El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, confirmó el nombre del general Marcos Antonio Amaro dos Santos como nuevo ministro del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), el organismo con rango ministerial encargado del resguardo presidencial.
El nombramiento, hecho en una ceremonia a puerta cerrada en Brasil ocurre semanas después que su antecesor, Marco Edson Gonçalves Dias, renunciara tras la difusión de un video de la cámara de seguridad del Planalto, que mostraba miembros del GSI circulando en actitud pasiva ente los bolsonaristas que asaltaron las sedes de los poderes en Brasilia ocurrido el 8 de enero.
Amaro dos Santos viene a remplazar al general Marcos Edson Gonçalves Dias, quien era el único militar del gabinete del presidente Lula. Su dimisión de hace unas semanas vino acelerada después de que nuevas imágenes evidenciaran la connivencia de los militares, entre ellos él mismo, con los asaltantes.
Por esas imágenes, los integrantes del GSI fueron señalados de presunta connivencia durante los ataques que causaron severos destrozos al Palacio de Planalto, al Congreso y a la sede del Supremo Tribunal Federal (STF). La designación del general como jefe del GSI representa una derrota para un ala de ministros y asistentes del jefe de Estado que predican una desmilitarización del gobierno y un mayor rol de la policía federal y de los agentes de la seguridad pública.
Ahora la protección del presidente, del vicepresidente y la de sus familias ha pasado a una secretaría especial de seguridad ejercida por la Policía Federal y subordinada al gabinete personal de la Presidencia, al igual que los servicios de Inteligencia.
Tras los hechos, Lula manifestó abiertamente su desconfianza hacia este órgano y le ha ido quitando competencias. La semana pasada, ordenó la destitución de 27 militares que formaban parte de la cartera y en los últimos dos meses, el dicasterio perdió dos de sus posiciones principales y nombró a Marcos Antonio Amaro dos Santos como ministro del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI).
La revisión del GSI es uno de los motivos de debate dentro del Gobierno de Lula, en donde hay un sector que se muestra partidario de despojar a los militares del poder que han ostentado siempre en este gabinete. Sin embargo, en el otro lado, están quienes consideran que de hacerlo desgastaría las relaciones en un momento en el que se buscaba entablar el diálogo con las autoridades castrenses.
