia a los impactos del cambio climático en la seguridad alimentaria, el agua, la salud y la infraestructura;
  • o incrementando el monto y la calidad de fondos que se destinen a acelerar la adaptación al clima y la resiliencia y apoyando una adaptación con perspectiva de género dirigida en forma local;
  • o colaborando con gobiernos socios para evaluar, planificar e incluir en el presupuesto los costos de adaptación, y aumentando el financiamiento en todos los sectores;
  • o facilitando que haya un mayor flujo de inversiones desde el sector filantrópico y privado para promover la adaptación y la resiliencia en países socios vulnerables al clima; y
  • o aumentando y mejorando el uso y la eficacia de herramientas de financiamiento contra el riesgo de desastres para favorecer la resiliencia climática.

LIDERAZGO EN LOS ESFUERZOS GLOBALES PARA QUE SIGA SIENDO POSIBLE LIMITAR EL AUMENTO DE LAS TEMPERATURAS A 1,5 GRADOS

  • Puesta en práctica del plan del Presidente para conservar los bosques globales trabajando en pos de impulsar avances en cada uno de los cuatro objetivos principales del Plan desde que el presidente Biden lanzó el Plan durante la COP26, lo que incluye establecer un enfoque con participación de todas las áreas del gobierno para hacer realidad este plan ambicioso, con una década de proyección, en apoyo a los esfuerzos globales para detener y revertir la deforestación apelando a una variedad de herramientas diplomáticas, políticas y de financiación. Estados Unidos seguirá manteniendo este liderazgo a través de la función del enviado especial para el Clima John Kerry como copresidente de la Forest Climate Leaders Partnership, en colaboración con otros 20 gobiernos que han asumido el compromiso de promover medidas e iniciativas claves y de actuar para detener y revertir la deforestación global para el año 2030.
  • Innovación e implementación veloz de soluciones de energía no contaminante congregando a la comunidad internacional para el primer Foro de Acción Global para la Energía Limpia en Pittsburgh en septiembre pasado, bajo los auspicios de la Reunión Ministerial sobre Energía Limpia (Clean Energy Ministerial, CEM) y Mission Innovation (MI). En conjunto, 34 países y actores interesados del ecosistema energético entero, integrado por gobiernos, empresas, innovadores, la sociedad civil y jóvenes de todo el mundo, se reunieron para adoptar medidas en relación con la transición hacia las energías limpias e incrementar las inversiones, incluido el lanzamiento de la Declaración de Emisiones Cero en Flotas Gubernamentales, hubs de hidrógeno regionales y nuevos fondos en los programas de gestión del carbono.
  • Mayor nivel de financiamiento climático impulsando el compromiso que expresó el presidente Biden en la Asamblea General de la ONU de 2021 de trabajar con el Congreso para incrementar el financiamiento climático internacional de EE. UU. a más de USD 11.000 millones al año, solicitando los fondos y las facultades necesarios para lograr este objetivo en el Pedido de Presupuesto del Año Fiscal 2023. Al reconocer que impulsar la inversión privada será crucial para conseguir la magnitud de recursos que se precisan, en Estados Unidos también estamos enfocados en usar nuestro financiamiento de maneras innovadoras, que incluyen liberar los volúmenes mucho mayores de fondos privados que se precisarán. Estos esfuerzos son parte integral de la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global (Partnership for Global Infrastructure and Investment), que ha planteado a la seguridad climática y energética como uno de sus ejes centrales. Por ejemplo, Estados Unidos efectuó hace poco una contribución de USD 950 millones en concepto de préstamo al Fondo de Tecnologías Limpias que permitirá sostener las iniciativas de bancos multilaterales de desarrollo que ayudan a países de mercados emergentes a acelerar la transición del carbón, que se espera que propulse financiamiento privado por valor de miles de millones. Los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) también son una parte central de nuestra estrategia para incrementar el financiamiento climático en apoyo a la acción climática en los países en desarrollo. Estados Unidos encabeza los esfuerzos para alentar a los BMD a aumentar el financiamiento que otorgan a cuestiones climáticas y hacerlo más accesible para los beneficiarios. Estas medidas ayudarían a los BMD a seguir incrementando los fondos por valor sin precedente, de USD 66.000 millones, que aportaron en 2020, de los cuales USD 38.000 se destinan a economías de ingresos bajos y medios. USAID también está trabajando de manera directa con socios del sector privado para movilizar financiamiento a gran escala aplicando nuestras subvenciones y nuestra asistencia técnica a posibilitar la distribución de riesgos en las soluciones críticas relacionadas con el clima, además de generar un abanico de proyectos rentables.
  • Promoción del Compromiso Mundial sobre el Metano estableciendo una coalición que ahora incluye a más de 130 países decididos a reducir las emisiones de metano antropogénicas al menos en un 30% por debajo de los niveles del año 2020 para el año 2030, conforme se planteó en el Compromiso Mundial sobre el Metano que lanzaron durante la COP26 el presidente Biden y la presidenta Von der Leyen de la Comisión Europea. A fin de alcanzar la reducción más rápida y significativa de emisiones de metano, el presidente Biden anunció una nueva Senda Energética del Compromiso Mundial sobre el Metano, enfocada en las emisiones de metano procedentes de fuentes de energía fósil durante el Foro de Grandes Economías sobre Energía y Clima que tuvo lugar en junio de 2022, conjuntamente con la Unión Europea y otros 11 países. La Senda Energética moviliza nuevas políticas, proyectos, asistencia técnica y recursos de inversión para reducir de manera significativa la quema, venteo y fuga de metano de operaciones de energías fósiles. Asegurar el potencial pleno de mitigación del metano en este sector podría evitar un calentamiento de 0,1 °C para mitad de siglo y mejoraría la seguridad energética global evitando que se derrochen 260.000 millones de metros cúbicos de gas por año, el equivalente a más de un tercio de la producción de gas anual de Rusia.
