¿Barbadillo, cárcel o albergue de expresidentes?

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo
Periodista: Reg. N°.-4654-


El penal de Barbadillo, se ha convertido en un “albergue de farsantes” de investigados, y sentenciados por la justicia, por corrupción, y lo más cosquilleante es que lo digerimos con sabor amargo, otros indiferentes; y lo representan nada menos los expresidentes que, en su oportunidad fueron elegidos con efervescencia popular. El penal que tenía como exclusivo al inquilino a Alberto Fujimori, ahora acoge, al ex presidente corrupto y golpista Pedro Castillo. Asimismo, al corrompido cholo sano y sagrado de Alejandro Toledo.

Recientemente, la Fiscalía de la Nación decidió denunciar constitucionalmente a otro ex presidente. Se trata nada menos del supuesto Genocida, imputado por cometer delito contra la administración pública, bajo la modalidad de CONCUSIÓN a través del llamado VACUNAGATE; que fue destapado esta mafia, por el experimentado periodista, audaz, acucioso, Alberto Ortiz Pajuelo, en su programa, Beto a Saber de Willax televisión. Al menos soy grato con Beto, como la mayoría de los peruanos, allá los cicateros.

 Odisea mafiosa de la más baja estofa que involucra a 487 personas ligadas al lagarto Vizcarra, que recibieron irregularmente la vacuna china Sinopharm. Incluyendo al propio ex presidente, que obtuvo tres o cuatro dosis de la vacuna de marras, equivocadas en medio de una condenable, punible secretismo. Esto acontecía en momentos en que miles de peruanos fallecían vertiginosamente por minutos, al no encontrar auxilio oportuno en hospitales e institutos estatales, debido a la falta de pruebas moleculares, de plantas generadoras de oxígeno, camas UCI, toda una desgracia por aplicar una improvisada estrategia incoherente con la pandemia del COVID.

La estadística mundial, el país más negligente y que   registra con peor desempeño en la conducción del COVID-19 fue Perú. Artífices de semejante epopeya fueron Martín Vizcarra y Pilar Mazzetti, ambos hoy denunciados constitucionalmente. Vizcarra, fue aliado de la conducta más canallesca como presidente en la historia del Perú, que le coloca en el umbral más nauseabundo.

En conclusiones, él es responsable de la muerte de más de 200,000 peruanos fallecidos por su arrogancia, unida a una colosal sinvergüencería, retroalimentada por una prensa venal y rastrera –La República, RPP, El Comercio, canales N, 4,2, 9– que se puso a sus órdenes para medrar del Estado, a cambio de condonarle todas las barbaridades que perpetraba. Vizcarra llegó al colmo de dar un golpe de Estado, el mismo que fue pasado por alto por el periodismo corrompido que tanto daño le ha hecho y sigue causándole a la nación.

Entre otras secuelas, tenemos al cuestionado triunfo electoral de Castillo, y esas letales reformas políticas que metió Vizcarra con fórceps, vía un sospechoso referéndum. Con el subsecuente descalabro de los partidos políticos, y los rezagos del caos que viene produciéndole a la inmensa mayoría de peruanos y al mismísimo Estado, cuyos efectos continúan generándole inestabilidad sociopolítica/económica al país. Martín Vizcarra tiene, además, una inconmensurable deuda económica y moral con el país. Primero, como gobernador moqueguano.

Allí cometió delitos que, tras reemplazar a PPK en la presidencia del país, el Parlamento recién tomó conocimiento del calado de aquello. Entonces decidió imputarlo en el marco del caso Club de la Construcción, acordando su vacancia de la jefatura del Estado.

Fue muy interesante que previamente, había sido denunciado por quien fuera su incondicional, amigo, y ministro de Agricultura, José Hernández, a quien siendo gobernador moqueguano usó de correveidile para trapichear corruptelas con Odebrecht. Su primer escándalo de corrupción, como mandatario, acaba de ser denunciarlo formalmente por la Fiscalía.

En breve saldrán rozagantes primicias de raterías en que habría participado, tras asumir la presidencia al renunciar Kuczynski. ¡Bienvenido, Martín Vizcarra Cornejo, el cuarto invitado a Barbadillo!!!