La trazabilidad alimentaria es un sistema que permite seguir el recorrido de un alimento desde su origen hasta llegar a los consumidores. Su objetivo principal es controlar los riesgos que pueden afectar la cadena de suministro de alimentos.
Los sistemas de trazabilidad permiten identificar el origen de problemas o fraudes, lo que resulta crucial en caso de detectar una alerta. Además, la trazabilidad alimentaria busca cumplir objetivos como proporcionar información precisa al consumidor, garantizar la calidad del producto y poder demostrar la retirada de un alimento del mercado.
Lo que debe garantizar la trazabilidad son las personas encargadas del proceso, incluyendo agricultores, ganaderos, productores, transportistas y distribuidores. Estos agentes deben cumplir con el sistema de trazabilidad para recoger los alimentos afectados y notificar a las autoridades y consumidores.
El Estado: El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación es responsable de controlar la producción y procesamiento de alimentos para asegurar que los agentes de la cadena de suministro cumplan con la normativa europea.
Asimismo, la identificación de los alimentos es crucial para garantizar su trazabilidad. Se utilizan métodos como el código de barras y la tecnología RFID.
La tecnología RFID también se utiliza cada vez más debido a sus ventajas. En algunos productos, como las paletas de jamón, los precintos de seguridad desempeñan un papel importante al trasladar información y prevenir fraudes.
Por otra parte, la huella de carbono también forma parte de la trazabilidad alimentaria, ya que es un indicador ambiental que calcula las emisiones de gases del efecto invernadero por una persona, grupo, organización, producto o servicio.
El director de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), Martín Piña señaló que “es una de las tendencias más importantes que está apareciendo a nivel mundial. En varios países se está empezando a colocar en los envases el valor equivalente del dióxido de carbono (CO2) que se liberó a la atmósfera hasta que ese producto llegó a las manos del consumidor”.
Finalmente, la implementación de sistemas de trazabilidad alimentaria beneficia a todos los involucrados. Los consumidores finales reciben información precisa, las empresas mejoran su eficiencia al reducir errores en los procesos, y las autoridades sanitarias pueden gestionar de manera más efectiva las incidencias que pueden surgir.
