Ricardo Sánchez Serra
La diplomacia rutinaria o permanente llevada a cabo por los responsables de la Cancillería, si bien exitosa en algunos campos por su carácter técnico, necesita siempre el impulso y efectividad de la diplomacia presidencial. Cae en desgracia cuando la política exterior se aleja de sus principios, de su continuidad y de su tradición, cuando se ideologiza o prevalecen intereses personales a los nacionales, perjudicando las relaciones internacionales y la amistad con países amigos
La diplomacia parlamentaria tiene, igualmente, su notable importancia, pues sirve a los intereses del Estado. tomando en cuenta que la política exterior es responsabilidad del Ejecutivo, la coadyuva, la fiscaliza de acuerdo a disposición constitucional, llega a donde no pueden llegar los otros estamentos y puede alcanzar a cubrir una deficiencia, creando puentes donde no los hay o han sido dañados.
Aparte que los congresistas ratifican los tratados o convenios internacionales que firma su Estado, asisten a foros parlamentarios, actividades de cooperación internacional, son incorporados a viajes de delegaciones oficiales, es decir, son parte del Estado en representación de los ciudadanos, a quienes les afecta las decisiones gubernamentales y, por tanto, intervienen a su favor. Los parlamentarios no son ajenos a los quehaceres internacionales.
Sin razonamiento lógico, muchas veces se critican los viajes oficiales de los legisladores, señalando que no se ocupan in situ de los problemas nacionales. Acontecimientos tanto nacionales, como internacionales, inciden en el ciudadano de a pie.
Acabamos de ver que en algún medio de comunicación o por redes sociales, se critica el viaje de un grupo de parlamentarios a Marruecos -invitados por el Congreso de ese país, es decir no hay gastos para el erario nacional- en la semana de representación. Hay que tener mentalidad diminuta para pensar que la representación de los legisladores es solo para visitar a sus pueblos o estar presentes en actividades nacionales, la representación también es internacional y, más aún, si velan por los intereses del Perú y sus ciudadanos.
La delegación peruana -que visita oficialmente dicho país-integra la Liga de Amistad Perú-Marruecos, que decidió crear recientemente el «Grupo de Apoyo a la Iniciativa Marroquí de Autonomía”, del Sahara bajo soberanía marroquí. Esta postura es coincidente con numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que desde hace décadas la considera una solución seria, realista, creíble y duradera para consolidar la paz, la seguridad y la estabilidad en la región.
Uno se preguntará ¿y eso en qué atañe al Perú? Primero que, al garantizar la paz en cualquier región del planeta, influye en el bienestar de la humanidad y en el país. Zonas en conflicto afectan el desarrollo económico y la prosperidad.
En segundo lugar, los parlamentarios peruanos dan el ejemplo de tender puentes a una nación que el Perú, desde el gobierno fatídico de Pedro Castillo hasta la actualidad, ha maltratado y ninguneado, al establecer relaciones diplomáticas con una entidad separatista (un Estado que no existe en la realidad como la pseudo RASD), dañando no solo las relaciones con Marruecos -afectando su integridad territorial-, sino también con el trabajo de las Naciones Unidas, sobre el que el Perú debió tener una postura de neutralidad positiva.
Los congresistas peruanos buscan reactivar las relaciones bilaterales con miras de destrabar el impase del gobierno de Dina Boluarte con Marruecos, cuya postura ideologizada e irrazonable ha dañado las buenas relaciones históricas con la nación árabe-africana.
Torre Tagle no tiene, en este caso, una posición principista, sino maximalista.
El que suscribe ha estado en Tinduf y es una cárcel gigante del Polisario contra los saharauis. Para ser un Estado las condiciones son: gobierno, población y territorio. No tiene territorio, se encuentran en Argelia -el derecho internacional no reconoce gobiernos en el exilio- y lo que los separatistas llaman “territorios liberados”, no es más que un colchón de seguridad de los Cascos Azules de la Minurso.
Lo absurdo es que la Cancillería ha optado por apoyar a un Estado que no existe y enemistarse con Marruecos, un país geopolíticamente importante y con gran influencia en las naciones árabes y africanas. Afortunadamente no hay mal que dure 100 años y un próximo gobierno -salvo que esta administración recobre la sensatez y se rectifique- reparará el entuerto.
Por lo pronto, la visita de buena voluntad de la delegación parlamentaria peruana, presidida por el congresista Ernesto Bustamante, hay que analizarla positivamente, debido a que aviva las relaciones con un país amigo y descongela la lejanía.
A algunos funcionarios de los jirones Ucayali y Lampa que se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo, por esa provechosa visita, hay que recordarles -que tomen su Diazepam antes de escandalizarse- que los congresistas representan a la Nación y no están sujetos a mandato imperativo. También es bueno evocar, dicho sea de paso, que los gobiernos regionales y las municipalidades son autónomos por Ley. Hay que respetar la separación de poderes, hay que respetar la labor congresal, hay que respetar la autonomía regional y edil.