El ex salafista Abderrazzak Soumah defiende la postura de Marruecos en el caso del terrorista Ali Aarrass

Abderrazzak Soumah, ex-emir del "Movimiento de los Muyahidines en Marruecos” responde con contundencia a las acusaciones y declaraciones emitidas por el activista Luk Vervaet en torno al caso de Ali Aarrass.

En un vídeo publicado en su cuenta de YouTube, Abdelrazak Soumah, antiguo dirigente arrepentido del llamado “Movimiento de los Muyahidines en Marruecos”, respondió a las mentiras y alegaciones tendenciosas promovidas por el activista Luk Vervaet, a quien muchos califican de portavoz de Ali Aarrass, durante un diálogo que mantuvo con Adnan Filali sobre el terrorista Ali Aarrass, condenado a 12 añosde prisión por su vinculación probada con una célula terrorista y por tráfico de armas, tras los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca, dejando 33 civiles muertos y más de 100 heridos.

Este sujeto, quien ha sido el centro de la controversia tras solicitar una compensación por su extradición y posterior encarcelamiento, ha sido defendido por el activista Vervaet; sin embargo, Soumah presenta una perspectiva distinta, basada en experiencia real y en su conocimiento dentro del movimiento terrorista, al cual pertenecían los dos.  

Abderrazzak Soumah desafía enérgicamente las afirmaciones sobre la inocencia de Aarrass, asegurando que tanto él como Aarrass fueron miembros activos del “Movimiento de los Muyahidines en Marruecos”. Soumah sostiene que Aarrass participó en actividades delictivas significativas, incluido el tráfico de armas, lo cual contradice la imagen de víctima que algunos sectores han proyectado. Critica duramente a Vervaet por perpetuar lo que él considera falsedades y por manipular la opinión pública tanto en Marruecos como en Europa.

Es en este marco que Abdelrazak Soumah confirma en su salida mediática que saldrá a responder a Luk Vervaet siempre que sea necesario, porque este último está lejos de conocer la verdad sobre el ex detenido salafista Ali Aarrass, y por ello publica muchas falacias sobre él, con las que engaña a las comunidades marroquí y europea, cuando afirma que este terrorista es inocente y que ha sido torturado por Marruecos.

En un tono firme y decidido, Soumah cuestiona directamente las narrativas que pintan a Aarrass como una víctima. Con años de experiencia en el “Movimiento de los Muyahidines en Marruecos”, ofrece un relato detallado y crítico que busca esclarecer lo que él considera malentendidos y manipulaciones en la opinión pública. Insiste en que Ali Aarrass fue un miembro activo y consciente dentro del movimiento, implicado directamente en operaciones que incluían tráfico de armas y planificación de actividades terroristas, desafiando la versión de Aarrass y sus defensores que lo describen como un ciudadano injustamente perseguido.

En el mismo orden de ideas, y dirigiéndose a Luk Vervaet, Soumah dijo: “Usted intenta exculpar e inocentar a un gran traficante de armas profesional cuando dice que estaba sentado en un café hasta que fue detenido, y la verdad es que yo recibí, personalmente, de Aarrass un cargamento de pistolas para atentar contra los verdaderos inocentes en Marruecos”, acto del cual estoy ahora muy arrepentido.

Soumah también aborda las acusaciones de tortura hechas por Aarrass, sugiriendo que son tácticas de defensa empleadas para desviar la atención de sus crímenes probados. Expresa su preocupación por cómo estas acusaciones han sido recibidas sin el debido escepticismo por ciertos sectores de la comunidad internacional y los medios de comunicación.

Finalmente, Soumah hace un llamado a los medios de comunicación y a los activistas de derechos humanos para que examinen más críticamente las evidencias y contextos antes de adoptar y difundir la narrativa de Aarrass como víctima. Insta a una evaluación imparcial y exhaustiva de todas las pruebas disponibles y subraya la importancia de no dejar que las emociones nublen el juicio legal y moral.