Sobre los atentados terroristas organizados con la participación de los servicios especiales ucranianos

La horripilante tragedia ocurrida en el centro comercial Crocus City Hall el 22 de marzo de 2024, que conmocionó al país y a la comunidad mundial, ha vuelto a poner sobre el tapete el tema del terror público masivo, cuyo objetivo es presionar a la sociedad, sembrar el pánico y hacer tambalear la resistencia del Estado ante los desafíos y amenazas globales.

La mayoría de los países del mundo mostraron una reacción natural ante el incidente, expresando su apoyo y sus condolencias al país y al pueblo ruso.

Al mismo tiempo, pocas horas después de los trágicos sucesos, sin esperar a los resultados provisionales de la investigación, los medios de comunicación occidentales, los funcionarios de la Casa Blanca, el Reino Unido y la Unión Europea, en el contexto de la inequívoca condena internacional de la acción terrorista, organizaron inmediatamente una campaña de relaciones públicas para negar la implicación de los servicios secretos ucranianos en este crimen.

Los redactores de los principales diarios occidentales recibieron instrucciones específicas para consolidar en el espacio informativo su propia versión de los acontecimientos que rodearon el atentado terrorista de Krasnogorsk sobre la implicación del ISIS en su organización, negar los vínculos entre los islamistas y el Gobierno ucraniano o los servicios secretos occidentales, desacreditar los resultados de la investigación y promover diversas teorías conspirativas sobre la implicación de los servicios secretos rusos.

Se ha señalado la inadmisibilidad de demostrar simpatía y humanismo hacia el pueblo ruso. La categórica instrucción de no cubrir la verdadera magnitud de la tragedia en los medios de comunicación, es decir, no mencionar el número de víctimas del atentado terrorista, el número de niños muertos, y excluir la demostración de la reacción pública ante lo sucedido hace que los intentos occidentales de distraer a la comunidad internacional de los verdaderos organizadores y beneficiarios sean especialmente cínicos.

En el extranjero, se han asociado también los medios en lengua rusa y agentes extranjeros. Las plataformas mediáticas controladas por oligarcas y opositores prófugos han hecho ajustes en su política editorial, y se están haciendo especulaciones tendenciosas sobre las causas y consecuencias de la tragedia de Krasnogorsk. Como argumentación, se aducen las falsas tesis del libro de Yu. Felshtinski “Rusia dinamitada: Tramas secretas y terrorismo de Estado en la Federación de Rusia”. En la misma línea, los funcionarios de la FBK (Fundación Anticorrupción) y del MBJ-Media crean una serie de investigaciones de descrédito contra las fuerzas del orden y los servicios secretos. El objetivo principal es desacreditar a las autoridades y tratar de encontrar un motivo para desestabilizar a la sociedad rusa.

En sintonía con la campaña de información occidental, Kiev lanzó absurdas acusaciones contra el Kremlin de estar implicado en el atentado terrorista. Los medios ucranianos controlados recogieron inmediatamente esta narrativa, centrándose en el ISIS, ignorando los resultados de la investigación preliminar [1 – véase el apéndice].

También es digna de mención la inmediata promoción caníbal y rusófoba de las consecuencias del atentado terrorista en Krasnogorsk en los multimillonarios medios en línea ucranianos.

Casi simultáneamente al atentado terrorista, las unidades ucranianas de información y operaciones psicológicas desplegaron una agresiva labor de propaganda y reclutamiento en Internet con llamamientos a cometer crímenes similares a cambio de recompensas monetarias, dirigidos a jóvenes y menores. Se realizaron envíos masivos de noticias falsas sobre atentados terroristas posteriores en los distritos vecinos de Krasnogorsk y Moscú. En las redes sociales se crearon cuentas supuestamente pertenecientes a terroristas. A partir de la reacción natural de la opinión pública, se fomentó una atmósfera de miedo e indefensión.

Sin embargo, el atentado terrorista en el Crosus City Hall dista mucho de ser el primer acto terrorista contra Rusia en los últimos tiempos.

