Zohar Chamberlain, es una activista israelí Pro Palestina, actualmente es voluntaria en el Museo Palestino de Historia Natural. Foto: FPP

Por Manuel Alejandro Navarro

La ciudad Palestina más visitada entre todas es Belén, conocida mundialmente por ser el lugar de nacimiento de Jesús de Nazaret. La ciudad bíblica está pasando por una crisis turística a causa de la pandemia por Covid-19, además de la violencia y las tensiones que cada cierto tiempo enfrenta con su vecino Israel.

En mi viaje a Israel, visite la sagrada ciudad de Jerusalén que es la capital tanto de Israel (Jerusalén del oeste) como de Palestina (Jerusalén del este). Esta ciudad está en disputada entre ambas naciones. A 9 kilómetros de esta majestuosa y bella ciudad se encuentra Belén.

Una vez llegue a cruzar la Jerusalén de Israel a la de Palestina, llegue a ver, oír, oler y sentir todo distinto, las construcciones, los atuendos, el idioma son diferentes, escuche el llamado a la oración desde los minaretes de las mezquitas, que son cantadas cinco veces al día, la oración es un pilar muy importante para los musulmanes. Atrás quedan las modernas calles de Jerusalén oeste, te envuelve en otra atmosfera.

Visité la ciudad Palestina de Belén en agosto de 2019 en pleno verano, no solo recorrí su principal atracción e histórico lugar y con eso me refiero a la iglesia de la natividad, sino también, el muro de hormigón que construyó Israel en frontera con Cisjordania. Me tome el tiempo de observar aquel muro lleno de grafitis, dibujos, fotos y escritos que todos parecieran a una sola voz reclamar su destrucción. El famoso artista Banksy tiene sus principales grafitis allí, imágenes de protesta al gobierno israelí ante lo que muchos activistas palestinos consideran un apartheid.

Pero como si solo bastara con el muro, al recorrer sus alrededores te topas con lugares que están destruidos, ya sean durante las intifadas o por los conflictos posteriores a estas. ¿Por qué nadie reconstruyó sobre ellas?, no lo sé, pero son un recuerdo vivo de lo que la guerra y el conflicto llegan a generar.

Continuando con mi visita en Belén, una ciudad que cuenta con su propia policía, puedes llegar a ver la bandera de palestina casi por todos lados, los letreros en árabe e inglés son muy llamativos. En el camino me encontré con dos personas que amablemente me invitaron a acompañarlas a un museo, se trata del Museo Palestino de Historia Natural (Palestine Museum of Natural History), creado en 2017, este es un proyecto más del Instituto Palestino para la Biodiversidad y Sustentabilidad (PIBS por sus siglas en inglés) fundada en el 2014 por el Dr. Mazin Qumsiyeh.

Es en este museo donde conocí a Zohar Chamberlain, la protagonista de la siguiente entrevista, decido entrevistarla principalmente por dos motivos; la primera porque es judía, criada en Israel, y al mismo tiempo es activista por Palestina, segundo, para que me cuente como está Palestina en medio de la pandemia, ella amablemente accedió y esto fue lo que me dijo.

El lema del instituto es “Respeto: primero por nosotros mismos, luego por los demás, luego por el medio ambiente” que según Zohar tiene que ver con la resistencia palestina, “el Dr. Mazin suele decir que la colonización mental es la mejor arma que tiene la ocupación en contra de los ocupados”, añade.

¿Desde cuándo apoyas al museo?

Bueno yo llego aquí de voluntaria en marzo de 2019, después de estar aquí dos meses, llego a quedarme 6 meses en vez de los dos previstos, además Mazin y Jessie (Esposa de Mazin) necesitaban viajar, y me dejaron encargada de los demás voluntarios.

¿Cuándo conociste al Doctor Mazin?

Lo conocí sin verlo, pero había empezado a recibir sus correos en 2016, a través de una recomendación de una mujer canadiense, que participaba en el barco de mujeres que iba a desafiar el bloqueo de Gaza, como yo estaba coordinando este proyecto, conocí a esta mujer que al final no pudo ir por razones técnicas, ella me paso el correo de Mazin, empecé a seguirlo y a seguir noticias del instituto y luego también la apertura del museo. En 2018 invitamos a Mazin a participar en la misión que iba también a Gaza. Lo conocí en persona en Italia, él venía a acompañarnos desde el puerto de Nápoles a Sicilia, también tuve la oportunidad de escucharle hablar en algunos eventos públicos, proponer su visión, que me pareció muy interesante, después leí su libro “Compartir la tierra de Canaán”. Me pareció un proyecto muy interesante y vine aquí como voluntaria.

