Cuba: “El sistema se mantiene rígido solo porque la dirigencia teme perder el poder”

Entrevista a diplomático argentino Pedro von Eyken

Por Juan Cruz Castiñeiras                       

Pedro von Eyken es un diplomático argentino que es doctor en ciencias políticas. Estuvo destinado en Cuba, Alemania y Finlandia, además fue embajador en Haití. Actualmente es columnista del diario argentino La Prensa y acaba de publicar un libro sobre sus vivencias en Cuba.

A continuación, la entrevista:

–¿Es usual que los diplomáticos profesionales publiquen libros que no coinciden con la posición exterior del gobierno? Su libro, Testigo de una revolución traicionada, que firmará pronto en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, es crítico del modelo cubano.

–Debo hacer algunas aclaraciones. Primero, desde abril de 2021 estoy retirado del servicio exterior activo para el que trabajé durante más de 37 años. Mis expresiones orales y escritas son a título personal y no comprometen al gobierno de turno.  En segundo lugar, el libro es una versión resumida de mi tesis doctoral en ciencias políticas defendida en abril del año pasado en la Universidad Católica Argentina, archivada en versión digital en el repositorio de esa Universidad. Puede acceder cualquier persona.  La Argentina es un país pluralista y me ampara la libertad de cátedra, sagrada en un país con una Constitución republicana. 

-¿Cuál es el título de su tesis doctoral y qué hipótesis presenta?

-El título es La Revolución Cubana 50 años después. Impacto de los factores externos e internos en la situación económico y social de Cuba en 2009. Fueron seis años de trabajo. Estuve destinado en La Habana de 2006 a 2009, cuando la Revolución cumplía 50 años. Recorrí el país entero, incluida la Isla de la Juventud y hablé con muchos cubanos de a pie. Como hipótesis central sostengo que la gravísima crisis económica que padeció Cuba a partir de 1991, al disolverse la Unión Soviética, de cuyo impacto posterior fui testigo y que empeora día a día, no se debe tanto a factores externos -el embargo norteamericano y la caída de la URSS-, sino a los internos, que son las políticas económicas dirigistas, inconsistentes y contradictorias  de Fidel Castro durante cinco décadas. En Cuba los factores externos condicionaron pero no determinaron lo que pasó. El modelo era como un árbol cuyo tronco ya estaba podrido por dentro y un huracán tropical lo derribó. 

-La tesis doctoral y el libro serían entonces políticamente incorrectos.

-Desde un punto de vista anclado exclusivamente en criterios y alineamientos ideológicos, posiblemente sí.  Pero el rigor de una investigación científica del más alto nivel académico, que parte de una experiencia personal en el campo y se completa con testimonios de cubanos y fuentes primarias y secundarias confiables no debe apuntar a lo políticamente correcto sino a ser objetiva. El problema con el modelo cubano es que la enorme mayoría de las opiniones a favor y en contra no se originan en comprobaciones empíricas, conocer bien el objeto bajo análisis sino en relatos, ideologías y, sobre todo, en la posición de cada uno sobre Estados Unidos.  Como epígrafe al inicio del libro elegí una conocida frase de Aristóteles, el gran filósofo realista de la Grecia antigua: “soy amigo de Platón pero más amigo de la verdad”. Es decir, si debo confrontar la idea o lo que debió ser la Revolución a partir de 1959, con la realidad tangible que yo mismo conocí cinco décadas después, enriquecida con investigación académica objetiva, me quedo con la segunda.

– ¿Por qué eligió ese título para el libro, qué quiere decir con revolución traicionada?

 -Fue doblemente traicionada. Si vemos la historia de las revoluciones soviética, china, coreana o vietnamita, desde el origen adhirieron claramente al marxismo-leninismo.  Con los años cada una corrió una suerte diferente. En Cuba, sobre la primera traición, es importante subrayar que recién en 1961 Fidel Castro se declaró marxista-leninista con la excusa de la fallida invasión de cubanos emigrados a Bahía de Cochinos. Ya en 1959 y sobre todo a mediados de 1960 se advertía la deriva política real. Pero antes y durante la lucha en la Sierra Maestra, por ejemplo en su famoso alegato “La historia me absolverá”, su descargo en el juicio por el ataque  al Cuartel Moncada, así como en el Manifiesto de la Sierra Maestra y en las notas que dio allí al New York Times, Castro nunca habló de socialismo o comunismo. Prometía elecciones, libertad de prensa, aumento de empleo, alfabetización  y regreso a la Constitución de 1940. Hasta 1961 se cuidó muy bien de negar el socialismo. Esa fue la primera traición al pueblo cubano. La segunda comenzó con el marxismo-leninismo, ya que treinta años después, a pesar de sus promesas de mejoras, su modelo rígido fracasó duramente en Cuba al atarse tanto a una Unión Soviética que se disolvió. La dependencia económica de La Habana respecto de Moscú llegó a ser muy superior que la de Estados Unidos.

-¿Qué futuro vislumbra para Cuba después de las manifestaciones masivas de 2021?

Es difícil responder esa pregunta. Las manifestaciones pacíficas observadas en muchas ciudades de Cuba en julio de 2021 muestran lo que los medios y mis fuentes informan hace tiempo: el modelo económico rígido, que sólo recibió cambios cosméticos en lo peor del denominado período especial en tiempo de paz a mediados de la década de 1990, es de hambre y no da para más. La situación económica está mucho peor que cuando me fui de Cuba. El fracaso de un modelo basado en la terca adhesión a teorías económicas absurdas provoca contrasentidos difíciles de asimilar. Por ejemplo, que en Cuba haya decenas de miles de hectáreas sin explotar por falta de elementos y desconfianza de la iniciativa privada y el país deba importar el 80 % de alimentos que consume. La causa de ello no es el embargo norteamericano sino una decisión de política económica. El sistema se mantiene rígido solo porque la dirigencia teme perder el poder si introduce reformas similares a las de por China y Vietnam décadas atrás. Y eso por no hablar de libertades.

(De “La Estrella del Oriente”)