El terrorismo como método de confrontación global ha sido adoptado desde hace tiempo por los servicios secretos ucranianos. El régimen de Kiev no oculta su interés en llevar a cabo acciones terroristas para intimidar a la población, desorganizar la gobernanza y crear incertidumbre y desconfianza en las autoridades.

Desde 2016, el régimen ucraniano ha incrementado constantemente los intentos de cometer atentados terroristas y sabotajes contra instalaciones militares y civiles en Rusia [2].

Con el apoyo directo, principalmente técnico, de los servicios secretos occidentales, se obtuvieron datos de información sensibles, se reclutaron agentes, se seleccionaron autores y cómplices. Se perfeccionaron los métodos y se amplió la escala de las acciones hostiles: de ataques puntuales y aislados a atentados terroristas masivos atroces con posibles consecuencias ilimitadas.

Con el inicio de la operación militar especial, la actividad terrorista de los servicios secretos ucranianos ha adquirido un carácter agresivo y audaz sin precedentes y ahora abarca prácticamente todo el territorio de la Federación de Rusia. De hecho, el terror desatado se considera parte integrante de la operación de armas combinadas.

Se están cometiendo ataques contra la red ferroviaria y las infraestructuras y atentados con aviones no tripulados, tanto en las zonas fronterizas como en el interior del país. Se están llevando a cabo desvíos contra objetivos militares y civiles estratégicos [3]. La destrucción de infraestructuras críticas, como el puente de Crimea, oleoductos y gasoductos, aeródromos, refinerías y centrales nucleares (centrales nucleares de Kursk, Smolensk, Leningrado y Zaporiyia) es una prioridad.

Los trabajos subversivos se realizan por personal de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa y del Servicio de Seguridad ucranianos. Se está utilizando aviación ligera, sistemas aéreos y navales de ataque no tripulados. Los servicios secretos occidentales proporcionan todo el apoyo posible en materia de datos de información recursos.

La Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa y del Servicio de Seguridad ucranianos están utilizando como ejecutores a personas reclutadas y agentes entrenados, incluidos ciudadanos ucranianos y residentes de nuevas regiones de Rusia. Participan personas que estaban en el campo de visión de los servicios secretos ucranianos, que viajaron a Rusia, incluso antes del inicio de la operación militar especial.

Con el fin de crear la base ideológica necesaria para la radicalización de determinados sectores de la población y coordinar la comisión de atentados terroristas, los centros psicológicos ucranianos han desplegado una propaganda agresiva y una labor de reclutamiento a gran escala entre los jóvenes, radicales, marginales y personas con enfermedades mentales, así como personas con problemas sociales y económicos.

Las imágenes de ataques incendiarios contra centros de alistamiento militar y policías, cometidos por la gente más corriente -jubilados, maestros, profesores, amas de casa, jóvenes y menores-, que han recorrido todo el país, ponen de manifiesto la ausencia de límites sociales y de edad en la selección de los autores.

Se utilizan activamente tecnologías fraudulentas. Se induce a personas socialmente vulnerables a pedir préstamos y transferir dinero a “cuentas seguras”, y luego a cometer delitos so pretexto de participar en operaciones de servicios secretos o bajo amenaza de chantaje.

Se utilizan canales para encontrar dinero rápido en diversos mensajeros de Internet. Se anima a los ciudadanos a cometer atentados terroristas y sabotajes, incendios contra los centros de alistamiento militar, departamentos de policía, instalaciones administrativas, daños y destrucción de infraestructuras ferroviarias [4]. Se forma una imagen de anonimato e impunidad de los actos delictivos. Además, por regla general, no se les paga a los ciudadanos rusos por los delitos cometidos.

Se han intensificado considerablemente las actividades de los movimientos terroristas Columbine y Manyaki: cult ubíistva (Maniacos: culto del asesinato), controlados por los servicios secretos ucranianos y basados en la ideología del odio y el asesinato en masa. En Ucrania, Polonia y la República Checa se ha organizado el trabajo de psicólogos de reclutamiento supervisados por los servicios secretos occidentales.

