Defender la democracia ante el narcotráfico internacional

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo

Periodista: Reg: N°-4654-

La democracia vive un peligro latente, y encubierto a nivel internacional, gracias al beneplácito de un sector de las corruptas autoridades que lo permiten que, el narcotráfico se ramifique por cuestiones crematísticos. Ello se expresó el miércoles 9 de agosto del 2023, con el asesinato de Fernando Alcibíades Villavicencio Valencia, candidato a la presidencia de Ecuador, que fue cobardemente aniquilado al salir de una actividad política, en Quito. Ante la actuación del grupo de seguridad del occiso Villavicencio contra la red de sicarios internacionales fue detenido, quien a su vez fue el tirador, falleció por sus heridas durante el enfrentamiento, posteriormente arrestaron a seis presuntos implicados en este crimen que fue repudiado por los ciudadanos del mundo.

El hermano país norteño, Ecuador está afectado e impresionado, los políticos de los cuatros mundos han prometido que el asesinato no quedará impune, y han imputado y atribuido al narcotráfico. Cabe recordar que anteriormente, el candidato presidencial había denunciado amenazas de muerte, presuntamente de un grupo de narcotraficantes vinculados al Cártel de Sinaloa, conocida organización criminal mexicana, que opera en Ecuador desde hace algunos años, para lo cual se ha encuadrado en la organización de la estructura del hampa circunscrito localmente.

El periodista, Fernando Alcibíades Villavicencio Valencia, si bien no lideraba las encuestas, era el candidato que más claramente enarbolaba las banderas de la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, males que se alimentan uno del otro de manera simbiótica. No olvidemos que, en 2017, Villavicencio Valencia, estuvo asilado en Perú, luego de denunciar por corruptela al gobierno del socialista de Rafael Vicente Correa Delgado, y que después del asesinato de Villavicencio, Correa pasa ser es el sospechoso número uno, ya que lo hostigaba a través de su entorno del socialista que fue condenado por corrupción, y refugiado ahora en Bélgica.

En su calidad de periodista, Villavicencio, expresaba que Ecuador se había convertido en un “narcoestado” por lo cual sugería restablecer la seguridad con las fuerzas armadas y la policía en las calles, y paralelamente emprender una lucha contra lo que denominaba la “mafia política”. Además, planteaba sanear el sistema de justicia, enfrentar el lavado de dinero, la minería ilegal y la corrupción en el sector petrolero, denuncias que lo realizó con mucha valentía por muchos años.

 Fernando Villavicencio en una entrevista en CNN en Español, en el mes de mayo, formuló: “Hoy Ecuador está tomado por Jalisco Nueva Generación, el Cartel de Sinaloa y también la mafia albanesa. Resaltando que quede claro para -América Latina- lo mismo que en México y Colombia, que no es posible que el narcotráfico se instale en una sociedad y la someta sin la componenda y la connivencia del poder político”.

El asesinato de Villavicencio deja un vasto de interrogantes. Es necesario investigar y saber en qué y cómo falló el cerco de seguridad que lo protegía.

Esta es la segunda vez que, en nuestra región, una campaña política para la presidencia y congresal mancha de sangre por la corrupción y el crimen organizado. La muerte de Fernando Villavicencio recuerda a la de Luis Carlos Galán, candidato presidencial colombiano el año 1989, quien fuera asesinado por una orden de Pablo Escobar, Narcotraficante más temido de los cárteles del mundo. Ello le costó la vida a Galán por promover la extradición de narcotraficantes a EEUU.

Pero la crueldad del crimen organizado contra políticos no es concesión exclusiva de las campañas presidenciales. En Ecuador, antes de los comicios locales de febrero último, dos candidatos a alcaldías fueron asesinados. Meses antes, el 2021, la escena política mexicana se manchó de sangre; decenas de políticos que fueron asesinados durante la campaña de elecciones intermedias, mediante la cual se renovaban distintos cargos de una elección popular, y democráticas.

Este patrón de violencia se extiende a medida que el crimen organizado empieza a copar las distintas instancias de los Estados; y se propaga rápidamente, como un cáncer que hace metástasis en los Estados sudamericanos.

Lo acontecido en el país hermano de Ecuador, indigna y debe preocuparnos, pues hunde a nuestra región en una ola imparable de violencia que, si o si va a perjudicar a las instituciones democráticas con tal de lograr sus objetivos, y que si así van las autoridades y políticos corruptos se va a extender a los demás países si es que no se encuentran mecanismos propicios y eficaces para contrarrestar al crimen organizado, mal que va vertiginosamente sin respetar divisorias.

Hay que subrayar las organizaciones criminales se han internacionalizado, lo que ha generado grandes dificultades para los Estados. El asesinato de Fernando Villavicencio es un atentado y afrenta contra la democracia, un prototipo de gánster contra la construcción de vida que la sociedad ha edificado a través de su historia, y que sirva este panorama trágico para combatirlos frontalmente y que se haga multinacionalmente defendiendo con mecanismos adecuados para custodiar vuestra democracia.