El gasto público es deficiente

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo

Periodista: Reg: N°:-4654-

El vertiginoso incremento del gasto público en la última década de 2012-2022, es preocupante en los alrededores o círculos económicos; porque alcanza una menor productividad en la economía ya que se estima que el gasto público es 50% menos eficiente que el gasto privado. Por ejemplo, cada centavo que gasta el privado para un resultado positivo, el Estado gasta dos centavos de soles, lo cual evidencia demostrando que a mayor gasto público menor eficiencia en la economía y menor comodidad y satisfacción para los peruanos; todo lo contrario, a las conjeturas, hipótesis de la izquierda que favorece el gasto público como motor del bienestar, lo cual es demostradamente contrario a la realidad, y les crean una ilusión falaz a vuestros compatriotas.

Subrayo, esto no quiere decir que se debe de eliminar el gasto público, si no que, debe de haber un equilibrio entre el potencial productivo de la economía y el tamaño del gasto público, para que disminuya del crecimiento económico.

Si contrastamos el presupuesto público con el PBI (Producto Bruto Interno) nos daríamos con asombro que el tamaño del presupuesto público ha crecido al doble el crecimiento del PBI. Por decir, mientras más grande se vuelve el Estado, menos se crece. Es decir, el mayor gasto público no se ha convertido proporcionalmente en un mayor crecimiento por la mayor burocracia y menor eficiencia del sector público y por otro lado por la corrupción galopante.

La contrapartida del crecimiento del presupuesto público es el crecimiento de la deuda pública del Estado para financiar los déficits presupuestales. Ésta ha crecido del 20.6% del PBI en 2012 a 32.2% del PBI en 2023. En otras palabras, el Estado se ha endeudado para cubrir un gasto normalmente ineficiente y de poco valor para la población. Hoy el servicio de la deuda externa es mayor en el presupuesto que el gasto en educación.

En resumen, está la calidad del gasto público que es la otra cara de la moneda del incremento presupuestal, y que se evidencia en la calidad de los servicios públicos. En vez de mejorar con mayor presupuesto se han deteriorado los servicios, y que mejores ejemplos que el manejo de la salud en la pandemia, la desvergonzada inseguridad ciudadana, la dramática caída de la calidad educativa, el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes -PISA- Programa que busca evaluar las competencias lectora, matemática y científica de estudiantes, y la incapacidad de ejecución de obras para la prevención de El Niño, y la indiscutible corrupción sin escrúpulos que consume no menos del 15% del presupuesto público. Lo esgrimido demuestra que las políticas socializantes desde 2012 han sido un revés y han llevado al país a un panorama económico de incertidumbre.