Las organizaciones terroristas Russki Dobrovólcheski Korpus y Leguión Svoboda Rossii (Cuerpo de Voluntarios Rusos y Legión por la Libertad de Rusia, respectivamente), controladas por Kiev y formadas por ciudadanos con opiniones antirrusas o proucranianas, participan directamente en sabotajes y atentados terroristas. Oficialmente, Kiev se distancia de estas formaciones nacionalistas, calificándolas de partisanas y desautorizando sus vínculos con las Fuerzas Armadas ucranianas. De hecho, dichas estructuras terroristas forman parte de las Fuerzas Armadas y de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucranianas.

Su objetivo estratégico es infligir una derrota militar y política a Rusia, causar el máximo daño económico, desestabilizar la situación en nuestro país y provocar ánimos de protesta.

Con los mismos fines, se cometieron los bárbaros asesinatos de los periodistas rusos D. Dúguina y M. Fomín (seudónimo V. Tatarski), del fiscal general de la RPL, S. Gorenko, los intentos de asesinato de Z. Prilepin, de los jefes de las provincias de Zaporiyia y Jersón, E. Bálitski y V. Saldo respectivamente, del jefe del Ministerio del Interior de la RPL, I. Kornet, del primer jefe adjunto de la provincia de Jersón, V. Buliuk, se impidieron atentados terroristas contra M. Simonyán, K. Malaféyev, V. Solovyov, los dirigentes de la República de Crimea y la administración militar-civil de las provincias de Jersón y Zaporiyia [5]. El jefe del Servicio de Seguridad ucraniano, V. Malyuk, habló sobre la implicación de Ucrania en algunos de ellos en su entrevista con el canal de televisión ICTV.

Se han establecido hechos concretos del uso de agentes de guerra psicoquímicos y generalmente venenosos prohibidos por las convenciones internacionales por parte de los servicios secretos ucranianos en la preparación de atentados contra los jefes de las provincias de Zaporiyia y Jersón y participantes de la operación militar especial [6].

Parte del terror desplegado por Ucrania fue el bombardeo masivo diario de la sufrida Donetsk y la ciudad fronteriza de Bélgorod, que se cobró la vida de decenas de personas corrientes: mujeres, ancianos y niños [7].

En un intento de perturbar las elecciones presidenciales de la Federación de Rusia en marzo pasado, como resultado de las actividades de las agencias de seguridad, fracasó la preparación de una serie de atentados terroristas multiepisódicos por parte de los servicios secretos ucranianos directamente en Bélgorod en edificios residenciales y contra las fuerzas del orden con apoyo simultáneo de información tendenciosa y fomentando el pánico entre la población [8].

Al mismo tiempo, en el tramo de Bélgorod de la frontera ruso-ucraniana, las Fuerzas Armadas de Ucrania, con la participación de combatientes de batallones nacionalistas ucranianos y de las organizaciones terroristas Leguión Svoboda Rossii y Russki Dobrovólcheski Korpus, realizaron numerosos intentos infructuosos de cruzar la frontera estatal, que se saldaron con la muerte de civiles.

Se han establecido conexiones entre el Servicio de Seguridad de Ucrania, los servicios secretos occidentales y varios opositores rusos y dirigentes de la banda caucásica clandestina en el extranjero, entre ellos Ajmed Zakáyev, que figura en la lista internacional de personas buscadas. La retórica de los políticos fugitivos de la protesta no sistémica es un indicio directo de su compromiso. Sus representantes hablan públicamente  de apoyo al régimen de Kiev, forman (“Batallón Independiente de Misiones Especiales de las FF.AA. de la República Chechena de Ichkeria”) y financian abiertamente formaciones nacionalistas, piden la intervención militar de Occidente y desean la derrota de Rusia. Con la participación de políticos europeos se crean estructuras pseudogubernamentales en el exilio que, bajo la apariencia de ideas anticolonialistas, organizan el trabajo en las diásporas extranjeras caucásicas y transcaucásicas para desencadenar actividades terroristas en el sur de Rusia desde el territorio de Ucrania [10].

