Este martes se inició el juicio en contra del exenfermero Niels Högel acusado de matar a un centenar de pacientes en Oldenburg (al norte de Alemania) y en Delmenhorst, en hospitales en donde trabajaba del 2000 al 2005.
En la audiencia estuvo la fiscal Daniela Schiereck-Bohlmann que leía los nombres de las 100 personas muertas. Ante ello, el acusado escuchaba con la cabeza agachada y el rostro inexpresivo.
Al ser interrogado por lo cargos impuestos, Högel confirmó lo cometido con un “Si” añadiendo misteriosamente lo siguiente: “lo que ha sido confesado ocurrió en efecto”.
Según la fiscalía, el motivo de este individuo en realizar estos actos fue de brillar ante sus colegas para mostrar sus talentos de reanimación y el “aburrimiento”. Elegía caprichosamente a sus víctimas, de 34 a 96 años.
Nunca expresó el menor remordimiento y, según sus codetenidos, se vanagloria de ser el mayor criminal de Alemania desde el final de la II Guerra Mundial.
Högel, que no murmuró ni una sola palabra de disculpas tanto en el primer juicio como en el segundo, tendría desarreglos narcisistas y un pánico desaforado ante la muerte, esto es mediante una valoración psiquiátrica.
L. V. V. L.
