Hoy se conmemora el Día del Poeta Peruano

Se celebra cada 15 de abril, donde es la fecha en la que murió el poeta trujillano César Vallejo.

Cesar Vallejo. Fuente: Diario El Correo.

Hoy se celebra la conmemoración del Día Del Poeta Peruano, que tiene como objetivo destacar el trabajo de distintos poetas nacionales que dejaron un legado intacto en la literatura peruana, como José Watanabe, Blanca Varela, Sebastian  Salazar Bondy, María Emilia Cornejo, Emilio Adolfo Westphalen, César Calvo, Javier Heraud, Arturo Corcuera y entre otros. 

Sin embargo, falta mencionar el nombre de uno, que por cierto su fallecimiento se dió en dicha fecha y sirvió para aquel entonces el ex Presidente del Perú, Alan García Pérez (en su primer gobierno) declare esta fecha especial mediante la Ley N°24.616, el 29 de diciembre de 1985. Hablamos del poeta trujillano y considerado como el más influyente  de esta corriente, César Vallejo. 

El autor de poemas como “Los Heraldos Negros”, “Piedra Negra sobre una Piedra Blanco”, “Espergesia” “Masa” y “Poema III (del libro Trilce) falleció un día como hoy en París, Francia, en 1938.  Esta ley también determinaba también la fundación de la Casa del Poeta Peruano como una institución de apoyo y la difusión de las diferentes obras compuestas por los escritores y poetas peruanos. Dicha fundación se encuentra en la región natal de Vallejo, que es Trujillo. 

Aquí, el poema “Los Heraldos Negros”, que es considerado como el poema más humano que tiene en su legado poético. 

Los Heraldos Negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

W.A.V.M