Al mismo tiempo, se intenta incitar a la discordia interétnica, la xenofobia y el nacionalismo en la sociedad rusa para iniciar conflictos por motivos extremistas.

Otro ámbito de trabajo de los servicios secretos ucranianos es la participación en actividades terroristas de partidarios del islam radical en Rusia.

Se ha organizado el reclutamiento de combatientes de las organizaciones  terroristas internacionales de Siria, Türkiye, la región de los Balcanes, Iraq, Afganistán y Asia Central que participan en operaciones de combate del lado de las Fuerzas Armadas ucranianas, incluso en los batallones nacionalistas del Jeque Mansour, del Imán Shamil y Dzhojar Dudáev. Bajo la coordinación de los servicios secretos británicos, las instituciones diplomáticas de Ucrania están reclutando a terroristas potenciales en otros países.

Así, podemos rastrear un aumento continuo de la actividad terrorista del régimen de Kiev, que está bajo la tutela del Occidente colectivo.

Los servicios secretos ucranianos han pasado de los métodos tradicionales de trabajo encubierto al terrorismo abierto a gran escala.

Al mismo tiempo, el alto nivel de confianza de la inmensa mayoría de la sociedad rusa en el poder del Estado, la cohesión y la confianza en la corrección del rumbo político y económico, demostrado durante las elecciones presidenciales en la Federación de Rusia, impulsó a los servicios secretos ucranianos a subir la apuesta.

En este sentido, el régimen de Kiev, en un intento de crear la máxima indignación pública y dividir el país, desacreditar a las autoridades, provocar sentimientos derrotistas y abatimiento en la sociedad, crear una atmósfera de miedo y pánico masivo, con la aprobación de Occidente, sin tener en cuenta la escala y las posibles consecuencias, decidió ir a por todas. Al mismo tiempo, pretende alterar  las matizaciones en la agenda interna ucraniana y distraer a su propia población de los fracasos en el frente y del creciente descontento de los habitantes.

Como resultado, fue organizado y perpetrado un atentado terrorista, un brutal asesinato a sangre fría de cientos de inocentes en el centro comercial Crocus City Hall. Se eligió la forma más emotiva posible, sin dejar a nadie indiferente. Disfrazados bajo el cartel de la organización terrorista internacional el Estado Islámico del Gran Jorasán, se reclutó como ejecutores a trabajadores inmigrantes, ciudadanos de Tayikistán, que se encontraban en estado de intoxicación por drogas en el momento del atentado.

El atentado fue cuidadosamente planeado, se compraron armas y medios de terror, y las rutas de escape de los terroristas a través de la frontera ruso-ucraniana fueron elaboradas con antelación.

Según los testimonios de los terroristas detenidos, tras el atentado terrorista debían conducir hasta un tramo de la frontera estatal en la provincia de Briansk, tras lo cual debían quemar el vehículo en una zona boscosa e informárselo a su supervisor, que aseguraría su paso a territorio ucraniano y su entrega a Kiev con la ayuda de los servicios secretos ucranianos. A los terroristas se les prometió que se les pagaría un millón de rublos a cada uno por cometer el atentado.

Simultáneamente con el movimiento de los criminales hacia la frontera en el territorio vecino, se registró la actividad de los efectivos de las Fuerzas Armadas ucranianas y agentes de los servicios secretos de Ucrania (hecho establecido) cerca de los asentamientos de Chuikovka y Sópych (distrito de Shostka, provincia de Sumy), que con el fin de crear un corredor para el paso del grupo terrorista, utilizaron equipos de desminado, entre otros.