  • Aceleración del despliegue de Vehículos de Emisión Cero conformando una coalición cada vez más numerosa de países comprometidos con un objetivo colectivo para el año 2030 de que estos vehículos representen el 50% de las nuevas ventas de vehículos ligeros para el 2030, incluidos vehículos eléctricos a batería, vehículos eléctricos a pilas de combustible y vehículos híbridos recargables. Además de Estados Unidos, la coalición incluye a Canadá, Chile, la Comisión Europea, Francia, Alemania, Italia, México, Noruega y el Reino Unido.
  • Impulso a la Misión de Innovación Agrícola para el Clima (AIM for Climate), presentada durante la COP26 por Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos. AIM for Climate y su red creciente de más de 275 asociados procuran impulsar acciones en materia climática más rápidas y con mayor potencial de transformación incrementando las inversiones y el apoyo para la agricultura inteligente en cuanto al clima y la innovación en los sistemas alimentarios. AIM for Climate alcanzó su meta de duplicar la inversión aumentada total que habían movilizado sus socios, de USD 4.000 millones, que fue la cifra anunciada en la COP26, a más de USD 8.000 millones en la COP27. Esto incluye más de USD 1.000 millones aportados por 30 iniciativas de innovación dirigidas por socios. Estados Unidos también ha anunciado que tiene previsto ser sede de la cumbre de AIM for Climate, que se desarrollará del 8 al 10 de mayo de 2023 en Washington D.C.
  • Expansión de la First Movers Coalition anunciada por el presidente Biden y el Foro Económico Mundial en la COP26. La First Movers Coalition es la asociación público-privada insignia de Estados Unidos orientada a comercializar tecnologías limpias a través de compromisos de compra anticipada. Sus miembros corporativos se han comprometido a aportar USD 10.000 millones, la señal de demanda más contundente a nivel mundial, para llevar a escala las innovaciones que han surgido recientemente. Después de un año de trabajo, la First Movers Coalition ya reúne a más de 60 compañías, que representan más del 10% de la lista mundial de la revista Fortune, que incluye a las principales 2000 empresas clasificadas por su valor de mercado, y cuenta además con la adhesión de 10 gobiernos. Cada una de las compañías que integran la coalición ha asumido compromisos de compra sin precedentes, que se materializarán antes del fin de la década, para impulsar las inversiones en acero, aluminio y cemento limpios de la próxima generación; combustibles para aviación prácticamente sin emisiones; transporte por camiones y por buques sin emisiones; y eliminación del dióxido de carbono. Estos compromisos reducirán la prima verde de las tecnologías emergentes y llevarán al mercado, durante esta década, las tecnologías competitivas que se necesitan para descarbonizar los sectores de la economía global “con dificultades en la transición”, que producen un tercio de las emisiones globales.
  • Demostración de las tecnologías de energía limpia congregando a 16 países asociados para movilizar colectivamente USD 94.000 millones en fondos públicos destinados a construir proyectos modelo a escala comercial que la IEA manifiesta que se necesitan, en esta década, para lograr cero emisiones para el año 2050. De este modo, se daría respuesta a un desafío que el Presidente Biden planteó a otros líderes mundiales en el Foro de Grandes Economías del pasado mes de junio. Algunos de los socios que acompañaron al presidente cuando se anunciaron las contribuciones en meses anteriores de este año fueron Alemania, Australia, Canadá, la Comisión Europea, Emiratos Árabes Unidos, Finlandia, Francia, Japón, Noruega, los Países Bajos, Polonia, la República de Corea, Singapur, Suecia y el Reino Unido.
  • Impulso a la seguridad climática y alimentaria, entre otras cosas, a través del anuncio del presidente en la Asamblea General de la ONU (AGNU), en septiembre de 2022, de más de USD 2.900 millones en nuevos fondos de asistencia de Estados Unidos, para abordar la inseguridad alimentaria global causada por el cambio climático, la pandemia de COVID-19 y la guerra no provocada, que aún continúa, de Rusia contra Ucrania, que se suma a los USD 6.900 millones de asistencia gubernamental estadounidense en apoyo a la seguridad alimentaria global que ya se afectaron en el año en curso. Estados Unidos aportará financiamiento adicional al Programa Mundial para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria, el Banco Africano de Desarrollo y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola que promoverá la adopción de sistemas alimentarios con características de resiliencia climática. Tras el llamado a la acción del presidente Biden en el Foro de Grandes Economías, que tuvo lugar en junio de 2022, durante la COP27 Estados Unidos y sus socios anunciarán sus compromisos de aportar financiamiento al Desafío Mundial sobre Fertilizantes, con el objeto de impulsar la eficiencia en el uso de los fertilizantes y reducir el impacto de su escasez sobre la seguridad alimentaria.