Han pasado siete años desde que el fundador del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), Luis Fernando Figari, renunciara a su cargo de Superior General de la institución, poco antes de que a principios de 2011 estallaran los escándalos de abuso sexual propiciados por quien en vida fuera Germán Doig Klinge, quien hasta su fallecimiento en 2001 fue el segundo al mando en el SVC.
Ese fue solo el inicio del destape de la Caja de Pandora que representaba el Sodalicio, que ese mismo año, en agosto de 2011, se remeció por varias denuncias en contra de su fundador, lo cual provocó mayor suspicacia de la prensa en el SVC, grupo que siempre se había caracterizado por su hermetismo respecto a las actividades que llevaba a cabo puertas adentro.
Desde entonces, y hasta la fecha han ido saliendo a la luz cada vez más denuncias y testimonios no solo en contra de los líderes del Sodalicio, sino contra varios miembros de rango intermedio dentro de la institución, varias de estas recopiladas por el Tribunal Eclesiástico de Lima y otras por los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz en su libro “Mitad monjes, mitad soldados”, publicado en 2015 y que amplio el fenómeno mediático del tema Sodalicio.
Es a raíz de esto, que se ha exigido durante años que el SVC muestre una postura más conciliadora y dispuesta a la colaboración a fin de aclarar los casos de abuso sexual que han minado la imagen de la institución. Es finalmente, bajo el liderazgo de Alessandro Moroni, líder del Sodalicio desde 2012, que a principios de este año el SVC muestra los frutos de su investigación interna bajo la forma de un extenso informe.
Los resultados del mismo corroboran la información que hace años se había denunciado, detallando específicamente más de un caso de abuso sexual perpetrado por Luis Fernando Figari, que van desde un testimonio de un abuso cometido en 1975 hasta un caso más reciente, que data del año 2009, relatando como aprovechándose de su posición el ex líder del Sodalicio y también su séquito violentaba a los jóvenes que caían en sus manos.
Los casos no solo de abuso sexual, sino también de violencia física y psicológica en contra de varios jóvenes miembros del SVC son ahora materia de investigación del fuero interno de la institución, que se ha comprometido a reparar el daño físico y emocional hecho a las víctimas, además de ser investigado por las autoridades del Vaticano.
Por otro lado, se espera que la Fiscalía continúe también su propia investigación, que con el informe hecho por el propio Sodalicio suma una nueva fuente en la cual basar su acusación.
L.I.P.R
