Hoy, 6 de noviembre de 2023, se conmemoran siete años desde que el volcán Sabancaya inició su continuo proceso eruptivo. Durante este extenso período, se han documentado más de 80.000 explosiones volcánicas, generando la expulsión de cenizas y gases volcánicos que se han diseminado a distancias significativas alrededor del macizo.
Así lo menciona el Instituto Geofísico del Perú (IGP), que precisó que la cima de esta montaña, ubicada en la región Arequipa, se sitúa a 5,960 metros sobre el nivel del mar. Aunque en las últimas semanas se ha observado una disminución en el número de explosiones volcánicas del Sabancaya, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) advierte que el proceso eruptivo no parece estar cerca de su fin a corto plazo.
“Actualmente, registramos actividad sísmica, ligera deformación del sector norte del volcán, emisión de gases magmáticos y la presencia de anomalías térmicas en el cráter que reflejan que aún hay aportes de magma desde las profundidades que continuarán dando lugar a nuevas explosiones volcánicas acompañadas de emisiones de cenizas”, refiere Marco Rivera, investigador científico en vulcanología del IGP.
¿Qué tipo de erupción desarrolla el Sabancaya?
A diferencia de la percepción común entre la población sobre la erupción del Sabancaya, es importante señalar que este fenómeno no ha producido flujos de lava. Más bien, se ha caracterizado por la emisión de cenizas, gases y proyectiles balísticos. Este último material sólido y pesado ha caído en las cercanías del volcán.
“La erupción del Sabancaya es de tipo vulcaniana. Este tipo de erupciones se caracterizan por generar explosiones con columnas eruptivas de gases y cenizas de 2 a más de 8 kilómetros de altura. No es común observar flujos de lava, ya que el magma (roca fundida) que asciende en su interior es pulverizado por los gases antes de ser expulsado a la superficie. De hecho, a lo largo de este proceso eruptivo, en el cráter del Sabancaya se ha podido observar domos de lava, detectados a través de imágenes satelitales como anomalías térmicas”, explica Marco Rivera.
Dentro del actual proceso eruptivo del Sabancaya, también se han registrado lahares, flujos de lodo volcánico originados por la combinación de agua de lluvia o deshielo con cenizas volcánicas. El Instituto Geofísico del Perú (IGP) destaca que existe la posibilidad de que estos eventos pueden volver a suceder en la próxima temporada de lluvias, por lo que advierte a las autoridades y población mantenerse alejada del cauce de las quebradas que descienden del complejo volcánico Ampato-Sabancaya y del nevado Hualca Hualca, entre ellas la quebrada Huayuray que drena sus aguas hacia el río Colca.
“En términos generales, el proceso eruptivo del Sabancaya es de nivel moderado. En su área de influencia, en el turístico valle del Colca, habitan aproximadamente 20 000 personas. Desde el IGP continuaremos monitoreando de manera permanente su erupción y advirtiendo cualquier variación sustancial para seguridad de la población, fauna y flora existente en sus inmediaciones, ya que es una labor que cumplimos con rigurosidad por encargo del Estado Peruano”, culmina Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP.
Cifras del Sabancaya
El día 18 de enero de 2017 se detectó el mayor número de explosiones en el actual proceso eruptivo del Sabancaya: 110 explosiones.
El 5 de julio de 2017 se observó la columna de cenizas y gases más elevada en el proceso eruptivo: 5.5 km de altura sobre la cima del volcán.
El Sabancaya marca un hito como el primer volcán bajo vigilancia en el país. Desde el inicio de su monitoreo en 1988 por el Instituto Geofísico del Perú (IGP), se iniciaron los estudios de vulcanología en la nación. En la actualidad, una amplia red de instrumentos, que incluye sismómetros, receptores GPS, , sensores multigas, videocámaras científicas, entre otros) transmiten datos en tiempo real hacia el Centro Vulcanológico Nacional (CENVUL) en Arequipa, servicio del Estado administrado por el IGP desde donde se monitorea su actividad y la de otros 12 volcanes más.