El canal de irrigación de cultivos, pocas veces considerado como el río Surco, recibe la indiferencia de los ciudadanos quienes viven en su ribera e incluso invaden parte de su cauce, desencadenando problemas como el último aniego ocurrido en Chorrillos, distrito hasta donde se extiende.
«Los vecinos no respetan su cauce. A lo largo del viaducto podemos encontrar basura, desmonte, conexiones de desagües clandestinas y hasta una vivienda encima del río», afirma Rafael López, supervisor de la Comisión de Usuarios del Subsector Hidráulico Surco (CUHS), ente encargado de cuidar el uso agrícola de este canal.
López explicó, que en un inicio el río Surco tuvo una extensión aproximada de seis metros de ancho. Medida que ha ido disminuyendo drásticamente en los últimos años, siendo los puntos más críticos los extremos del canal ubicados en los distritos de Ate, Santa Anita y Chorrillos.
Para la CUHS, uno de los problemas más graves y recurrentes son las viviendas ubicadas en la faja marginal del canal, pues ahí se levantan construcciones ilegales, pese a que ya han sido prohibidas, pues además de generar desmonte y montículos de basura, estas invasiones obstruyen el cauce, con lo cual se producen los aniegos.
De acuerdo con el artículo 115 de la Ley de Recursos Hídricos (29338), el río Surco debe tener tres metros de área intangible en ambos lados. Dicha zona está prohibida para «fines de asentamientos humanos, agrícola u otra actividad que afecten al canal», algo que hasta ahora los vecinos de la ribera hacen caso omiso.
K.V.C.