¿Qué función cumples en el museo actualmente?

Soy voluntaria, tanto Mazin como Jessie trabajan como voluntarios, no reciben ninguna remuneración por su trabajo, mis tareas incluyen cuidar los animales, las plantas y hacer diferentes tareas que tienen que ver con la limpieza, la cocina, cualquier cosa que sea necesaria.

Es muy interesante porque eres judía, y aún así estas apoyando la causa de palestina

Bueno yo no me resisto a esta identificación como judía, digamos es parte de mi identidad, pero el apoyo a la causa es sobre todo como ser humano, porque yo veo la injusticia y creo que sí la veo y no hago nada, pues pierdo mi propia humanidad.

¿Cómo te identificas?

Yo quiero decir que soy ciudadana israelí, y soy de origen judío, pero sobre todo trato de ser activa por los derechos humanos, y por eso estoy apoyando una causa que me parece justa. Es también cierto que esta causa tiene que ver con mi propia gente, digamos la gente de que cual lamentablemente me veo implicada, el Estado de Israel y sus políticas son las que causan esta gran injusticia, entonces de alguna forma mi responsabilidad es doble, no solamente como ser humano sino como ciudadana del país qué está cometiendo estos crímenes de guerra y violando los derechos humanos.

¿Desde cuando te diste cuente que Israel estaba violando los derechos humanos de los palestinos y ocupando territorio que no le pertenece?

Desde muy joven. Yo nací y me he criado en un kibutz en el norte de Israel, en Galilea, y ahí hay mucha población palestina, digamos de los palestinos que ha quedado después de la Nakba de 1948, muchos se han quedado en esta zona, yo sé que los campos de cultivos de mi kibutz eran realmente tierras de los palestinos que fueron expulsados de allí, entonces puedo decir que estoy consciente de esto desde que tengo razón.

Si uno quiere entender lo que está pasando ahora, sin hablar de lo que paso en 1948 y en los años siguientes, es imposible entender la situación de los palestinos ahora, que 7 millones de ellos son refugiados todavía de este desastre de hace más de 70 años.

¿Aceptas la resolución de la ONU de la creación del estado de Israel?

La resolución del plan de repartición de noviembre de 1947, realmente nunca fue implementada, es una propuesta que no fue aceptada por la población indígena, porque claro seguían siendo la mayoría, eran como 2/3 de la población, pero Israel o los líderes del movimiento sionista decían vamos a coger lo que nos dan, que ya era más de lo que podían haber esperado, sabiendo que con la fuerza militar podían apoderarse de más terreno todavía, y eso es lo que hicieron. Este plan de repartición iba en contra de la carta fundamental de las Naciones Unidas que hablaba de la autodeterminación de los pueblos, había que consultar a la gente que vivía aquí y si ellos no estaban de acuerdo, no se podía haber hecho este plan de repartición.

Es importante entender que mucha población ha sido expulsada, incluso antes de que entren en la guerra, los ejércitos de los países vecinos de Siria, de Egipto, de Irak o Jordania en su organización, en su capacidad no estaban ni de cerca con el poder que tenía el ejército israelí. Tienes que tener en cuenta que, durante todos los años del mandato británico, el movimiento sionista, el movimiento colonialista sionista, se establece como un estado dentro de este mandato, tienen sus instituciones, sus fuerzas armadas que son en un principio como guerrillas o fuerzas clandestinas, estas fuerzas estaban bien preparadas para la guerra de 1948.

Zohar me menciono de la polémica (y digo polémica porque hay opiniones divergentes respecto a esta) masacre de Deir Yassin que sucedió el 9 abril de 1948, “afecto muchísimo a la población palestina, porque la gente tenía miedo, escucho lo de Deir Yassin y salían diciendo no vamos a esperar a que nos maten vamos a salir de aquí corriendo”, me narró.

¿Tienes familia que haya sobrevivido al holocausto?

Mis abuelos, los cuatros, han salido de Europa antes, algunos bastantes años antes, pero mi abuelo materno por ejemplo salió bastante tarde de Alemania, 1938 o 1939, sus padres por ejemplo han muerto en los campos de exterminación, y la familia de mi abuela materna también, ella ha perdido a toda su familia allí.

¿Cuál crees que sería la solución para el conflicto Israel?