Por supuesto, se establecerán minuciosamente todas las circunstancias de este sangriento atentado terrorista. Los autores iniciales, los organizadores y los cómplices, dondequiera que se encuentren, serán encontrados, desenmascarados y recibirán un castigo justo.

Al mismo tiempo, los acontecimientos del 22 de marzo atestiguan inequívocamente la total ausencia de limitaciones morales y éticas del régimen de Kiev y sus curadores extranjeros. Europa y Estados Unidos no ocultan que utilizan a la parte ucraniana para resolver sus propios problemas. En los círculos oficiales y diplomáticos occidentales se manifiestan directamente sentimientos revanchistas y se afirma que ha llegado un momento histórico que permite infligir una derrota definitiva a Rusia sin participar directamente en las hostilidades y compensar las “pérdidas de reputación de los rusos en los tiempos de Napoleón y el Tercer Reich”. El Occidente colectivo suministra abiertamente a Ucrania armas, explosivos, equipos para organizar y coordinar el terror, entrena a saboteadores y terroristas, planifica y prepara atentados.

Teniendo en cuenta los métodos utilizados a nivel de los organismos oficiales del Estado, las peculiaridades de la administración estatal, las características sociopolíticas de la sociedad y las relaciones exteriores, en la actualidad el régimen de Kiev y las actividades de los servicios secretos ucranianos presentan los signos de una estructura terrorista a nivel estatal, que está más allá de cualquier noción humanista del Estado y la sociedad. De hecho, se trata de la creación, con la participación directa de Estados Unidos y una jauría de sus satélites y bajo su control, en el centro de Europa de un régimen terrorista agresivo similar al ISIS.

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Apéndice

[1] En este contexto, llaman la atención las palabras del jefe del Servicio de Seguridad ucraniano, V. Maliuk, en una entrevista con el canal de televisión ucraniano ICTV del 25 de marzo de 2024 sobre los detalles específicos del asesinato del ex diputado I. Kiva, del corresponsal militar V. Tatarski, del fiscal general de la RPL S. Gorenko, del intento de asesinato del escritor Z. Prilepin y del jefe del Ministerio del Interior de la RPL, I. Kornet.

[2] En agosto de 2016, fueron detenidos miembros de un grupo de sabotaje de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, personal del servicio de inteligencia ucraniano, E. Pánov y A. Zajtéi, que estaban involucrados en la preparación de sabotajes en la República de Crimea contra instalaciones militares e instalaciones de soporte vital e infraestructura de la península.

En noviembre de 2016, fueron detenidos cinco empleados de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, D. Shtýblikov, A. Bessarábov, V. Dudka, A. Stogni y G. Shabli, que planeaban cometer varios actos de sabotaje de alto nivel contra instalaciones e infraestructuras militares y de soporte vital de la península de Crimea.

En 2017, fueron detenidos miembros de la residencia de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, el jefe adjunto del Estado Mayor del Regimiento de Artillería de la 126ª Brigada de Reconocimiento del Ministerio de Defensa ruso, el comandante D. Dolgopólov, y su esposa A. Sujonósova. En 2018, fue detenido A. Slozhinski, que recopilaba y transmitía información a la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano. Además, fue detenido el autor del atentado contra el muftí de la República de Crimea, E. Abláyev; sus curadores ucranianos fueron incluidos en la lista internacional de personas buscadas. V. Bábichev, supervisado por el Servicio de Seguridad ucraniano, que preparaba sabotajes en instalaciones de energía eléctrica, fue detenido en la provincia de Bélgorod.

En 2019, se impidió un intento de sabotaje por parte de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano en el ferrocarril de la ciudad de Liski, provincia de Vorónezh. Se planeaba llevar a cabo un sabotaje mediante la voladura de un vagón de un tren de mercancías procedente de la RPD utilizando explosivos plásticos y líquidos equipados con un retardador de detonación estándar. En Moscú, se encontró y desactivó un artefacto explosivo improvisado bajo la parte inferior de un coche perteneciente a un miembro de las fuerzas de seguridad. En la ciudad de Baláshija, se detonó un artefacto explosivo improvisado controlado por radio cerca de una instalación del Servicio Federal de Seguridad de Rusia. Un ciudadano ucraniano, agente identificado de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, participó en la preparación del atentado.

