Detectives de las alcantarillas: cómo rastrearon un nuevo linaje de COVID-19 en aguas residuales

Shelby O'Connor, Max Bobholz, David O'Connor, Mitchell Ramuta, William Vuyk y Olivia Harwood, de la Universidad de Wisconsin-Madison.

El virólogo Dave O’Connor admite que se estaba desesperando cuando empezó a pedir a los dueños de perros muestras de sus deposiciones. Durante gran parte de 2022, el científicode la Universidad de Wisconsin-Madison y sus colegas han estado siguiendo la pista a una variante fuertemente mutada del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. A principios de este año, descubrieron la variante en las aguas residuales del lugarextraídas de más de 100.000 personas.

Siguiendo el sistema de alcantarillado hacia cuencas cada vez más pequeñas, redujeron el origen de la variante a una zona concreta. O’Connor y su equipo pensaron que la variante podría estar circulando en los perros, en parte porque encontraron material genético canino en las mismas muestras de aguas residuales. Así que se dirigieron al parque canino local. “Fue la petición más extraña que jamás hayas oído: ‘Oye, somos científicos, ¿podemos quedarnos con esa bolsa de caca de perro que estás tirando?”, dijo el experto en diálogo con la revista Nature.

Los perros resultaron ser otra pista falsa en la búsqueda de meses del equipo para rastrear el origen de la variante. Han aparecido variantes de aspecto similar en personas con sistemas inmunitarios comprometidos y, cada vez más, los investigadores creen que las variantes procedentes de infecciones crónicas en estas personas podrían dar lugar a linajes que alteren la pandemia, como Ómicron.