Desde el inicio de la crisis energética, es decir, desde que los gasoductos Nord Stream 1 y 2 fueron dañados y dejaron de ser operativos, las investigaciones para aclarar las dudas de este hecho no se hicieron esperar. Suecia, Dinamarca y Alemania iban a realizar una inspección conjunta, la cual se desmoronó luego de que, la capital sueca, Estocolmo indicó que no asignaría un equipo de investigación al considerar sus pesquisas son altamente clasificados.
Debido a esta negativa, cada país empezó a investigar por su cuenta. Los resultados de la investigación alemana se filtraron, se dio a conocer, gracias a un dron, que en una de las zonas dañadas se observa un agujero de ocho metros de diámetro que, acorde a los investigadores, un daño de esta magnitud solo puede ser producido por una explosión.
Luego del proceso burocrático alemán, se inició una investigación por un supuesto “sabotaje anticonstitucional”, además se destacó la particular importancia del caso. En un intento de ahondar más en el caso y obtener más información, los expertos germanos plantearon utilizar buzos para inspeccionar la zona de la supuesta explosión pero, según ARD, no cuentan con los accesorios necesarios para realizar estos trabajos a 70 metros de profundidad.
