¿Se puede explicar el conflicto ucraniano sin apasionamiento?

Existe una rusofobia brutal, esquizofrénica e histérica

Ricardo Sánchez Serra*

Referirse a la intervención rusa, la llamada operación militar especial rusa en Ucrania es muy complicado, intrincado, complejo de explicar. Desde hace ocho meses, ocho meses, nos tienen bombardeando de propaganda antirrusa, en un intento de lavarnos el cerebro, pero de manera brutal, en forma escandalosa y que enloquece, de que los rusos son los malos de la película. Y Ya no se entiende de razones.

Hemos sido testigos que, en debates públicos, en los Whatsapp grupales, muchos discuten el tema, pero no se quiere comprender las motivaciones y por qué se llegó a la operación militar especial rusa en Ucrania. Muchos de nuestros amigos o allegados solo censuran a Rusia por lo que hizo y de ahí en adelante y es que nos encontramos en ese lavado cerebral, que admite, en muchos casos, los fake news, las noticias falsas, como ciertas.

Inventos de mala fe

Se ha podido comprobar que esos supuestos edificios destruidos por los rusos en Kiev, eran videos de Gaza en Palestina. O que se atribuyó a Rusia la destrucción en Donbás y que se comprobó que era el misil ucraniano Tochka-U. O un tanque que aplastó un carro, lo hicieron pasar como ruso y se demostró que era ucraniano. O las masacres en Buchá y en Mariúpol, que sin duda han sido causadas por los batallones neonazis, que son tan “valientes” que se escudan en colegios, centros comerciales, hospitales y geriátricos.

O que informativos europeos hayan hecho pasar un bombardeo ruso a Ucrania, cuando se demostró que era en verdad un videojuego. Muchos lo creyeron y lo siguen creyendo. Todo esto no es serio, ni ético.

Cabe mencionar que mucha de la propaganda antirrusa es elaborada por la poderosa empresa de marketing inglesa PR Network, (NED) que es la que reparte a los medios de prensa occidentales los mensajes antirrusos y siempre a favor de Kiev. Esa empresa es financiada por la OTAN y EE. UU.

Copian lo que dijo alguna vez el notable escritor Stefan Zweig en sus memorias sobre el estallido de la Primera Guerra Mundial, “Todas las naciones en guerra ya se encontraban en un estado de sobreestimulación y el peor rumor era transformado inmediatamente en la verdad y la calumnia más absurda era creída”.

Por ello es que no ya no se permite, ya no existe un examen crítico de la situación y las razones históricas. Muchos periodistas han dejado de ser profesionales para convertirse en propagandistas. El bombardeo de noticias parciales, no objetivas, no dejan que el cerebro trabaje. Hasta han clausurado los noticieros Russian Today y Sputnik, para que uno no sepa el otro lado de la historia.

Todo ello ha producido una rusofobia brutal, esquizofrénica e histérica. Observen el daño que se ha hecho la propia humanidad.

¿Es comprensible que se expulse a niños rusos de los colegios en algunos países de Europa?

¿Qué se quiten las becas a jóvenes estudiantes rusos de las universidades?

¿Qué se despidan a famosos directores rusos de las orquestas filarmónicas, de Munich, París o Milán?

¿Qué se despidiera a la soprano rusa, número uno, la estrella de la Ópera Metropolitana de Nueva York?

¿Es lógico que se eliminen las cátedras, los cursos, sobre el famoso escritor del siglo XIX, Fedor Dostoievski en la Universidad de Milán o la cátedra del destacado escritor León Tolstoi, también del siglo XIX en la Universidad de París?

¿Es sensato que una orquesta sinfónica mexicana, que tocaba piezas desde hace 25 años de Tchaikovski, la obertura 1812, lo prohíba en Semana Santa?

¿O el veto a los atletas rusos en los juegos paraolímpicos’

 ¿O en el fútbol prohibición de los jugadores rusos para la clasificación al Mundial de Qatar?

Igualmente, despidos de los trabajadores rusos en Europa, o que no se venda el vodka. Y puedo seguir, la lista es interminable…

¿No es que el mundo ha perdido la razón, la moderación, la tolerancia? Y para terminar esta parte, hasta se prohibió que los gatos rusos ingresen en los libros de pedigree, ni participen en los concursos internacionales de gatos.