Lo que tiene que pasar aquí es un proceso de descolonización, este territorio entre el rio Jordán y el mar mediterráneo, debe ser para la gente que pertenece aquí, incluyendo todos los que tienen derecho de retorno, gente que ha sido expulsada y sus descendientes, entonces, una vez que este derecho de decidir está reconocido para toda esta gente, gente como yo que ha nacido aquí, pero también gente que ha nacido en los campos de refugiados del Líbano, de Jordania, campos de refugiados de aquí de Cisjordania o de Gaza, gente de la diáspora Palestina, si toda esta gente tiene su voz para decidir lo que pasa aquí, entonces se podría establecer una entidad soberana nueva, donde espero que haya respeto hacia los derechos humanos, y hacia la ley internacional como base para una sociedad más justa, que además es necesaria en este mundo.

¿Tienes conocimiento si algún israelí o judío ha visitado el museo?

Si. Han venido aquí israelíes, a veces son gente que tiene que ver con la ciencia, gente que trabaja en universidades israelíes y que vienen aquí a intercambiar conocimiento a título individual, porque la universidad de Belén y el museo no colaboran oficialmente con universidades israelíes, por el tema del boicot académico, también vienen aquí otros israelíes como visitantes, invitados por palestinos, vienen y además de ver el museo suelen tener un tiempo con el Dr. Mazin Qumsiyeh, para escuchar sobre la resistencia palestina, sobre la visión que tiene él de la solución a esta situación del colonialismo. Es interesante para mí, lo único que me preocupa un poco es que esta gente suele venir aquí, escuchar y después volver a sus casas y seguir con su vida normal, con sus privilegios y no lo denuncian, y esto para mí no es una opción, para mí personalmente.

¿Cómo podríamos ayudarlos de manera internacional a ustedes?

Hace falta fondos para el funcionamiento del museo, y sobre todo como un proyecto que espera tener efectos sobre la población palestina, entonces para eso hace falta recurso que le permitirán al instituto y al museo tener empleados de aquí. Lo que estamos intentando crear es una red, como núcleos en diferentes países, de amigos del museo, gente que ya conoce el museo, de haber visitado, de haber trabajado aquí como voluntario o haber tenido un contacto con Mazin a través de sus giras internacional, e intentar ampliar el conocimiento en su propio país de este proyecto, darlo a conocer, buscar instituciones académicas, o grupos de apoyo a derechos humanos, o la causa palestina, o grupos que se interesan en temas medioambientales y simplemente hablar del museo, de pasar información, difundir y así, a causa de esto a lo mejor buscar apoyo de tanto en forma de financiación, o de gente que viene como voluntario, o alguna colaboración a distancia como estamos haciendo a raíz de la pandemia.

Sobre todo, hablar de este proyecto, hablar de su importancia, no solamente en el contexto palestino, sino en el contexto global, buscar la forma de protegerla la biodiversidad y el planeta en todos los sitios, y aquí lo hacemos en palestina, porque estamos en Palestina, sin embargo, esto es un mensaje que es válido en cualquier punto del planeta.

La pandemia los ha golpeado fuertemente, igual que a todo el mundo. ¿Cuál crees que haya sido el mayor impacto que ha podido tener la pandemia en el museo o en el instituto?

Bueno, aquí lo que notamos más que nada es la falta de visitantes, solíamos tener aquí grupos escolares de toda palestina que venían aquí con sus maestros, grupos de jóvenes, y también visitantes internacionales, grupos que venían de todo el mundo para ver lo que estamos haciendo, y esto se ha parado completamente. También no vienen voluntarios, lo que la carga del trabajo recae sobre la gente que ya está aquí o algunos voluntarios locales que nos vienen a ayudar, pero como toda la economía de acá ha sido muy afectada por la pandemia, es también muy difícil para la gente, que, aunque tienen tiempo libre no pueden dedicarse a un trabajo voluntario, porque necesitan dinero.

Zohar me contó que ha visto que la situación es tremenda en los checkpoints (puestos de control) fronterizos entre Israel y Palestina, inclusive para los trabajadores palestinos que tienen permiso de trabajo en Israel. El hecho de que estén tan cerca a Jerusalén, y que los palestinos en Belén no puedan acceder, así como otras barreras dentro de los territorios palestinos a lo largo de Cisjordania. Para ejemplificar, ir de Belén a Ramallah, puede ser una odisea para los palestinos, a pesar de que ambas ciudades son netamente palestinas que pertenecen a la zona A, según los acuerdos de Oslo de 1993, los israelíes tienen prohibido el ingreso, sin embargo, hay injerencias por parte de ellos.

Zohar lleva más de una década defendiendo los derechos humanos en Palestina, ella ha participado en eventos pro palestinos en diferentes ciudades del mundo bajo el estandarte de liberar a Palestina de la ocupación israelí y ponerle fin al bloqueo económico impuesto en la Franja de Gaza.