Ricardo Sánchez Serra
Italia es un país tan caro para los peruanos, no solo por la contribución histórica de su comunidad a la sociedad en lo cultural y en el desarrollo del país, sino también porque hay 40 mil italianos viviendo en el Perú y se calcula que unos dos millones de compatriotas tiene sangre italiana.
Los lazos anímicos, amicales, familiares son muy estrechos, y las relaciones bilaterales avanzan hacia una asociación estratégica. Cómo olvidar la contribución a la cultura de Antonio Raimondi y las múltiples misiones arqueológicas, el aporte de la inmigración italiana en la colonia y fuertemente en el siglo XIX, la estancia del ítalo peruano Giuseppe Garibaldi –héroe y artífice de unificación italiana.
Asimismo, cómo omitir la inmolación de los bomberos italianos, de la “bomba Garibaldi”, que apagaban los incendios ocasionados por los chilenos en Chorrillos, siendo fusilados por ellos el 14 de enero de 1881; y la participación del comodoro o almirante Sobrano –jefe de la flota italiana en el Pacífico- quien junto al francés almirante du Petit Thouaurs y al británico almirante Stirling, salvaron Lima de ser incendiada por la soldadesca chilena en la infausta Guerra del Pacífico.
Hay tanto que contar de la cooperación italiana en la historia, recientemente en el ámbito militar y en lo cultural, las múltiples actividades del Instituto Italiano de Cultura y la Embajada de Italia, en temas de música, literatura, danza, arte, cine y gastronomía italiana. Igualmente, el importante canje de la deuda de más de 200 millones de dólares, y la actual importante inversión italiana en el Perú, entre mucho que destacar.
De otro lado, Italia siempre ha sido solidaria con el Perú ante los desastres naturales, en especial los terremotos de Yungay y Pisco.
Hoy Italia sufre una catástrofe humanitaria causada por el coronavirus, hay cerca de 500 muertos y ocho mil contagiados, las cifras suben todos los días. El gobierno ha tomado medidas draconianas para controlar ese mal, con la orden de confinamiento a los 60 millones de habitantes.
En vista de la emergencia humanitaria, los países, entre ellos el Perú, deben ser solidarios, aunque tengan sus propios problemas. Las autoridades peruanas deben preguntar en qué pueden ayudar –sin esperar que lo soliciten-, probablemente enviando médicos epimediólogos, mascarillas, alcohol o hasta limones (vitamina C). Es lo mínimo que podemos hacer.