Cojea “El Socialismo del siglo XXI”

Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo
Periodista: Reg. N°. -4654-


Desde que asumió la presidencia de Venezuela, el inefable, Hugo Chávez Frías, (fallecido) hace dos décadas con doctrinas, vetustas, decrépitas, de ideas socialistas; el país “El millonario de América”, o “Venezuela Saudita” se convirtió en una frágil región económicamente, por la corrupción, y putrefacción de sus líderes con gestos de manía hiper dictatorial. Los ahora llamados en latino américa, los “Socialistas del siglo XXI” empezaron a difundir el éxito del modelo boliviano, e inclusive diversos aficionados a líderes izquierdistas peruanos recomiendan abandonar el modelo neoliberal y seguir el modelo boliviano.     

Lo que sucedió en Bolivia es que, en una primera etapa, las empresas petroleras que se quedaron en Bolivia luego de la estatización de los hidrocarburos siguieron explotando los campos que operaban ante los excelentes precios existentes.

Las nuevas reglas del juego establecieron que el Estado se quedaba con el 82 % de los ingresos, el 18 % era para las petroleras, y la comercialización la efectuaba el Estado. Lo que sucedió es que el sexenio 2003-2008, fue el periodo más largo de crecimiento sostenido de los precios del petróleo, los que se cuadruplicaron, Cepal México. Es por ello que en esa etapa el modelo boliviano dio la impresión de ser exitoso.

Sin embargo, las empresas explotaban, pero no invertían en exploración, y luego de un tiempo tampoco lo hacía el Estado. La estrategia estatizadora se resume en una frase: Bolivia pasó de ser un exportador de hidrocarburos a ser un importador.

La anterior situación generó que desde el 2015 a la fecha cayera la capacidad de producir más gas, y las reservas se desplomaron. Lo que naturalmente ha afectado severamente la capacidad de generación de divisas del país, y no les alcanza para importar los bienes y servicios requeridos.

Es así que el prestigioso Financial Times alertó sobre la crisis de confianza en Bolivia, aumentando las colas de bolivianos para comprar dólares. Es que las reservas internacionales netas al 8 de febrero (última cifra disponible) ascendían a solo $ 372 millones.

Mientras el déficit fiscal supera el 8 % del PBI, al estatizase los ahorros de las AFP (cuyos activos administrados equivalen a la mitad del PBI), lo más probable es que el Gobierno tome esos ahorros para seguir aumentando el gasto público.

Incluso el FMI estima que entre el 30 % y 40 % del déficit fiscal estaría siendo financiado por los afiliados a las AFP, según Iván Alonso. Sin embargo, la principal restricción seguirá siendo la insuficiente generación de divisas. Y recurrir al financiamiento externo cada vez se hace más difícil, ya que las calificadoras de riesgos soberanos se han pronunciado negativamente.

Por ejemplo, S&P señaló que la calificación B de Bolivia refleja las “crecientes vulnerabilidades fiscales y externas, pues se estima que la cuenta corriente del país registró un déficit de 1.6 % el 2022 y se mantendrá en un nivel similar este año por el aumento de las importaciones de combustibles y la reducida capacidad de exportación del sector del gas”. Y el riesgo país ha sobrepasado la barrera sicológica de los 1,000 puntos básicos (mientras Perú solo tiene 200).

De lo anteriormente presentado se concluye que el “milagro” boliviano ya no da para más sin que se cierren los graves desequilibrios existentes, lo cual será una medicina muy dura de aceptar para quien fuera el ministro de Economía de Evo Morales, y que actualmente es el presidente boliviano.

Veremos qué sucede, pero queda claro que el socialismo del siglo XXI se queda sin referente económico. Y pensar que hasta hace muy poco algunos recomendaban dicho modelo. Imagínense a los puneños soportando el cierre de los graves desequilibrios económicos existentes. No tienen ni idea de lo que apoyan, o quieren desestabilizar al Perú.