DEMANDAMOS EL CESE DEL BLOQUEO ECONÓMICO CONTRA CUBA

Pronunciamiento de la Coordinadora Nacional de Solidaridad Perú-Cuba

La naturaleza perversa y criminal del bloqueo se refleja en los propios documentos oficiales del Gobierno de los Estados Unidos. Recordemos el famoso Memorando del Subsecretario de Estado Lester D. Mallory  en el año 1960, donde se plantea: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.

Desde hace más de 60 años el imperialismo yanqui, aplicando al pie de la letra el famoso Memorando de Mallory, intenta destruir la Revolución cubana mediante la implementación de una política de hostilidad y asfixia económica, con la imposición de un criminal bloqueo económico, comercial y financiero, dirigido a impedir el desarrollo socioeconómico de Cuba y generar hambre y descontento en la población que resiste heroicamente.

El bloqueo es el perverso sistema de medidas coercitivas unilaterales más amplias, complejo y prolongado que se haya impuesto contra país alguno en la historia. Es el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba; entorpece la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 y entorpece también los esfuerzos del gobierno cubano para cumplir con los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Durante su aplicación, el bloqueo ha causado pérdidas que ascienden a 147 mil 853 millones de dólares y el valor en oro de su costo para Cuba ha sido de un billón 377 mil millones. Afecta a todos los sectores de la economía, impide el acceso a materiales, productos y servicios del mercado internacional, y causa daños al sector privado y a terceros países por su carácter extraterritorial.

Por más de seis décadas, el bloqueo contra Cuba se ha mantenido como eje central de la política de los Estados Unidos hacia la Isla, recrudeciéndose a niveles sin precedentes en los últimos años, en el contexto de la pandemia de la COVID-19, con la aplicación de más de 243 medidas coercitivas unilaterales aplicadas por la administración Trump, y que el presidente Joe Biden mantiene a pesar de sus promesas electorales de eliminarlas.

El estrangulamiento económico contra Cuba en plena pandemia, ha estado acompañado de un incremento de la agresión política, mediática y a través de las redes sociales; así como de un aumento de operaciones de desinformación, financiadas abiertamente por los Estados Unidos. Algunos de los fondos destinados a la subversión se declaran públicamente y ascienden a centenares de millones de dólares anuales.

A esto se suma la inclusión de Cuba en listas unilaterales e ilegítimas que publica el Departamento de Estado sobre países supuestamente patrocinadores del terrorismo, lo que refuerza el impacto disuasivo e intimidatorio del bloqueo y su componente extraterritorial.

Con estas acciones, en franca violación del principio de no injerencia en los asuntos internos de los Estados, se pretende fabricar una oposición política, con el propósito de generar desorden e inestabilidad, fracturar el orden constitucional, el consenso social, alentar la migración irregular, así como afectar las condiciones de tranquilidad y seguridad ciudadanas en las que vive el pueblo cubano. Las acciones vandálicas del 11 de julio del 2021 fueron parte de esta estrategia, pero fracasaron porque encontraron la respuesta firme del pueblo y gobierno cubanos, liderados por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Hay que destacar que Cuba, no obstante, la crueldad con que se le aplica el criminal bloqueo económico, logró con sus científicos la hazaña de obtener 5 vacunas y juntos a sus médicos y trabajadores de la salud pudieron reducir al mínimo el número de muertos en todo el país, siendo una de las bajas a nivel mundial.

Cuba, a pesar de haber logrado superar la pandemia y haber regresado a la normalidad con sus propios esfuerzos y recursos, enfrenta actualmente serias dificultades comerciales y financieras, motivadas en buena medida por el recrudecimiento del bloqueo, y que se expresan en serios problemas de abastecimiento y de estabilidad en los servicios de los que depende la población. 

Hoy el gobierno de EE.UU. intenta aprovechar las duras condiciones económicas y sociales generadas por la pandemia y las consecuencias de la crisis económica global, y recurre, además, a la mentira, la calumnia, la manipulación de datos y a los más diversos métodos de guerra no convencional, con el objetivo de forzar un cambio político en Cuba y una intervención supuestamente “humanitaria”.

REFORZAR LA SOLIDARIDAD CON CUBA, TAREA DE TODOS

La Revolución Cubana ha resistido y vencido ante la agresión imperialista gracias al espíritu revolucionario de su heroico pueblo y a la permanente solidaridad de los pueblos del mundo.

Nos corresponde a todas las organizaciones solidarias con Cuba denunciar el carácter genocida del bloqueo y la perversidad de su aplicación por parte de los gobiernos de Estados Unidos.

Cuba, a pesar del bloqueo y sus limitaciones económicas, ha brindado su solidaridad desinteresadamente a muchos países en el mundo, y en particular a Perú. Nunca olvidamos su apoyo en los terremotos de 1970 y 2007 en Áncash e Ica, con donación inclusive de hospitales, y en los desastres en la región de Piura en 2017, o contra la pandemia en 2020. No olvidamos que Cuba ha contribuido a la formación de más de 3000 médicos y profesionales peruanos, en absoluta coherencia con los principios de altruismo y solidaridad enarbolados por el Comandante Fidel Castro Ruz.

Debemos denunciar por todos los medios a nuestro alcance los planes subversivos y desestabilizadores del imperio, que pretende reeditar el escenario de vandalismo y violencia como en julio del pasado año, para justificar una posible intervención militar, disfrazada de humanitaria, en Cuba.

Debemos alzar nuestras voces y combatir en todos los ámbitos contra la campaña de desinformación que implementa Estados Unidos, con el propósito de desvirtuar la realidad cubana y los enormes esfuerzos del gobierno revolucionario por enfrentar y resolver las actuales dificultades que enfrenta el país.

Para ello, expresamos nuestro compromiso de intensificar y ampliar nuestra labor de solidaridad en todos los escenarios de lucha, y especialmente en el plano comunicacional y en las redes sociales, para contribuir a que se imponga la verdad y el amor sobre el odio y la mentira.

Debemos exigir a nuestro gobierno que reclame al presidente de EE.UU. el cese del bloqueo y de la política de hostilidad y asedio contra la Isla, que no es más que pedir que se actúe en consecuencia con lo que la inmensa mayoría de la Comunidad Internacional expresa contundentemente cada año en las Naciones Unidas y otros organismos multilaterales.

Es nuestro deber aunar esfuerzos en la defensa de la justa causa de la Revolución Cubana y de sumarnos decidida y activamente a las iniciativas de articulación solidaria a nivel continental y mundial. Ello implica también el esfuerzo por implementar acciones concretas y tangibles que contribuyan a romper el bloqueo, refrendando la máxima martiana de que “la mejor forma de decir es hacer”.

Como expresara el propio José Martí hace más de 127 años, “Quien se levanta hoy con Cuba, se levanta para todos los tiempos”. Cuba y su heroico pueblo necesitan hoy, más que nunca, la solidaridad de los pueblos. Desde Perú expresamos con energía:

¡Viva la Revolución Cubana!

¡Abajo el bloqueo genocida y criminal!

¡Hasta la Victoria Siempre!

Lima, 29 de junio de 2022
 

Nicolás Aguilar Ibarra, presidente de la Coordinadora                

Germán Rentería Ruiz, secretario nacional de Prensa             

Serafín Mondragón Juárez, coordinador Lima-Callao