El Conjunto de Cantos y Danzas de Shanghai dejó, la noche de este sábado, plena constancia de su moyable calidad interpretativa en el auditorio del Colegio Peruano Chino Juan XXIII, en Lima, entrelazando la estructura artística de danzas folclóricas, timbradas voces, óperas e inverosímiles rutinas de artes marciales, con la misma delicadeza con que coge el pintor el pincel para trazar y crear en tinta china memorables obras sobre papel de arroz.
El miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (CCPCh) y secretario del Comité Municipal del PCCh en Shanghai, Li Qiang; el embajador de China, Jia Guide; los congresistas peruanos Paloma Noceda, presidenta de la Comisión de Educación, Juventud y Deporte; Francesco Petrozzi, vicepresidente de la Comisión de Cultura y Patrimonio Cultural; y Juan Del Águila, vicepresidente de la Comisión de Energía y Minas; compartieron con 400 asistentes, una generosa e impactante velada cultural china.
Cada uno de los números ofrecidos por los casi 30 artistas en el escenario, de principio a fin, dejaron constancia con lenguaje artístico, más allá de las diferencias del idioma, un viaje que invitó dejar volar la imaginación y los sentidos, para trasladarse hasta la cosmopolita Shanghai.
Conforme el programa se iba desarrollando, el público lo recompensaba con cálidos y fuertes aplausos, además que se compenetraba en el espíritu chino, como con en título “El patio y la fragancia” de la Ópera de Pekín, que encierra la sabiduría y la estética tradicional del arte chino, percibiéndose a través de las caracterizaciones en el maquillaje, vestuario y en cada gesto de los actores el significado de la obra.
La danza “Ibis, mi ave carirroja”, protagonizada por Zhu Jiajing y Wang Jiajun, condujo a los espectadores por la armoniosa coexistencia entre el ser humano y la naturaleza, evocando que dicha ave estuvo a punto de extinguirse pero protegiendo su hábitat ha podido reproducirse.
El quinteto “Las cinco flores de oro”, afiatadas y cristalinas voces femeninas, interpretó, en español, el tema “El cóndor pasa”, himno musical del Perú, y luego en propio idioma el canto folclórico “La cosecha de té”, del sur de China, haciendo emerger emociones desde lo más profundo de los corazones, desde el momento en que los maestros de ceremonia puntualizaron “traen desde el Lejano Oriente profundos sentimientos de amistad”.
Igual ocurrió, cuando el barítono Liao Changyong, que goza de reconocimiento mundial, entonó un fragmento de la ópera bufa El Barbero de Sevilla, de Giaochino Rossini, que con voz entre lo agudo y lo grave, une la claridad y flexibilidad con la fuerza y el esplendor.
“A mí me ha gustado mucho todo, todos los bailarines de ballet me han impresionado muchísimo. La disciplina del artista chino es conocida a nivel mundial e, impresionante, como tenor que soy, evidentemente la voz del barítono, ese largo factótum del El Barbero de Sevilla, estuvo cantado a los más altos niveles mundiales. Me encantaría verlo aquí como parte de nuestra compañìa en el teatro nacional. Así que vamos a poner manos a la obra, porque ese es un lazo que también puede unir al Perú con China”, dijo el congresista Petrozzi, quien también es reconocido tenor en el escenario peruano.
Otro momento sublime fue la actuación del virtuoso Hu Chenyun con el suona, instrumento de viento similar a la trompeta, que interpretó “El Ave Fénix y su corte de pájaros en concierto matutino” y “La cosecha de dátiles”, que arrancó notas pentatónicas, recreando ambientes como el trinar de aves y la alegría natural de las familias labriegas al recoger la cosecha.
El pleno del conjunto de Shanghai ofreció también las danzas “Abanicos chinos de seda” y “Fiesta de colores y bellezas”, esta última que corresponde a la etnia Dai, teniendo en los roles estelares a las bailarinas Wang Jin y Deng Yun, y sus acompañantes, respectivamente, que llamaron la atención con delicados y diestros movimientos, así como por el colorido de las ropas.
“Tenemos que imitar mucho de la cultura china, en principio la disciplina que lo vemos en el arte lo vemos plasmado en cada una de sus danzas, en cada interpretación que han dado, se puede ver la disciplina que debemos imitar nosotros, los peruanos, en todo ámbito”, dijo la congresista Noceda.
Algo infaltable fue la tradición milenaria de la acrobacia, a cargo del joven Zhang Junyi, que hizo muestra de su fortaleza, destreza y habilidad para fusionar las artes marciales (kung fu y tai ji quan) y desafiar las limitaciones del cuerpo humano, tomando difíciles posturas con un solo brazo en el piso y puesto de cabeza, incluso girando a gran velocidad.
Como complemento, los escolares el taller de Música del Colegio Juan XXIII, agradecieron la presencia de la agrupación artística de Shanghai, ofreciendo el recital “Alegre tambor de cajón”; el cajón es un instrumento de origen afroperuano, que se ha popularizado a nivel internacional y es reconocido como “Patrimonio Cultural de la Nación”.
“Esta oportunidad de haber participado en esta actividad, realmente me trajo muchos recuerdos de mi estancia como estudiante postgrado, como médico, en la Universidad de Medicina, haber recordado los tiempos de esa época de estudiante y, más que todo, ver en esta manifestación artística los cambios muy bien planteados en la modernidad que tiene ahora el pueblo chino”, dijo el médico-cirujano Orlando Leiva, recordando su pasado por las aulas académicas en Shanghai. hace 30 años atrás.
Como bien precisaron los maestros de ceremonia, durante el programa, desde las orillas del Huangpo, en Shanghai, arribaron a Lima, a través del intercambio bilateral, con sentimiento y espíritu especial, evocando el antiguo adagio chino que dice “Amigos íntimos de ultramar y vecinos de confianza del fin del mundo”.