En 2020, fueron detenidos miembros de una estructura neonazi ucraniana, ciudadanos rusos A. Kuliyévich, nacido en 2000, N. Lagutin, nacido en 2001, V. Jorosháyev, nacido en 2002, V. Litáu, nacido en 2000, y D. Reshetnichenko, nacido en 2002, que planeaban un atentado terrorista contra un mercado de alimentos en Simferópol. En sus lugares de residencia se incautaron los siguientes artículos: una pistola TT con munición, tres artefactos explosivos improvisados, componentes para su fabricación, armas frías y traumáticas. Se abrieron causas judiciales tipificadas en el párrafo 1 del Artículo 30, el punto «а» del párrafo 2 del Artículo 205, el párrafo 1 del Artículo 205.2, el párrafo 2 del Artículo 222.1, el párrafo 1 del Artículo 280.1 del Código Penal de Rusia.

En 2021, en la provincia de Vorónezh, mientras cruzaba ilegalmente la frontera estatal fue detenido un agente de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, que tenía como tarea preparar un acto subversivo-terrorista. Durante el registro de sus pertenencias personales se encontraron dos artefactos explosivos improvisados.

Un gasoducto fue volado en el pueblo de Pereválnoye en la República de Crimea por autores reclutados por la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano y entrenados en sabotaje en la ciudad de Jersón.

[3] En 2022, se impidieron 34 atentados terroristas y cinco atentados de sabotaje por orden de los servicios secretos ucranianos. En 2023, se impidieron 153 atentados terroristas y 15 sabotajes. En el primer trimestre de 2024, se impidieron 27 atentados terroristas y dos sabotajes.

[4] En 2024, se cometieron 41 ataques incendiarios, fueron detenidas 55 personas involucradas (en 2023, 285 ataques incendiarios, 342 personas detenidas; en 2022, 123 ataques incendiarios, 136 personas detenidas).

[5] En 2022-2023, se impidieron más de 36 intentos de asesinato, incluidos los preparativos para asesinar a los dirigentes de la República de Crimea y la administración militar-civil de las provincias de Jersón y Zaporiyia, al periodista Solovyov y al empresario y figura pública K. Malaféyev. Se identificó a los autores materiales y organizadores de 50 crímenes de alto perfil, incluidos asesinatos de la periodista D. Dúguina, del bloguero M. Fomín (seudónimo V. Tatarski) y del fiscal general de la PRL S. Gorenko, intentos de asesinato del escritor y figura pública Z. Prilepin, del jefe del Ministerio del Interior de la RPL, I. Kornet, y del primer jefe adjunto de la provincia de Jersón, V. Buliuk.

[6] El 14 de septiembre de 2023, en la ciudad de Melitópol, fueron detenidos agentes de la residencia de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, D. Kurshútov, G. Kaprálov y A. Kaprálova, ciudadanos ucranianos, que estaban preparando la liquidación del jefe de la provincia de Zaporiyia, E. Bálitski, y atentados terroristas contra militares rusos del Ministerio de Defensa de Rusia. Se abrió la causa judicial tipificada en el párrafo 2 del Artículo 205 y el Artículo 355 del Código Penal de Rusia. Del alijo, equipado por los detenidos, se incautaron seis viales con agentes de guerra química EA-3167 y Quinuclidinol-3, prohibidos por la Convención de la ONU, así como tres artefactos explosivos camuflados.

Al mismo tiempo, el agente Quinuclidinol-3 está incluido en la Lista 2 de la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción. Como sustancia independiente, el Quinuclidinol-3 tiene efectos psicotóxicos. Se utiliza para influir en una persona, incluso por medios táctiles, con el fin de incapacitarla (cuando se ingiere, la persona sufre una psicosis prolongada con desorientación y habla incoherente; las personas afectadas no reconocen a los demás y experimentan alucinaciones).

