Este lunes, China lanzó un satélite de observación del dióxido de carbono de manera exitosa. En pocas palabras, este será el guardián de nuestros niveles de contaminación, que fue construido en colaboración con Francia.
La misión se inició a las 00:43 UTC, desde la base de Jiuquan, y culminó con la colocación de la carga principal en una órbita circular helio sincrónica de unos 520 km de altitud. Se espera que el satélite opere durante al menos 3 años.
Utilidad
Servirá para estudiar el viento y las olas en la superficie marina las 24 horas, para contribuir a mejorar las previsiones meteorológicas marinas, prever con más precisión tormentas fuertes o ciclones y permitirá a los climatólogos entender mejor las interacciones entre los océanos y la atmósfera, que juegan un papel fundamental en el clima, mucho más actualmente con la seria influencia del cambio climático.
El satélite tiene un peso de 650 kg y el cohete utilizado, un CZ-2C, transportó además siete cargas secundarias, todos ellas cubesats de pequeño tamaño. Son satélites chinos, menos un cubesat, el CubeBel-1, que pertenece a Bielorrusia.
Lanzamiento
Símbolo político
Es el primero que Francia y China construyen en común y los datos que emita serán recogidos y analizados en estaciones terrestres ubicadas en ambos países.
“Es verdaderamente un proyecto en el que salimos ganando todos, tanto Francia como China. Y, al mismo tiempo, es un bello símbolo político“, menciona el presidente del Centro Nacional de Estudios Espaciales ubicado en París.
La agencia China Nueva relata que el presidente francés Emmanuel Macron y su homólogo chino Xi Jinping se felicitaron por el exitoso lanzamiento durante una conversación por teléfono.
L. R. C.
