La lucha por el voto femenino

Foto: Diario16

Mary Smith de Standford, hizo una petición al Parlamento británico solicito que, como ella pagaba los mismos impuestos y estaba sujeta a las mismas leyes que cualquier hombre, debía tener el mismo derecho a elaborarlas. De esta manera el 3 de agosto de 1832, se discutió la demanda de Mary.

En gran Bretaña se realizó el primer debate sobre el sufragio femenino. El diputado Frederick Trench, en la sesión señalo que, si se establecían jurados paritarios, hombres y mujeres se verían forzados a situaciones dudosamente morales como estar encerrados toda una noche deliberando.

En aquellos tiempos, el movimiento feminista estaba en pañales, a las mujeres se les negaba los derechos civiles y políticos que los hombres disfrutaban. Solo las mujeres solteras y viudas gozaban de más libertades que las casadas, ya que ellas no podían tener propiedades, redactar testamentos, ni obtener la custodia de sus hijos y estaban sujetas a grandes restricciones.

Inglaterra y el resto del mundo occidental estaban en épocas de cambios económicos, políticos y sociales. En 1830 las feministas aún eran pocas, pero treinta años después este movimiento había ganado fuerza y tenían como causa esencial, la concesión del voto.

En 1867, una nueva ley electoral hizo que las mujeres se animaran a participar de las elecciones, debido a que cambiaron la palabra males (varones) por men (hombres), que se podría interpretar como un término que engloba a ambos sexos. Lily Maxwell, fue la primera mujer que acudió a su colegio a votar, pero meses después se aclaró que la ley refiere solo varones.

La Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio Femenino (NUWSS en inglés), fue creada en 1897 por las diferentes organizaciones sufragistas, de la mano de Millicent Fawcett. Los primeros miembros, empezaron a ganar a los representantes políticos haciendo mítines en las calles.

En muchas de las concentraciones, las mujeres eran recibidas con una lluvia de insultos, de objetos y hasta de golpes. Una de las afectadas fue, Charlotte Despard quien a pesar de que un huevo le había caído en plena cara, siguió con su discurso. Muchas de ellas recibían comentarios sexuales, ya que eran consideradas prostitutas.

Emmeline PanKhurst, en 1903 creó la Unión Sociopolítica de Mujeres (WSPU) para luchar con más efectividad por la conquista del voto. Ella consideraba que para alcanzar el objetivo la organización debía funcionar como un ejército, las órdenes nunca debían ser cuestionadas.

La WSPU desarrollo tácticas militantes que tenían resonancia en la prensa, empezaron a interrumpir los mítines de otros partidos, intentar ingresar al Parlamento, encadenarse en las casas de los miembros del gobierno. En 1908, la gran manifestación de Hyde Park congrego a más de 500.000 personas e incluso el diario The Times se sorprendió de eso.

La estrategia del gobierno tuvo éxito en la opinión pública, ya que desaprobó los cristales rotos y las bombas, maniobras que usaban las feministas para lograr que el estado hiciera caso a su pedido. La Gran Guerra interrumpió todas las actividades de la WSPU, de esta manera no se sabe que hubiera pasado si las manifestaciones hubieran seguido.

La lucha por el sufragio a las mujeres por fin obtuvo logros, en 1918 se aprobó la ley que concedía a las mujeres mayores de 30 años poder votar. Las campañas continuaron, hasta que diez años después, en julio de 1928 se equiparó el voto femenino al de los hombres. Charlotte Despard, con 84 años manifestó “Jamás pensé que vería la concesión del voto. Pero cuando un sueño se hace realidad, hay que ir por el siguiente”.

M.P.H