La iniciativa «adopte un alumno» comenzó gracias al ingeniero Silvério Morón de 64 años, quien dedicó casi toda su vida a dar clases particulares en escuelas privadas, decidió compartir sus conocimientos con gente que lo necesitaba, pero que no tenía los recursos necesarios para pagarle. «Aclaro dudas de matemática y física (gratis)», fue lo que escribió en un papel en marzo de 2018 y lo colgó en una mesa en la plaza de Mauro Duarte en Botafogo. Y aunque en un inicio no le prestaban atención, cuando llegó el primer alumno, rápidamente se sumaron decenas de estudiantes buscando ayuda y profesores voluntarios, gracias a una imagen que se volvió viral en las redes sociales.
«Nunca es demasiado tarde. Voy a estudiar mientras puedo, porque de a poco vamos perdiendo la visión y nos convertimos en viejitas que no saben leer ni escribir», dijo Edna Pinheiro, que a sus 89 años y a pesar de trabajar en una biblioteca, aún no sabe leer. Sin embargo, gracias a esta iniciativa «adopte un alumno», ella por primera vez está aprendiendo a leer y a escribir. Y así como Edna, hay mucha gente de su edad o estudiantes de secundaria, que aprenden matemática, inglés, biología y física, agrupados en máximo tres personas por mesa y son supervisados por los docentes.
Ahora, ha pasado más de un año después del inicio del proyecto se ha expandido a los barrios de Flamengo, Copacabana y Grajaú, con un promedio de 300 alumnos. «El nivel de la educación trae consigo un alto índice de desempleo y violencia», afirmó Silvério Morón.
Sin embargo, Brasil todavía tiene 11.3 millones de personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir, una tasa de analfabetismo del 6.8 %, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
L.A.C.