Vargas Llosa, el odio desfigura a un Nobel

Ricardo Sánchez Serra

Una vez más el escritor peruano español, Mario Vargas Llosa (MVLL), destiló su odio contra el Perú en una tribuna internacional como el tabloide El País.

Para los que no conocen a MVLL, él se convirtió en enemigo del Perú cuando perdió las limpias elecciones presidenciales frente a un “japonesito”, Alberto Fujimori. Su vanidad no podía soportarlo. Y digo contra el Perú, porque años después pidió al mundo que bloqueen al país.

Al leer su fétido artículo, la ceguera que le produce la animadversión al fujimorismo que lo derrotó, del que nunca se pudo reponer, aparte que pierde todo lenguaje literario reemplazándolo por simplones calificativos, miente y miente mucho.

Una de sus perlas es que el Perú está incendiado y que las “manifestaciones de protesta se multiplican por doquier pese a las cargas policiales”. El que está quemado es el cerebro del escritor, que no pide paz, calma –que tanto el país necesita- y se dedica a desprestigiar al Perú y a sus instituciones en el exterior.

La vanidad traiciona la prudencia y como señala el académico francés, Nicolás Chamfort “Vano quiere decir vacío; es tan ruin la vanidad que para afrentarla basta llamarla por su propio nombre”.

¿Cuándo dejará MVLL de destilar odio contra el Perú? Está tan fuera de la realidad nacional, en un mundo tergiversado que tal vez asimila lo malo de las cortes europeas, que vino al Perú en medio de los desastres por las inundaciones, para presentar frívolamente a su novia la señora Isabel Preysler, sin embargo, no donó un sol de su amasada fortuna a los damnificados.

Si tanto le interesa el Perú,  ¿por qué él y su familia no crean un partido político, vienen y aportan? Bien fácil es escribir desde un iglú, fuera de la realidad y todavía basado en meros dimes y diretes. MVLL es un Nobel de Literatura malévolo, con una vida personal –que no nos incumbe- desordenada, trasegada, sin paz, pero a cuyos artículos le impregna sus deshonestidades y traiciones, haciendo mucho daño al Perú.

Su triste accionar hace recordar siempre los fuertes calificativos que le endilgó  Hernando de Soto.

 

@sanchezserra