Esta es la atmósfera que estamos viviendo. Por eso hablar tranquilamente, sin apasionamiento, objetivamente, cuando ya todo es blanco o negro, bueno o malo, es difícil.

Un poco de historia

Los rusos, ucranianos y bielorrusos son eslavos orientales, es decir, tienen los mismos padres y madres. Un vikingo o varego llamado Rurik fundó Nogorov y su hijo fundó o conquistó Kiev. Esta fue destruida totalmente por los mongoles.

¿Por qué Rusia piensa tanto en su seguridad? Los rusos tienen el chip de la seguridad desde siglos. Rusia estuvo por desaparecer en varias partes de la historia. Entonces el ruso tiene en su ADN, en la sangre, el tema de la seguridad. Casi desaparece con las invasiones mongolas. El zar Miguel I los derrota. Pedro el Grande derrota al poderoso imperio sueco de Carlos XII. También los rusos vencen al también poderoso imperio polaco-lituano. Catalina la Grande abate a los otomanos en Crimea.

Rusia siempre se consideró una fortaleza sitiada. Por el este EE.UU., el sur los chinos, el norte el muro del Ártico y por el oeste, para Europa era supuestamente fácil conquistarla, porque la Rusia europea es llanura hasta los Urales.

Europa nunca quiso a los rusos. Desde la Edad Media, los escritores europeos consideraban a los rusos como bárbaros, violadores. Que vivían en cuevas, que eran hoscos y borrachos. Grandes como osos y esto se transmitía de generación en generación. Vean ustedes como representaban a un ruso en la película de Rocky, grandulón y despiadado.

Pero no hay que olvidar dos cosas. El zar Alejandro I derrotó a Napoleón y salvó a Europa y en la Segunda Guerra Mundial, el frente principal antinazi fue Rusia, que derrotó a los nazis, con 27 millones de muertos, y salvó a Europa.

Pero ¿qué dicen los historiadores occidentales? Que fue el “general invierno” el que los derrotó, no el alma rusa. Se debe saber que el camino a Moscú desde el oeste es llanura y pantanoso. En verano no puedes invadir Moscú, porque los caballos o los tanques se atascan y se hunden. En cambio, en invierno, la nieve se solidifica de tal manera que los vehículos pasan sin problemas. Parte de la estrategia rusa eran las guerrillas y la política de “tierra arrasada”.

Golpe de estado y xenofobia

Llegamos al año 2013, un presidente ucraniano prorruso, Víctor Yanukovich, se negó a firmar un Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea y los ucranianos proeuropeístas se levantaron y derribaron al gobierno, Con una Ucrania dividida en dos, proeuropeístas del lado oeste de Ucrania, que fue un territorio dominado por los polacos por muchos años; y los prorrusos en el territorio este. ¿Podían derribar un gobierno sin apoyo de las naciones occidentales? Sin duda, fue un golpe de estado, que además las nuevas autoridades prohibieron el idioma ruso en las escuelas y toda exhibición cultural rusa. Era un tema de xenofobia, odio étnico.

Los separatistas prorrusos del Donbás desobedecieron a la nuevas autoridades y Crimea y Sebastopol, se declararon independiente y mediante referendo se unió a Rusia.

Debo mencionar que el 90 por ciento de la población de Crimea era de origen ruso. Por defender a Crimea en siglos pasados se derramó sangre rusa y soviética en la Segunda Guerra Mundial. Recuérdese la batalla por Sebastopol.

Resultaba inexplicable por qué el jerarca ruso Nikita Kruschov, de origen ucraniano, regala Crimea a la República Socialista Soviética de Ucrania en 1954. Dicen que fue para aplacar el odio de muchos ucranianos por el holodomor que fue una hambruna, según ellos, realizada por Stalin en 1932 que mató a millones de ucranianos, pero lo que dicen parte de los ucranianos es que fue contra ellos, la verdad era que fue una hambruna en toda la entonces Unión Soviética. Otros señalan que Kruschev la entregó para celebrar el tricentenario de un acuerdo ruso con los cosacos. Hablemos claro. Crimea fue por siglos parte del Imperio ruso y de Ucrania por 60 años.

