La Reserva Comunal Amarakaeri celebrará sus 20 años como área natural protegida

Esta es una de las reservas comunitarias más grandes del Perú, donde se conservan las cuencas de los ríos Madre de Dios y Colorado.

Presenta diversidad fisiográfica, incluyendo terrazas, colinas y montañas, en diferentes pisos de selva alta y baja. (Foto: DePerú)

La Reserva Comunitaria Amarakaeri celebrará el próximo 9 de mayo, su 20 aniversario como área natural protegida por el Estado, destacándose como un importante atractivo turístico y un claro ejemplo del manejo y uso sostenible de los recursos naturales por parte de la población local y las comunidades amazónicas que allí habitan y en su zona de influencia.

Establecida oficialmente el 9 de mayo de 2002, la Reserva Comunitaria Amarakaeri cubre un área de 402,335.62 hectáreas incluyendo las áreas de Fitzcarrald, Manu, Madre de Dios y Huepetuhe pertenecientes a la provincia de Manu.

En su importancia esta es una de las reservas comunitarias más grandes del Perú, donde se conservan las cuencas de los ríos Madre de Dios y Colorado, con el fin de asegurar la estabilidad de la tierra y los bosques para mantener la calidad y cantidad del agua, de manera equilibrada en un adecuado para el desarrollo de las comunidades nativas.

Además, presenta diversidad fisiográfica, incluyendo terrazas, colinas y montañas, en diferentes pisos de selva alta y baja, con una amplia gama de ecosistemas y microclimas que sirven de refugio a un gran número de especies animales y vegetales, muchas de las cuales se encuentran amenazadas.

Las etnias Harakmbut, Yine y Matsiguenka, gestores, beneficiarias directas y custodios de la conservación de esta importante área natural protegida, están presentes en la reserva y en la región.

En su biodiversidad la reserva es el hogar de importantes especies de vida silvestre, incluidos osos de anteojos, lobos de río, monos choros, sachavacas, pumas y jaguares.

También se pueden observar reptiles como taricaya, jergón, el caimán negro y lagarto enano. Las especies de aves incluyen guacamayos rojos, guacamayos verdes, águilas arpías, paujil y de la pava. Entre las plantas que se destacan están el cedro, la caoba, el sano sano, la sangre de grado, la lupuna y el ficus.

Asimismo, cuentan con un clima que varía de muy húmedo y semicálido a cálido húmedo. La temperatura promedio varía entre 23° y 28°C en las partes altas y de 25° a 38° en las partes bajas. Lo que distingue a la región es que la temperatura mínima baja a 8 o 10 grados durante junio y julio. Este fenómeno se llama “friaje” y es provocado por los vientos polares que se elevan por el borde de la cordillera. Además, la precipitación media anual es de unos 2,480 mm en Kosñipata y de 3,810 mm en Shintuya.

También cuentan con diferentes atractivos turísticos que se ubican en la zona de amortiguamiento de la reserva. Así, en la zona alta se encuentra la Cueva de los Guácharos, el roquedal del gallo y las diversas quebradas de la Quebrada Paujil.

En el centro se encuentra un complejo de aguas calientes, cascadas, y la colpa de loros Muyuna, la collpa de tapir del Tambo Senke, la collpa de Loros y guacamayos, etc.

En la zona baja, puede visitar las colpas de mamíferos de Boca Isiriwe y la collpa de Tapir. Además, en esta zona existen albergues que brindan hospedaje, alimentación, albergues comunales, transporte y guiado. En particular, las comunidades de Shintuya, Shipiteari, San José y Diamante atienden a los turistas y brindan servicios de orientación.

Finalmente, el Ministerio de Cultura declaró, en agosto de 2021, que los sitios arqueológicos de Casa del Inca y Rostro Harakbut, ubicados en esta área natural protegida, son patrimonio cultural de la nación. La declaración de los dos sitios arqueológicos es el resultado de la implementación de las actividades y objetivos del componente cultural del plan maestro de la Reserva Casa Amarakaeri.

Con este reconocimiento, la Reserva Comunitaria Amarakaeri busca convertirse en un destino y atractivo turístico en Madre de Dios con el apoyo de aliados estratégicos, porque en la reserva colectiva no solo se conserva el bosque, sino que también está presente la cultura viva de los pueblos.