La redención de Dimitrov. Un jugador con un talento innato al que todos auguraban una carrera llena de logros y llegó, por mucho tiempo, a ser considerado el sucesor natural de el suizo Roger Federer, a tal punto que la prensa catapultó al búlgaro como “Baby Federer”. Sin embargo, la carrera de Grigor tuvo muchos idas y vueltas. Ahora, a sus 28 años, el tenis parece haberle dado una enésima oportunidad.
El Búlgaro y el suizo, saltaron al Arthur Ashe Stadium como el plato fuerte de la jornada vespertina del último major del año. No obstante, el primer set encontró a un Federer inspirado que se llevó, a velocidad crucero, la primera manga por 6-3.
Sin embargo, en el segundo set encontramos a un Roger lleno de inseguridades y muy intermitente en el juego. Así fue como perdió el segundo set, cuando en el décimo game, el búlgaro quebró el saque del suizo. El partido pasaba de mano en mano. El tercer set fue para el Expreso suizo, que volvió a a mostrar su mejor versión: rápido de piernas y punzante en el juego.
El cuarto set, obviamente, se alternó y regresó a las manos de Dimitrov que apenas arrancó el juego, quebró. Inmediatamente, Federer pidió ser atendido por una molestia en la espalda y luego de ello, el partido no volvió a ser el mismo. En el quinto y definitivo set, Dimitrov fue una aplanadora y cerró el partido con un abultado 6-2 para llegar así a su tercera semifinal de un Grand Slam.
L.P.R.