El gobernador de Veracruz pidió perdón por la desaparición y el asesinato de cinco jóvenes

Cuitláhuac García, se disculpó ante las familias de los cinco jóvenes desaparecidos y asesinados en el 2016.

Tres años y dos meses, fue el tiempo que tardaron las autoridades para pedir clemencia. El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, se disculpó ante las familias de los cinco jóvenes desaparecidos y asesinados en el 2016; por la intervención de la policía; la criminalización de los jóvenes; por el abandono que sufrieron las familias, obligadas a acampar durante meses en la puerta de la fiscalía exigiendo una investigación eficaz.

“El estado desapareció a sus hijos y pedimos perdón”, exclamó García.

Si el caso Ayotzinapa descubrió la cercanía de policías y criminales, el caso Tierra Blanca confirma la podredumbre del sistema Mexicano. Son dos casos que mancharon el gobierno de Enrique Peña Nieto, incapaz de aliviar el dolor de las familias de los miles de desaparecidos.

En un discurso de apenas 10 minutos, Cuitláhuac García, dijo: “El estado alentó la mentira en este caso. Reconocemos que el estado falló a las familias. Todos deben saber que elementos de seguridad del estado detuvieron arbitrariamente y desaparecieron a sus hijos, dejándoles un inmenso dolor. Fallamos en la respuesta que les dimos. Una respuesta que les pudiera acercar a la justicia. Por eso, reconocemos públicamente la responsabilidad del estado y su gobierno”.

Los jóvenes se llamaban José Benitez, Bernardo Benítez, Susana Tapia, José Alfredo González y Mario Arturo Orozco. La más joven, Susana, contaba 16 años. En el video proyectado durante el evento, la mamá de Susana recordaba a la niña un poco rebelde, normal a su edad. Otras mamás y papás, rememoraban a sus hijos: siempre me contaba lo que le pasaba, traía a sus amigos a casa, le gustaba reír…

A estas alturas, con sus hijos muertos, parece que una disculpa sirve de poco. Ni siquiera acelera el proceso contra los culpables, pero dignifica.

Parece que los confundieron. Esa es la tesis de las autoridades. Los policías sospecharon que los jóvenes tenían algo que ver con un grupo delictivo. La evidente cercanía de agentes y criminales accionó la palanca. Los policías agarraron a los muchachos y se los llevaron. Sus familias nunca los volvieron a ver. Meses más tarde, las autoridades localizaron en un rancho un trocito de hueso y una mancha de sangre. Fue todo lo que encontraron.

J.A.A