El preparado mencionado fue desarrollado en el Edgewood Arsenal (Estados Unidos) como agente psicoquímico líquido de envenenamiento bajo el código EA 3167.

En el intento de asesinato del jefe de la provincia de Jersón, V. Saldo, se utilizaron sustancias envenenadoras de propiedades similares.

En octubre de 2023, en la ciudad de Armavir, provincia de Krasnodar, se impidió un intento del agente del Servicio de Seguridad ucraniano, E. Semiónov, de organizar el asesinato en masa de graduados (más de 50 personas) de la Escuela Superior de Aviación Militar de Pilotos de Defensa Aérea de Armavir P.S. Kutájov mediante envenenamiento con drogas analépticas. Se abrió la causa judicial tipificada en el punto «а» del párrafo 3 del Artículo 205 del Código Penal de Rusia.

En marzo pasado, en la ciudad de San Petersburgo, fueron detenidos cuatro miembros de la organización terrorista Russki Dobrovólcheski Korpus, que estaban preparando, siguiendo instrucciones de sus curadores ucranianos, el envenenamiento de militares de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia en la zona de la operación militar especial con una sustancia química altamente tóxica. Al mismo tiempo, los detenidos estaban llevando a cabo reconocimientos de instalaciones de soporte vital, transporte y otras infraestructuras críticas situadas en San Petersburgo y la provincia de Leningrado, con el objetivo de seguir preparando atentados terroristas.

[7] El 30 de diciembre de 2023, un ataque masivo con misiles de las Fuerzas Armadas ucranianas en la ciudad de Bélgorod causó 25 muertos y 109 heridos. El 21 de enero pasado, un ataque contra un mercado en la ciudad de Donetsk mató a 18 personas. A mediados de marzo, durante casi dos semanas de bombardeos diarios de las Fuerzas Armadas ucranianas en la provincia de Bélgorod 152 personas resultaron heridas, incluidos 11 niños, 24 civiles murieron, entre ellos dos niños.

[8] En marzo pasado, en la ciudad de Bélgorod, se suprimieron las actividades de la residencia de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano implicada en la preparación de una serie de atentados terroristas dirigidos contra las fuerzas del orden, instalaciones del Ministerio de Defensa ruso y edificios residenciales para desestabilizar la situación sociopolítica durante el periodo previo a las elecciones presidenciales rusas. Fueron detenidos seis terroristas que habían establecido proactivamente relaciones confidenciales con los servicios secretos de Ucrania. Se incautaron seis artefactos explosivos e incendiarios improvisados, así como componentes para su fabricación. Se abrió la causa judicial tipificada en el párrafo 3 del Artículo 30, el párrafo 2 del artículo 205 y el párrafo 3 del Artículo 222.1 del Código Penal de Rusia.

[9] Se creó el Congreso de los Diputados del Pueblo, es decir, un Gobierno de transición. A sus sesiones asistieron miembros del Parlamento Europeo, los Parlamentos de Polonia, Ucrania y Lituania, así como representantes de Estados Unidos.

[10] El 2 de abril, se celebró en Kiev una conferencia de la Asamblea de los Pueblos del Cáucaso, dirigida por R. Kutáyev, en la que participaron diputados de la Rada Suprema de Ucrania, así como A. Zakáyev (primer ministro de la República Chechena de Ichkeria), A. Ajmédov (Congreso de los Pueblos de Daguestán), K. Basilia (Asamblea de los Pueblos de Georgia), comandantes de los batallones nacionalistas de Chechenia y Daguestán. Se iniciaron peticiones a Vladímir Zelenski para que reconociera la independencia y soberanía de Daguestán y Chechenia libres, así como llamamientos a la gente para que participara en operaciones de combate del lado de las Fuerzas Armadas ucranianas y proporcionara apoyo en recursos a los batallones nacionalistas.

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