Los cambios cerebrales en el autismo son mucho más radicales de lo que se creía

Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la UCLA modificó significativamente la comprensión sobre la genética del trastorno del espectro autista.

Los cambios cerebrales en el autismo son integrales en toda la corteza cerebral y no afectan sólo áreas particulares que afectan el comportamiento social y el lenguaje tal como se creía hasta ahora.

Así lo determinó un reciente estudio dirigido por expertos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) cuyos resultados redefinieron significativamente la comprensión de los científicos sobre cómo progresa el trastorno del espectro autista (TEA) a nivel molecular en el cerebro.

Las conclusiones del trabajo fueron publicadas en la revista Nature y destacaron que, si bien los trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson tienen patologías bien definidas, el autismo y otros trastornos psiquiátricos carecen de una patología definitoria, lo que dificulta el desarrollo de tratamientos más efectivos.

“Estos trastornos neuropsiquiátricos carecen clásicamente de patologías cerebrales definitorias, pero trabajos recientes han demostrado una desregulación a nivel molecular, caracterizada por alteraciones transcriptómicas y epigenéticas -señalaron los autores del estudio en la publicación-. En el trastorno del espectro autista, esta patología molecular implica la regulación al alza de los genes microgliales, de astrocitos y neural-inmune, la regulación a la baja de los genes sinápticos y la atenuación de los gradientes de expresión génica en la corteza”.

Para el estudio, los investigadores realizaron un análisis de secuenciación de ARN de 725 muestras de cerebro que abarcan 11 áreas corticales de 112 muestras post-mortem de personas con TEA.

Y encontraron cambios en todo el cerebro en prácticamente las 11 regiones corticales analizadas, independientemente de si son regiones de asociación críticas más altas, aquellas involucradas en funciones como el razonamiento, el lenguaje, la cognición social y la flexibilidad mental, o regiones sensoriales primarias.