El gobierno de Ucrania, surgido de un golpe de estado, quiso destruir a los separatistas prorrusos. Y mataron en ocho años de guerra a 14.000 civiles prorrusos del Donbás. Incumpliendo, además, los Acuerdos de Minsk I y II, firmados entre Rusia y Ucrania, en los años 2014y 2015, con la mediación de Francia y Alemania.

Dichos acuerdos, que son tratados internacionales, estipulaban el alto al fuego, que Ucrania no cumplió. Un estatus especial para Donetz y Lugansk o el Donbás, léase autonomía, que Ucrania no cumplió. Amnistía para los líderes separatistas, elecciones libres y uso libre del idioma ruso, entre otros puntos, que Ucrania no cumplió.

Por años estuvo Rusia advirtiendo que Ucrania no cumplía tales acuerdos y las naciones occidentales hicieron oídos sordos y con 14 000 muertos encima. Ahora se culpa a Rusia de incumplir el Acuerdo de Minsk porque reconoció, en el 2022, la independencia de Donetz y Lugansk.

Dentro de esta maraña de sucesos, Rusia empezó a realizar ejercicios militares en Bielorrusia y en la frontera con Ucrania. En una atmósfera asfixiantemente bélica, con fuertes ataques en la prensa occidental, se reunieron los presidentes Putin y Biden, los cancilleres Lavrov y Blinken, reuniones entre la OTAN y Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Siempre en un ambiente bélico.

El presidente ruso Vladimir Putin exigía garantías escritas a Occidente de la no expansión de la OTAN y que Ucrania no sea parte.

Y…. ¿por qué lo exigía por escrito? Porque la OTAN se había burlado de Rusia. Putin había manifestado que la OTAN se había comprometido luego de la caída de la URSS a no extenderse hacia sus fronteras, y fue promesa de Bush padre y luego del canciller norteamericano James Baker. Voceros de la OTAN dijeron que no había nada escrito por eso. ¡Se estaban burlando de Rusia!

Lo que quería Rusia era que respeten su seguridad y nadie le dio las garantías.

Después hubo reuniones en Moscú, entre el presidente francés Emmanuel Macron y Vladimir Putin y luego entre este y el canciller alemán, Olaf Scholz. Al término de esta reunión Putin anunció el final de los ejercicios militares.

Ucrania, que ya había sido armada hasta los dientes por Estados Unidos y la OTAN, decide a propósito bombardear el Donbás, causando miles de muertes y 60 000 refugiados que huyen a Rusia.

En este contexto Rusia anuncia la operación militar especial, para defender a la población ucraniana de origen ruso, desmilitarizar y desnazificar Ucrania y evitar que este país ingrese a la OTAN. Un misil de la OTAN instalado en Ucrania llega en cinco minutos a Moscú.

Cómo no se le hizo caso a un gran visionario como Henry Kissinger, cuando en el año 2014 afirmó que Ucrania no debe pertenecer a la OTAN, aunque sí asociarse económicamente con los europeos, ni tampoco pensar que Ucrania es Rusia. Y que una política sabia de EE. UU. sería buscar la reconciliación entre las dos partes ucranianas y no la dominación de una hacia otra.

Ucrania debe ser puente entre Rusia y Europa, para un sistema internacional cooperativo. Occidente no ha estudiado el pensamiento ruso, ni Putin el pensamiento occidental., dijo Kissinger.

Se condena a Rusia por la intervención en Ucrania, por violar el derecho internacional y la inviolabilidad de las fronteras. Pregunto ¿Se hizo lo mismo con EE. UU. y la OTAN en Afganistán, en Irak, en Libia, el bombardeo a Belgrado?

Las leyes internacionales deben ser iguales para todos.

Se dice que vendrá un nuevo orden internacional. El primero fue luego de la paz de Westfalia en 1648, el segundo luego de la derrota de Napoleón, el tercero, posterior a la Primera y Segunda Guerra Mundial con la creación de la ONU y su Carta. Ahora, la cuarta, con el ocaso del mundo unipolar, hacia un mundo multipolar.

*(Conferencia “Antecedentes de la intervención rusa en Ucrania dictada a los miembros de la Unidad de Postgrado de la Universidad de San Marcos y del Instituto de Asuntos Políticos y Estratégicos, el 18 de mayo de 2022, en el marco del ciclo de conferencias “Análisis del Conflicto, Caso Ucrania)