El derecho de escuchar a los niños: Las consecuencias de ignorar sus sentimientos, pensamientos y deseos

Esta educación debe comenzar desde su nacimiento para evitar la adquisición de malos hábitos

El derecho de los niños a ser escuchados es uno de los valores esenciales de la Convención sobre los Derechos del Niño, aunque no siempre se respeta (Foto: infobae).

Reconocer este derecho constitucionalmente implica permitir la participación de los niños y adolescentes en decisiones que los afectan, lo cual representa un cambio al considerarlos sujetos activos y con deseos propios.

Esto significa que no son meros receptores de la protección de los adultos, sino que se les reconoce su capacidad y agencia para influir en asuntos importantes de acuerdo con su dignidad.

En varios ámbitos de participación de bebés, niños, niñas y adolescentes, prevalece una perspectiva adultocéntrica en la que se priorizan las necesidades, perspectivas y deseos de los adultos.  

La escritora, Lloyd de Mouse en su trabajo “La historia de la infancia”, afirma que “La historia de la infancia es una pesadilla de la que hemos empezado a despertar hace muy poco. Cuanto más se retrocede en el pasado, más bajo es el nivel de la puericultura y más expuestos están los niños a la muerte violenta, el abandono, los golpes, el terror y los abusos sexuales”.

“El niño necesita, por su propia indefensión, del otro para sobrevivir y para convertirse en un sujeto del lenguaje, un ser social. En su desarrollo se apropia de la historia que lo precede y de alguna manera se crea a sí mismo”, explicó Almada (Foto: cottonbro)

Por otro lado, el escritor Jean-Jacques Rousseau, autor de “Emilio o De la educación”, plantea ideas revolucionarias y fundamentales para su época, como la necesidad de centrar la educación en el niño en lugar del adulto, y que esta educación debe comenzar desde su nacimiento para evitar la adquisición de malos hábitos. 

Es así como los niños dependen de los demás para sobrevivir y desarrollarse socialmente, su identidad se forma a través de la influencia de su entorno y las experiencias que viven. 

Es importante escuchar a los niños, ya que les duele cuando no son tomados en cuenta y buscan hacerse oír de diferentes maneras, como berrinches o manifestaciones físicas, valorar sus opiniones, intereses y permitirles participar en decisiones familiares fortalece su confianza y sentido de pertenencia. 

Por último, escuchar a los niños es un desafío para los adultos, ya que cuestiona nuestras propias experiencias de infancia. Al escucharlos, les brindamos seguridad para expresar cualquier situación de vulnerabilidad y reducimos las posibilidades de que sean víctimas de violencia.