Después de la fallida “Toma de Lima” ¿Qué?

 

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo.

Periodista: Reg. N°. -4654-

La fracasada “Toma de Lima” y los diversos temas   socioeconómicos pendientes que resolver, el gobierno de Dina Boluarte, ya debe manifestarse ¿Cómo va atraer inversiones extranjeras para el desarrollo interno económico de los peruanos? A la presidente, Boluarte le exhortamos que se centre y se oriente al desarrollo interno, y un sólido posicionamiento en el exterior de nuestro país. Aplicando políticas acertadas que vayan al ritmo de la economía de la globalización, con el objetivo de captar grandes inversiones que se van a generar en la región como efecto de la ya manifestada guerra económica entre el G7, quienes los conforman países industrializados, como: Japón, Estados Unidos, Alemania , Reino Unido, Canadá, Francia, e Italia,   y el  BRICS, que promueve  la cooperación económica y política entre los países miembros, así como el desarrollo sostenible y el fortalecimiento de los sistemas multilaterales de comercio; quienes los representan;  Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica.

 La Unión Europea -VE- con peculiar inquietud las inmensas inversiones que viene realizando desenfrenadamente China en los países de Latinoamérica y ha mencionado su decisión de competir con audacia con el gigante asiático, para lo cual ha constituido un fondo de varios cientos de miles de millones de dólares para inversión en infraestructura, salud, educación y otros sectores en nuestros países. Interesante y aplaudido proyecto ¿Y Perú?

Pero lamentablemente que, al revisar el itinerario de la representante de la Unión Europea en nuestra región, vemos que el Perú no fue considerado, siendo evidente que el interés europeo se vincula más con los países que conforman Mercosur y con Chile, habiendo supuestamente celebrado con el país sureño un convenio de cooperación e inversión.

También se ha hecho pública la intervención más diligente del Reino Unido en el Tratado Transpacífico que indica a una futura zona de libre comercio entre el Asia y los países del Pacífico contando con el apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica, en cuyo escenario tampoco aparece el Perú como un socio de importancia estratégica.

La presidente, Boluarte debe dejar de hablar temas insustanciales, como; agitadores, traidores al país quienes, con su anómalo fanatismo de ideologías vienen frenando el desarrollo peruano; porque la izquierda solo quiere la igualdad en la pobreza, jamás en la riqueza, de modo que es hora de generar un marco normativo que, dentro de la Constitución, permita anular esta especie de epidemia agitadora y devastadora con las armas de la ley, junto a toda la criminalidad que se esparce arduamente.

Los peruanos esperamos con mucha ansiedad que este 28 de julio, la presidente Boluarte nos lea en el mensaje a la Nación cuáles son los objetivos de corto, mediano y largo plazos en política internacional y sus repercusiones en las políticas económicas internas para generar más inversión y trabajo.

Es indispensable que el Gobierno de la sucesión constitucional defina su opción en este escenario porque el mundo conoce que China ha elegido al Perú como uno de los países en donde está invirtiendo miles de millones de dólares en minería, infraestructura portuaria, en energía con un intercambio comercial cada vez más agresivo, teniendo como objetivo convertir al puerto de Chancay en el hub portuario de América del Sur.

La gran pregunta ¿Qué está haciendo nuestra Cancillería al respecto? Nadie lo sabe, y menos la comisión de Relaciones Exteriores que los representan los congresistas, porque de ellos solo se escucha que son transgresores de la ley. ¿Es posible que el país obtenga los beneficios de inversión de ambos bandos? No pequemos de incrédulos, pero, al parecer, no existen planes ni políticas definidas. Ya es el momento propicio que la señora, Dina Boluarte, defina una hoja de ruta de acuerdo a la economía estable, galopante que está dando buenos resultados en muchos países, y recordar a la presidente, Boluarte, y que no esquive de una economía fructífera por otra ideología destructora, señora camarada.