Una decisión anhelada por años en Chile. La Iglesia católica hizo público el decreto firmado por el papa Francisco en el que se dispone expulsar del sacerdocio al influyente cura chileno Fernando Karadima, condenado por abuso sexual a menores, por el bien de la institución.
“Hay dos claves para entender este decreto: la primera, que el papa lo hace en conciencia. La segunda clave, la motivación: por el bien de la Iglesia. La dimisión del estado clerical de Fernando Karadima es un paso más en la línea férrea del papa Francisco ante los abusos. Estábamos ante un caso muy serio de podredumbre y había que arrancarlo de raíz. Se trata de una medida excepcional, sin duda, pero los delitos graves de Karadima han hecho un daño excepcional en Chile”, explicó el portavoz de la San Sede.
Como se recuerda, la justicia canónica en el 2011 condenó al sacerdote Fernando Karadima por abuso de ministerio a una vida de oración y penitencia en reparación a las víctimas de sus abusos, así como a no tener ningún contacto con los feligreses de El Bosque, iglesia a la que pertenecía. El religioso se salvó de una condena penal puesto que los delitos de abuso sexual habían prescrito.
El caso Karadima forma parte de un destape mundial de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en distintas partes como Chile, Australia, México, Irlanda, Boston o Alemania, que datan desde los años 70. Estos descubrimientos desencadenaron una fuerte crisis de credibilidad moral, sobre todo, por el encubrimiento sistemático de estos hechos. Tal es el caso del obispo Juan Barros quien no tomó severas medidas ante las sendas denuncias que llegaban contra Karadima y, por el contrario, optó por mirar hacia otro lado y encubrir su podredumbre.
Esta medida representa un precedente importante para futuras condenas por casos similares. Hasta el momento el Vaticano solo había expulsado a Cristián Precht por implicancias en abusos sexuales, un cura simbólico de la lucha contra la dictadura de Pinochet.
A.A.M.
