En algunas ocasiones la noticia repentina de un embarazo puede llevar a las mujeres a una fuerte depresión. Según organismos internacionales, 1 de cada 5 mujeres sufren de depresión durante o después del embarazo. «Es como un círculo vicioso, empeoran la salud física del bebé y la madre no puede gozar de la maternidad, con miedo a ser mala madre», explica Michael Kabar, director del Instituto de Neuroestimulación de Lima.
Las mujeres durante el embarazo experimentan fluctuaciones hormonales que automáticamente producen cambios en los niveles de neurotranmisores del cerebro. Estas variaciones físicas pueden derivar en depresión. Así mismo, los problemas económicos, el distanciamiento de su pareja, los embarazos no deseados y el estrés, son los factores principales, los cuales pueden desencadenar la depresión.
Esta situación perjudica de manera directa al bebé. «Muchos de los bebés nacen con poco peso, son hiperactivos desde chiquitos y más adelante pueden desarrollarla. Son más sensibles al frío, a la luz, niveles altos de cortisol, lloran mucho. Además, pueden nacer con ciertas dificultades con consecuencias a largo plazo», indica Michael Kabar.
Definitivamente, el apoyo de la familia en esta situación es sumamente importante, ya que esta etapa puede llegar a prolongarse durante toda la vida y volverse crónic. En los niños puede generar problemas de conducta y son pocas las posibilidades de que logren alcanzar el éxito.
Por ello, se está buscando un tratamiento efectivo con una avanzada tecnología para nuestro país.
L.A.C.
