EL LÁTIGO DEL RUFUS

Venganza de obispo de Lima contra colaboradores de Cipriani

El obispo rojo de Lima, Carlos Castillo, se está ensañando contra el personal que trabajó con el Cardenal Juan Luis Cipriani  y eso no es de buen cristiano.

A pedido de Castillo, el Papa Francisco jubiló al querido obispo auxiliar de Lima, Adriano Pachi Tomasi y, asimismo, hizo cambiar al otro apreciado obispo auxiliar, Raúl Chau, quien fue trasladado a Arequipa.

Está cambiando párrocos –cuyos traslados se producen normalmente en enero- motivando las protestas de las feligresías locales. Justamente sacó de Manchay al muy querido párroco Padre José Chuquillanqui, motivando las protestas de los pobladores, que han cerrado la carretera y han hecho manifestaciones frente al Arzobispado de Lima. Chuquillanqui, de gran labor en su jurisdicción, realizó innumerables obras como la creación –con apoyo de Juan Diego Flores- del Núcleo Manchay de formación musical Sinfonía del Perú: música e inclusión social, que favorece a cientos de niños pobres.

Anteriormente, Castillo despidió a todo el personal de prensa del Arzobispado de Lima.

Está confundiendo trabajar para la Iglesia, con haber trabajado para Cipriani. Pero no es de extrañar la actitud anticristiana de Castillo, pues anteriormente atacó con alevosía a su hermano en el Episcopado, el correcto arzobispo de Piura, José Antonio Eguren Anselmi.

Cabe mencionar que las cosas en la familia de Castillo también están desordenadas, pues todos sus hermanos lo habían enjuiciado porque se había apoderado de la casa familiar de Lince y mediante un arreglo extrajudicial les pagó una insignificancia.

Tía María

El gobierno del presidente Martín Vizcarra no debe dejarse chantajear por los agitadores rojos y profesionales del valle de Tambo para evitar el proyecto “Tía María”. La mayoría de los pobladores apoyan el proyecto, pero tienen miedo a pronunciarse por los violentistas. El Gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, es un subversivo.

Tía María es de todos los peruanos.

Violencia en Los Olivos

Injustificables la extrema violencia de los serenos –comandados por el inefable general Urresti- contra los ambulantes venezolanos en Los Olivos. Pretenden justificar la agresión diciendo que eran bandas de delincuentes, cuando no lo son. La xenofobia está llegando a límites delictivos.

Ricardo Sánchez Serra